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Javier Hernández-Gracia
Derrota contra el Deportivo Aragón también conocido en campos, bares y tabernas como Zaragoza B, bueno Real Zaragoza B, que es ese término entre churrigueresco y warholiano que tanto gusta mentar en la cadena pública televisiva de la orilla del Ebro, utilizado con pertinaz frecuencia y quién sabe si un día no muy lejano pueda incluirse en el texto de juramento del Justicia de Aragón.
Ya en los tiempos en los que un servidor cubría la información en esta ciudad deportiva, relataba la estrechez de las bandas del terreno de juego, jugadas donde no solo el atacante o defensor, según el caso, tenía que regatear al contrario, como vimos con Moha en algunas ocasiones, driblando al oponente, a Unai Mendia, al utillero zaragocista y a Monseñor Larraz, cuya voz se apreciaba alta en la retransmisión; y es que Emilio Larraz es para muchos integrantes de eso que yo llamo el zaragozismo sistémico todo un purpurado. Recordaré ahora mi advertencia al movimiento de los aburrimientos sobre mi autoría del término, no sea que se lo apropien que tienen cierta tendencia.
Yo confieso (sin la sotana de Montgomery Clift) que hice votos no solo para ver, también escuchar la retrasmisión que la televisión pública zaragozana hacía del partido, y confieso también que aguante el sonido hasta el 35’, más imposible para mis nervios. Cuando ya se tiene una edad y temporada de albañiles alicatando la cocina hay que cultivar la calma. De entrada ya me sorprendió el comentario sobre la camiseta que lucía el Teruel, preciosa dijo el locutor, para recordar que en el otro derbi -el de Segunda- que jugaron Real Zaragoza y Huesca, el conjunto altoaragonés también la luciría, y aquí viene como diría José Luis Coll la destreza en arabescos, geometrías imposibles y otros términos de la historia descriptiva que no me atrevo a mentar. Nos dice el comentarista que el Aragón y evidentemente el Real Zaragoza, madre, santa y amantísima visten de azul y blanco que son colores de la Federación aragonesa de futbol inspirados añade en la cruz de Iñigo Arista, por cierto primer rey de Pamplona, por si alguno no lo sabía pero claro eso era el siglo IX. 
Sorprende que Fatás y Redondo no incluyeran semejante nueva, en su maravilloso libro sobre los blasones y bandera del sobresaliente Aragón editado en 1978; el norte y el sur han permanecido al margen de semejante hecho, una vez más los del medio reivindican que son la quinta esencia, vamos que si un día la SD Huesca y el CD Teruel deciden jugar con lunares, cabe la posibilidad de que escuchemos: para lunares los paisajes que rodean Montecanal y quizás aunque no sea lo mismo, no podamos discutir.
Me podrán decir que es instructivo saber vida, pasados y milagros de los jóvenes jugadores filiales, aquel que vino del Español B, ese otro que se quedó sin equipo jugando en la segunda francesa, o ese portero que prácticamente tomó la primera comunión  ya vestido con el inspirador blasón de Iñigo Arista, lástima que los porteros suelen ir con colores diferentes del resto, y, por cierto, habrá que abrir otra línea de investigación, porque tan ilustre e histórico blasón también figura en el escudo de la Comunitat Valenciana ¡Mira que si el Hércules debe su azul al primer rey pamplonica! Luego para hablar de los jugadores del Teruel, qué mejor que recurrir a los tópicos de toda la temporada, que si Joel Febas es hermano de su hermano, que si Marí también tiene un hermano y la mejor, resulta que Théo Le Normand es hermano de Roland Le Normand, y el otro día llamándole Robin en los Laureus, si es que la etiqueta me confunde. 
El caso es que el Teruel perdió, en un partido rocoso, considero que el Deportivo Aragón no hizo méritos para llevarse el envite, pero eso sí, metió un gol y el equipo del sur no. Del juego del Aragón que decir, rocoso, encimando que es gerundio, un poco la Real Sociedad C, pero versión bancales de María de Huerva. En algunas ocasiones tener a un jugador en la espalda desestabilizando es falta, pero esto del reglamento, los VOR y las apreciaciones diversas, darían para una tesis o dos. No me resulta extraño que el filial principito haya deambulado toda la campaña por la parte baja de la tabla, su fútbol no da mucho más de sí, aunque le haya ganado al Teruel los dos partidos, es sobre todo un equipo tosco sin que se atisbe que le pueda aportar mucho muchacho al primer equipo. Luego igual los suben a todos, pero eso si sucede sería más por ahorro que por futuro. Lo de la tosquedad y alguna patada extra me da que pensar si quizás algún día no muy lejano, esa ciudad deportiva pase a llamarse Pablo Alfaro, o bueno Iñigo Arista vete tú a saber.