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La enfermedad de la tinta y la palabra La enfermedad de la tinta y la palabra
El autor del artículo junto a Fernández Clemente

La enfermedad de la tinta y la palabra

A Eloy Fernández Clemente, que hoy hace un año nos dejó
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Serafín Aldecoa

Es difícil, por no decir imposible, reseñar en el espacio que ocupa el texto de este artículo la cantidad de iniciativas que desplegó un Eloy hiperactivo a lo largo de su vida, que concluyó demasiado pronto cuando se encontraba en plenitud de trabajo y de acción. Solo con la escritura de sus memorias de cientos de páginas y donde figuran otras tantas personas que tuvimos relación con él, sería suficiente para catalogarle como una persona que sentía la enfermedad de la tinta y la palabra.

Por ello, nos centraremos solamente en alguno de las facetas más sobresalientes de su trayectoria como la relacionada con la prensa, en la que se implicó decididamente –tal como era él- y en la que fue rompedor con el “statuo quo” del momento y, por tanto, innovador en Aragón y seguramente en España. Creemos -es una opinión muy nuestra- que Eloy, por encima de todo, fue periodista más que otras profesiones que ejerció como profesor, historiador o político.

Para ello empezaremos por su llegada a Teruel en septiembre de 1966 en compañía de su mujer Marisa (Mª Luisa Santiago) y su estancia en el Colegio San Pablo, que dirigía Florencio Navarrete, invitado por José Antonio Labordeta en plena época franquista. Parece ser que fue en la capital turolense donde concluyó sus estudios de Periodismo después de estudiar Magisterio y Filosofía y Letras en Madrid y tras ser expedientado, junto al conocido periodista José Oneto, por haber firmado un informe en contra de la célebre expulsión de la Universidad de Madrid de catedráticos como Aranguren, Tierno Galván y García Calvo en agosto de 1965.En esta época ya escribía en “Cuadernos para el Diálogo” y en el “Magisterio Español”.

Antes iniciar la carrera de Periodismo a finales de los 50, según cuenta en sus Memorias, ya participó en un curso de Periodismo en Zaragoza organizado desde Acción Católica, su línea ideológica inicial, por Valentín Sebastián, director de “Vamos”, abogado muy vinculado al mundo de “El Noticiero” al que “asistimos un puñado de alevines, tocados ya por ese gusanillo de la prensa, ávidos de ver nuestras ideas, nuestros escritos, en letra impresa”. Será en estos años cuando escribe sus primeros artículos en la revista “El Pilar”.

Volviendo a Teruel, de su paso por el Colegio citaremos dos iniciativas, novedosas para la época, como fueron la creación de un Gabinete de Psicopedagogía dirigido a cerca de dos centenares de alumnos y la creación de un Club de Prensa integrado por colegiales residentes. En el primer caso, ante el desconocimiento y la sorpresa de dicha actividad, Eloy se encargó de explicar su funcionamiento en una conferencia pronunciada el 18 de octubre de 1967. Se hicieron habituales los test de personalidad, de inteligencia, de orientación profesional… que eran estos últimos, según Eloy, los que más gustaban a los alumnos.

Fue trascendente que, gracias a Eloy, un grupo de jóvenes del colegio descubriesen los periódicos, se integrasen en el Club de Prensa y se implicasen en la redacción de la revista “San Pablo”, que presentaba un buen nivel periodístico, y que publicasen durante un tiempo una sección semanal en “Lucha” bajo el titular de Aulas-68 y más tarde Aulas-69. Estas colaboraciones se acentuaron con la llegada de Ricardo Acirón, nacido en Caminreal, a la dirección del periódico ya que abrió sus páginas para que entrasen ciertos aires de libertad.

Nº1 de la revista Andalán

Conocemos varios casos de aquellos alumnos que nos sentimos posteriormente afectados e influidos por esa fiebre, por esa enfermedad de la tinta y la palabra como Eloy, lo que ha llevado a vincular nuestra trayectoria personal y vital a trabajar en torno al mundo de los periódicos, de la prensa general. Pedro Luengo, pupilo de Eloy, calificó aquellos aprendizajes como “escuela de periodismo”.

Su pasión por el periodismo le llevó a colaborar con cierta frecuencia en “Lucha” donde publicó un montón de artículos empezando por una serie de diez entregas extensas tituladas genéricamente “Comentarios a la “Populorun Progressio”, la encíclica de Pablo VI, que aparecieron en la primera página durante diez días consecutivos del mes de abril de 1969 e incluso ganar el premio periodístico del centro comercial Gay en noviembre de 1969 con el artículo “Aragón, Sender y los exilios” cuestiones “delicadas” políticamente para estas fechas en que Eloy las abordó.

Ahora bien, la obra periodística capital de su vida, fue  “Andalán” como demuestra el que una parte muy extensa de sus Memorias lo titule “Los Años de Andalán”. Fue una novedad, una osadía, y un reto en 1972, en pleno Franquismo, crear una revista de izquierdas y aragonesista, algo inaudito entonces. Lideró un grupo de intelectuales y profesores que dieron su vida y su sabiduría, contra viento y marea, a esta publicación con Aragón como tema central hasta 1986. La lucha de Eloy para mantener la revista fue denodada hasta tal punto que fue detenido y llevado a la cárcel.

Concluimos este artículo -porque no nos queda más espacio- para citar sus artículos en “Cuadernos aragoneses de economía” y la publicación, junto al reconocido profesor de la Universidad de Zaragoza Carlos Forcadell, de “Historia de la prensa aragonesa” otra obra de referencia desde entonces, editada por la ya “mítica” editorial Guara.    

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