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Maribel, esa estrella, ese clavel Maribel, esa estrella, ese clavel

Maribel, esa estrella, ese clavel

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Javier Hernández-Gracia

Noche sin luna, río sin agua, flor sin olor, la Torre de Arena de Marifé de Triana pone las justas palabas para expresar un torrente de sentimientos, de lágrimas, de suspiros que el alma intenta destilar a duras penas. Es difícil no sentir el dolor que como un hierro candente se clava en nuestros corazones, y quizás las brisas que organizan nuestros pensamientos estén detenidas y no sea la fluidez la senda que pisen estas letras, pero no es más cierto que son tantos los momentos vividos, los pétalos de las experiencias compartidas que no sería justo solo hablar de dolor, cuando el entusiasmo de crecer ha presidido nuestra vida.

Hoy viene a mi mente cada uno de los adoquines de la calle Fuentebuena como un puzle de felicidad sembrado de acacias, como un tesoro que aunque perdido en la senda del tiempo, sigue presente en nuestros corazones, y porque no, sigue en nuestras lágrimas, esas que por mucha entereza que queramos tener, brotan porque a fin de cuentas la vida marca sus protocolos, pero se hace necesario el firme propósito de asomarse a las ventanas de luz eficaz.

Como cantaba nuestra Rocío Durcal, la tuya Maribel ha sido la sonrisa más bonita del mundo -más bonita que ninguna- porque la belleza las más de las veces no se enmarca ni se pinta, ni siquiera se esculpe; la belleza es un segundo donde los colores se multiplican, donde un rayo de sol se detiene y la luna se engrandece para iluminar un conjuro, y todo eso y mil baritas mágicas más se daban cita en esa fracción de segundo.

Guardo como un recuerdo preciado aquella cuna azul y roja, dos almas que tan importantes serían en mi vida, sonrisas llantos y el día a día de juegos, excursiones, lunetas, comba, festivales, campamento de la Morería, fresca en verano y de tele, la caja que nos abría el mundo lejano que hoy es global y paradójicamente infinitamente más aburrido, Pili y Maribel las nenas que en la calle codo a codo habéis sido siempre mucho más que dos, como escribió Mario Benedetti.

Y aunque el destino que es atroz, nos obliga y condena, tengo el propósito firme de entender que hay pasos que no por incomprensibles van a dejarme sin ti, cada gesto, cada mirada, cada sonrisa, cada reflexión, serán parte de mi día a día -qué placer ha sido escucharte en tantas cosas- y seré feliz en cada encuentro con Sergio y con Javi, porque tú estás ahí y es lo más bonito que nos dejas para afrontar un futuro que tendrá tus caricias en el desarrollo de nuestras vidas.

Primavera despierta en una ventana, cantaba Isabel Pantoja y cada estrofa cada verso de mil coplas engrandecían en belleza el clavel de tu sonrisa, y siendo el rojo clavel la banda sonora de aquella felicidad de calle y mediodía, el horizonte te deparaba un roquero con el que construir futuro. Los corazones enormes en bondad y cariño, no necesitan gestos, están y se comprometen. Te daré mil veces las gracias por traer a Joaquín a nuestras vidas, por que fuera parte de ese poema que es la existencia y en la que tanto ha participado y al que tanto tenemos que agradecer.

El resto de nuestra vida estará presidido por cielos con millones de estrellas pero la tuya será la estrella más hermosa, hoy el deambular de la vida transita por el Rincón del Alma de Alberto Cortez, el Todavía de Salomé o esa ola que emocionaba la Jurado. No hay final, no quiero que haya final, que sea el sosiego el que nos dé las claves y sobre todo que tu mirada y el precioso timbre de tu voz nos acompañe siempre.