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La sociedad de la nieve La sociedad de la nieve

La sociedad de la nieve

José Baldó

Cada película que el director J.A. Bayona suma a su filmografía se convierte en un nuevo éxito de crítica y público. El orfanato, su bautismo cinematográfico apadrinado por Guillermo del Toro, ha quedado como uno de los cuentos de fantasmas más bellos e inteligentes jamás rodados. Lo imposible y Un monstruo viene a verme confirmaron el talento de un realizador capaz de acometer producciones de gran presupuesto sin perder de vista el componente humano de las historias.

Su salto a Hollywood le dio la oportunidad de trabajar con su ídolo Steven Spielberg; Jurassic World: el reino caído batió records de taquilla y lo afianzó como un valor seguro tras las cámaras.

Ahora, tras su periplo por la Tierra Media con los dos episodios inaugurales de la primera temporada de Los anillos de poder, llega a Netflix la última película del realizador catalán.

La sociedad de la nieve viene avalada por su buena acogida en los pasados festivales de Venecia y San Sebastián. Un film luminoso y esperanzador que trae a las pantallas uno de los episodios de supervivencia más grandes de todos los tiempos.

En 1972, un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que transportaba a un equipo de rugby y a sus familiares se estrelló en la cordillera de los Andes. De los 45 pasajeros que viajaban a bordo tan solo 16 consiguieron sobrevivir durante los 72 días que duró su agonía. En medio de la nada, rodeados por un entorno hostil y peligroso, se vieron obligados a luchar con todas su fuerzas por mantenerse con vida.

Queda patente el interés de Bayona por los dramas basados en hechos reales. Si en Lo imposible  sorprendía con la tragedia sufrida por María Belón y su familia, y el terrible tsunami que destrozó buena parte del sudeste asiático en 2004, en La sociedad de la nieve cuenta con la desventaja de centrarse en un episodio retratado en el cine con anterioridad.

Supervivientes de los Andes (René Cardona, 1976) y, sobre todo, la popular ¡Viven! (Frank Marshall, 1993), protagonizada por un jovencísimo Ethan Hawke, habían acercado la odisea de estos hombres al gran público. Sin embargo, el film de Bayona nace con la noble vocación de hacer justicia a las víctimas del suceso sin caer en el drama almibarado y los detalles escabrosos, con una voz en off que acompaña al espectador en este descenso (helado) a los infiernos y, al mismo tiempo, le hace partícipe de un heroísmo silencioso y muy humano.

La sociedad de la nieve se encuentra en las antípodas de cualquiera de los estrenos comerciales de Netflix. Resulta poderosa como gran espectáculo audiovisual, con un acabado formal impecable, pero está más cerca del corazón y la sencillez de otros títulos de la plataforma como Roma de Alfonso Cuarón que de la estridencia de “Rebel Moon”. Nominada recientemente a los Globos de Oro para representar a España como mejor película extranjera, el film aspira a repetir candidatura en esa categoría durante la próxima ceremonia de los Oscar.

Aunque Bayona se preocupa de cuidar los pequeños detalles de la película, el realismo crudo y visceral de algunos segmentos confirma el buen pulso de su director para el cine de acción. La avalancha de nieve o la espectacular recreación del accidente aéreo (los gritos de terror, la cola del avión desprendiéndose, los golpes de los pasajeros, el sonido de los huesos al astillarse…) quedarán grabadas en la memoria del espectador mucho tiempo después de haber visto el film.

Les aseguro que muchos de ustedes se lo pensarán dos veces antes de volver a subir a un avión.