

'Esker anitz', Unai
Ni la tormenta que descargó sobre Pinilla ni las dificultadas de adquirir entrada ni ser quintos y, por tanto, jugar con los mejores clasificados. Nda ha parado el retorno brillante del Club Deportivo Teruel a Primera Federación. Como buenos carniceros iremos por partes. Se acercaba el comienzo del choque y saltaba a la vista que el lleno de Los Pajaritos era en un universo paralelo. En este se veían con nitidez muchas butacas vacías, por tanto alguien no ha dicho la verdad, alguien ha sido muy torrezno o le tenía miedo al Teruel, como dice la copla “miedo mucho miedo”.
Este play-off ha venido a demostrar que el Teruel tiene un equipazo. Lo ha ido forjando a lo largo de toda la temporada, y ha tenido un líder que no es otro que Unai Mendia, por tanto ahora es tiempo de darle las gracias por ese trabajo tan bien hecho, por esa entrega, conscientes de que es su curro, pero no está de más significar la profesionalidad del técnico, cómo en los malos momentos dio la cara –a punto estuvieron de rompérsela en diciembre- y en los buenos ha sabido ajustar motores.
Y los futbolistas han crecido, han aprendido, han sabido entregarse, valorar el escudo que defendían, se han involucrado a tope con la afición, han celebrado, pero en los tiempos en los que no se ganaba, han sufrido y se han conjurado, tanto los que marcharon como los que llegaron en enero. Se ha demostrado que la buena gente abre los cerrojos más apretados.
Podemos estar hablando hasta el inicio de la pretemporada del partido de Soria, y no es plan, solo unas pinceladas. La primera es que el Teruel en todo momento demostró ser más equipo que el Numancia, solo había que ver como los turolenses estaban plantados en el campo. La segunda pincelada es que supo sacudirse el empuje soriano que era más de arreón que de fundamentos. En la tercera me vais a permitir que recuerde, como lo han hecho los redactores de este periódico, la genialidad de Aimar Peña, y, cómo no, el estacazo que recibe dentro del área. Puedo entender que la afición soriana esté contrariada, pero queridos todos, es penalti de los de libro.
Y a todo esto hay que añadir una afición turolense entregada. En los muchos años que uno lleva viendo al Teruel, creo que uno de los aspectos de su crecimiento es ahora mismo la entrega de sus aficionados. Ya he dicho en alguna ocasión que Pinilla se caracterizaba en tiempos por la frialdad de su grada, pero esto ha cambiado. Lo hizo de manera rotunda en aquella fase de ascenso disputada en La Nucia. La afición del Teruel allí dio una auténtica lección de señorío y este domingo en Soria la volvió a dar. Incansable apoyo a su equipo, corrección que no está reñida con la entrega y alegría que es de lo que se trata. Se ha subido a Primera Federación y solo siete puntos en Segunda nos han privado de ese “al año que viene Zaragoza-Teruel”. Llegará el día y, no muy lejano, y el oráculo se cumplirá.
Por tanto, felicidades afición. Dichoso aquel que cree sin ver. La afición del Teruel ha creído y este es el santo resultado.
Recuerdo en pretemporada una conversación con Aitor Doñate, aficionado, hoy docente y en tiempos alumno de servidor, así que mucho hemos hablado de futbol. Me decía el bueno de Aitor que había gente con desánimo mientras se configuraba el equipo. Esos que dicen “yo este año no voy”, “de dónde han sacado al Peru ese”..., hay que decir que personicas de este tipo las hay en todos los equipos, desde el Utrillas hasta el Paris Saint Germain. A los agoreros les diremos que el Peru ese lanzó un penalti excelso y creo que, visto lo visto recientemente, los tira mejor que Lamine Yamal.
Después de los fastos, celebraciones, fotos... Todos aquellos que aseguran que son del Teruel de toda la vida, pues habrá que pensar, esperar movimientos, conocer planes... Hay una asamblea en ciernes y supongo que allí se conocerán intenciones, pero vamos me atrevo a decir que no hay ahora mismo más intención que buscar dineros. Deseo la mejor de las suertes. Confieso mi felicidad por el ascenso del Teruel, por una temporada en la que ha tocado clamar en el desierto.
Ahora, si se me permite, mi recuerdo para Ramón Navarro. Cuánto te echamos de menos y qué rojillo tiene que ser el cielo contigo. Qué bueno es contar con un patrimonio tan grande y multiplicar la historia de un club modesto. Lo bueno se hace esperar, por eso Pinilla tuvo que ser.