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La hora del diablo La hora del diablo

La hora del diablo

José Baldó
Te despiertas sobresaltado en mitad de la noche. Has tenido una pesadilla, un sueño extraño. Imágenes desprovistas de sentido que amenazan la quietud de tu descanso y se cuelan en tu cabeza como ecos de un pasado que no has vivido. La casa está en silencio y la única luz que ilumina las paredes de tu dormitorio proviene de la pantalla digital del despertador. ¡Maldita sea! Todas las noches son iguales, esas visiones terribles te devuelven a la vigilia con el cuerpo cubierto de sudor y el corazón a punto de estallar. El reloj siempre marca la misma hora. Las 3:33. La hora del diablo.


Este es el atractivo punto de partida de un thriller que corre el peligro, a todas luces injusto, de pasar desapercibido entre la gran avalancha de ficciones de misterio y suspense que inundan las plataformas. Hace unas semanas, el algoritmo de Amazon Prime colaba entre su lista de recomendaciones una serie británica de la que nada sabíamos y cuyo título tampoco ofrecía unas expectativas demasiado halagüeñas. The Devil’s Hour (La hora del diablo) podía servir tanto para referirse a un telefilm dominguero de Antena 3 como para anunciar la próxima rave, con sacrificio incluido, de una secta satánica.

La gran sorpresa


Nada más lejos de la realidad. Vistos los seis capítulos que forman esta primera temporada (ya hay confirmadas dos más), la serie creada por Tom Moran se afianza como el thriller psicológico del año, la gran sorpresa que aguardábamos los fans del género y la alternativa inteligente a productos mucho más publicitados, pero carentes de interés. Si me tiran de la lengua, les confesaré mi decepción con el nuevo trabajo de los creadores de Dark, la tediosa 1899, y la versión descafeinada para teenagers del personaje de Miércoles Addams que ha perpetrado Tim Burton. Ambas series disponibles en Netflix.

Thriller de cocción lenta


Durante el día, Lucy Chambers (Jessica Raine) es una trabajadora social implicada en el bienestar de su comunidad. Cuando regresa a casa debe hacer frente a una vida personal compleja: un hijo de ocho años incapaz de mostrar emociones y una madre que sufre demencia y mantiene conversaciones con las sillas vacías.

Por si fuera poco, cada noche, Lucy sufre visiones aterradoras que la llevan a despertase siempre a las 3:33, una hora oscura que tradicionalmente se vincula con el diablo. Permítanme una aclaración rápida para amantes de la numerología y el ocultismo: esos tres dígitos son la mitad del famoso 666 y, al mismo tiempo, aluden a la hora de la muerte de Cristo, las 3 de la tarde, y a su edad, 33 años.

En paralelo, se desarrolla una trama policiaca que conecta al detective Ravi Dillon (Nikesh Patel) y a un supuesto asesino llamado Gideon (Peter Capaldi) con la atormentada protagonista.

Desde el primer instante, la serie logra mantener la atención del espectador con un inteligente juego de saltos en el tiempo, mensajes crípticos e imágenes sugerentes que cobran todo su sentido al disfrutar de sus seis capítulos.
Mención especial para uno de los finales más impactantes y originales que servidor ha visto a lo largo del año; un fin de fiesta, imposible de predecir, que entusiasmará a los amantes de las piruetas argumentales y los plot twist con regusto al cine de Shyamalan (El sexto sentido, El bosque).

La hora del diablo cuenta con la producción de Steven Moffat, showrunner de la mítica Doctor Who durante seis temporadas y creador de otro de los estrenos que nos regala Netflix en esta pretemporada navideña, Desde dentro. Un nuevo ejercicio de suspense de factura impecable y reparto estelar (David Tennant y Stanley Tucci), perfecto para disfrutar en sesión doble junto a la serie de Amazon.

Aparquen durante unas horas la fiebre mundialista y pónganse cómodos. Abran el surtido de polvorones y el turrón de Muñoz (para qué esperar a navidad…), y no dejen que nadie les arruine las sorpresas que esconden estos dos magníficos thrillers. Les espero despierto para saber su opinión, ya saben… a las 3:33.