

Será maravilloso
Mediodía con buena temperatura, animación de los días grandes, sin duda la afición estaba conjurada con su equipo, se percibía que apoyo no iba a faltar en una semana complicada pero en la que algún rayo asomaba al final del túnel. Este equipo es envidiable, tiene un factor humano de un nivel altísimo, gente joven que hace de la entrega su santo y seña.
Y aunque ese factor humano no suele ser decisivo en el fútbol para que la bola entre, si es decisivo para crear esa complicidad con la grada, esa parte del fútbol tan importante para evaluar correctamente el conjunto. La afición del Teruel es uno de sus valores más importantes y, aunque haya quien piense que lo repetimos mucho, nunca es suficiente. En la primera cita de la eliminatoria, el equipo estuvo apoyado desde la llegada a la partida y cierto es que los jugadores respondieron sobre el verde de Pinilla. Un día más espléndido para hacer un buen fútbol.
Porque en la atmósfera de Pinilla quien puso el fútbol fue el Teruel. El Atlético Baleares, bregado, con experiencia y también con money, construyó un guión pensando en resolver la eliminatoria en su campo y, además de todo lo dicho, repartió leña, mucha leña. No se guardó prácticamente nada. Suele acuñarse eso de veteranía, estrategia..., pero lo visto en Pinilla por parte de los insulares, fue un amplio surtido de patadas, agarrones, empujones y manotazos.
Reconozco que en la jugada del penalti a Caro a mí me pareció fuera del área, luego con las imágenes de televisión he salido de dudas, porque además el infractor esta dentro y bien dentro. Dicho esto, pongo en duda esa versión de aplicar la ley de la ventaja. Que haya una entrada de esas características y el jugador que entra con los tacos se vaya sin amonestación deja al colegiado en mal lugar se mire como se mire.
Después, por mucho que me fastidie y ya viendo la jugada en televisión (el domingo había un cónclave arbitral en Pinilla así como el que no quiere la cosa) cierto es que no parece que hubiera fuera de juego en el gol del cuadro mallorquín.
No pasaré por alto al lateral izquierdo del conjunto balear, David Forniés, ejemplo preclaro de jugador con espíritu de pendencia, ganas de liarla con una muestra de mala educación de las de manual. Ya es lástima que desaproveche la oportunidad de poder crecer cerebralmente visitando una ciudad con clase y elegancia, patrimonio de la humanidad, pero ya saben: se puede ser fuerte, tener dinero, pero eso no conlleva tener nivel y clase, como dicen en les illes: Un noi amb poca traça.
Son estos partidos los que forjan la leyenda. En una sociedad en la que las redes, los chiringuitos, las hipérboles están a la orden del día, ver una cantidad muy considerable de aficionados con su equipo y, sobre todo, la gente menuda, esos que en muchos casos no han cumplido los diez años, alienta al optimismo, pero todas estas cosas necesitan un plan que marque objetivos. Tiene que haber una hoja de ruta con dos preguntas sencillas: ¿dónde estamos?, y obviamente, ¿dónde queremos estar? Y añadiría una conclusión llamada plan estratégico para llegar a donde queremos estar.
En el fútbol afortunadamente la unidad del tiempo no se mide por legislaturas. Dicha unidad se llama temporadas, hay clubes que todo esto lo planifican a tiempo vista, evidentemente los que juegan en la élite tienen prisa, son muchas las perras que apuestan, y además hay un entorno mediático que exige, pero no porque lo deportivo sea lo verdaderamente exigible, básicamente porque cuanto más ruido hay más pasta entra en la caja. Porque queridas y queridos, ahora mismo la información por esas alturas se mide en rentabilidad y no en veracidad.
Lo visto el domingo invita a la esperanza, el Teruel juega de memoria, practica un fútbol de quilates y tiene un entrenador que sabe lo que lleva entre manos. Conoce a sus jugadores, sabe cuándo puede apretar el acelerador con ellos y cuándo hay que levantar el pie, la afición de Teruel sabe comportarse, ser cómplice. Es por eso que, recordando a Los Mismos, será maravilloso viajar hasta Mallorca y por qué no, puede ser maravilloso ganar en el Estadi Balear. Volviendo a Los Mismos, este es uno de esos momentos en los que la felicidad sería completa si construyeran un puente desde Valencia hasta Mallorca.