Síguenos
Magnífico día para un exorcismo Magnífico día para un exorcismo

Magnífico día para un exorcismo

José Baldó

Decía Buñuel que “la memoria, indispensable y portentosa, es también frágil y vulnerable”. No seré yo quien le lleve la contraria al genio calandino. En demasiadas ocasiones, un exceso de nostalgia ha nublado mis recuerdos y los ha convertido en un pálido reflejo de la realidad. Por suerte, hoy en día contamos con herramientas que nos permiten refrescar la memoria sin necesidad de salir de nuestro hogar. A un solo clic, gracias a la hemeroteca de DIARIO DE TERUEL, he podido poner fecha y hora a uno de los acontecimientos que marcaron mi infancia y forjaron mi pasión por las historias de terror.

La noche del domingo 15 de agosto de 1993, TVE emitía El exorcista en horario de máxima audiencia. Contaba con 12 años recién cumplidos y los esfuerzos de mis padres por mandarme a la cama y evitarme las pesadillas cayeron en saco roto. Escondido tras el sofá, cubriéndome la boca para sofocar posibles gritos, presencié por vez primera la aterradora historia de Regan, la niña poseída por el diablo, y los esfuerzos del padre Karras por liberar su alma del maligno.

Refugio

Finalizada la película, corrí hasta mi habitación y me refugié entre las sábanas. Apenas llevaba unos minutos acostado cuando un auténtico infierno se desató en mi cuarto. Fue rápido. Era como si las imágenes del film hubieran saltado desde la pantalla: la habitación comenzó a temblar, los cuadros martilleaban insistentes contra las paredes. Mi mente torturada proyectaba de nuevo la escena en que la cama de Regan se sacudía con violencia. Aquello no podía estar pasando, era una locura, pero… parecía tan real. A partir de ese instante solo recuerdo mis llamadas de auxilio, los abrazos de mi madre y la firme promesa de que jamás volvería a ver una película de miedo.

Esa madrugada, Teruel sufrió un pequeño movimiento sísmico (3’5 grados de intensidad) que mi cabeza reprodujo como si fueran los frenéticos vaivenes de una montaña rusa. Ni qué decir tiene que aquella experiencia, lejos de alejarme del terror, plantó la semilla de un amor por el género que todavía hoy permanece intacto. A lo largo de mi vida, he vuelto a disfrutar de El exorcista en numerosas ocasiones: en pantalla grande, en vídeo, en lujosas ediciones de dvd y BluRay. He visto sus secuelas e, incluso, he leído la novela de William Peter Blatty que sirvió de base a la película, pero nunca he sentido ese miedo cerval y angustioso de la primera vez.

Este año se cumple el 50 aniversario del estreno del clásico dirigido por William Friedkin. Para celebrarlo, Hollywood prepara un nuevo remake de la historia original a las órdenes de David Gordon Green, todo un especialista en reflotar franquicias tras su reciente revisión del clásico Halloween. Vistos los resultados de aquella… que Dios nos pille confesados.

Una serie a rescatar

Las dos temporadas de la serie El exorcista (2016-2017), disponibles en Amazon Prime, pasaron desapercibidas incluso entre los aficionados al género. La cruzada de los padres Tomás y Marcus contra las oscuras fuerzas del averno recupera parte de la esencia que convirtió al film de Friedkin en piedra angular del cine terror. Estamos ante una serie adulta con inquietantes giros de guion y un tratamiento del jump scare que la acercan a títulos modernos como Insidious o Expediente Warren. A su vez, en su aventura televisiva, El exorcista contiene un buen número de guiños y sorpresas que serán aplaudidos por los amantes del clásico de 1973 (atentos a la gran Geena Davis y su inesperado rol en la serie).

Hoy desayunamos con los resultados electorales. Sean ustedes del color que sean, se avecinan tiempos de promesas rotas e ilusiones perdidas. No se repriman y saquen fuera sus demonios… se ha quedado un magnífico día para un exorcismo.