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La primera guía artística de Teruel La primera guía artística de Teruel
Una ilustración de un artículo de Anselmo Sanz

La primera guía artística de Teruel

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Serafín Aldecoa

“El cabezo explorado en el sitio llamado Villa Vieja fue un “castro” ibérico donde existió un núcleo de población que se remonta al siglo III antes de J.C. y en donde moraron acaso las gentes que habían habitado las cuevas de los barrancos próximos a la época neolítica”. Este texto pertenece a un folleto de 13 páginas correspondiente a la “Memoria descriptiva de los restos arqueológicos encontrados en la Villa Vieja (Teruel)” editada por el Ayuntamiento de la capital en 1934 presidido por Manuel Sáez.

En primer lugar decir que el lugar de la antigua Villa Vieja que citan arqueólogos y medievalistas, correspondería a la zona  próxima al convento deshabitado de Capuchinos y alrededores y que el autor del texto entrecomillado corresponde a un escritor prácticamente desconocido en Teruel: Anselmo Sanz Serrano.

Por otra parte, sorprende el que hayan existido en Teruel una serie de autores y profesores, todos ellos con formación universitaria, que hayan realizado trabajos arqueológicos en los alrededores de la ciudad de Teruel como los casos del catedrático Severiano Doporto, el archivero Antonio Floriano o el personaje que nos ocupa hoy, y sin embargo es difícil encontrar las memorias o publicaciones de los  trabajos que realizaron en sus días. Esta es una excepción.

Portada de la Guía de Anselmo Sanz Serrano

Muy vinculado a la ciudad de Cuenca de donde creemos que procedía, Sanz Serrano vivió durante unos cuantos años en Teruel donde trabajó como jefe del negociado de Estadística. De amplia formación cultural, fue una persona polifacética y prolífica porque ejerció como arqueólogo; fue periodista con un montón de artículos firmados bajo el pseudónimo de “El Duende del Tozal”; fue poeta y sus rimas aparecieron en las páginas de diarios como “Flores y Abejas”, “El Porvenir Castellano”, “La Voz de Teruel”... e incluso practicó el ensayo como este:  “Historia y descripción de la cueva y ermita de San Saturio “ que fue premiado en el Certamen literario organizado por el Ayuntamiento de Soria y celebrado el 6 de octubre de 1915.

Sus méritos intelectuales y culturales debieron ser amplios porque  fue designado por el Consistorio de Teruel cronista oficial de la ciudad el 11 de junio de 1934 para cubrir el puesto, pues desde el fallecimiento de Domingo Gascón y Guimbao en 1908 se encontraba vacante. A Anselmo le seguiría como cronista en 1948 el archivero Jaime Caruana.

Quizás uno de los méritos más destacados de Sanz Serrano para su nombramiento como cronista fue la publicación de la “Guía artística de Teruel”, posiblemente la primera que se publicó en la provincia, que editó de forma elegante la imprenta de Arsenio Perruca y que se presentó ante público el día 21 de agosto de 1932 “con gran éxito de ventas”. Posteriormente, publicaría también una “Guía de Cuenca y su provincia” pero ya en 1960 a través de la editorial Aries, un par de años antes de su muerte en Madrid.

Guía de Cuenca (1960) de Anselmo Sanz

Tres años antes, en diciembre de 1930, varios miembros de la Sociedad de Propaganda de Teruel, dirigidos por el influyente abogado Pascual Serrano, ya se planteaban la redacción de una guía de Teruel “en la que iban a participar las principales firmas turolenses (...) con multitud de fotograbados de nuestros monumentos más notables y lugares más pintorescos de la provincia”. Se pretendía incluso editar esta publicación en cuatro idiomas pero la verdad es que no fue una realidad aunque desconocemos los motivos.

Cuando publicó la “Guía”, no era la primera vez que Sanz Serrano escribía sobre el arte turolense, pues en esos años ya escribió algunos artículos, seguramente más de los que conocemos nosotros, en periódicos de la época (“Oasis”, “La Esfera”...) con imágenes del cimborrio de la catedral, la fachada del seminario o la portada de la catedral, e incluso ganó un premio promovido por la Sociedad “Amigos del Arte” con el trabajo “Arte mudéjar turolense” y que se publicó en 1933 en la revista “Arte y Letras” en varios números consecutivos.

Pero volviendo a la “Guía de Teruel”, ésta consta de 90 páginas ilustradas con diferentes fotografías de la ciudad con mucha calidad, presentando una portada en color dominada por la cara de una mujer en primer plano, sonriente y tocada de una rosa de color rojo, todo ello con ciertos aires modernistas.

Desde el periódico “Faro”, que dirigía el entonces diputado en Cortes Vicente Iranzo y que realizaba una crítica del libro, se afirmaba que “esta Guía era imprescindible para toda aquella ciudad que aspire a tener relieve turístico”. No se trataba solo de describir y compilar los elementos patrimonio artístico de Teruel, sino que, como ocurre ahora, la Guía estaba enfocada para todos aquellos que deseasen viajar a la ciudad de Teruel para conocer sus monumentos. Y es que en los años treinta del siglo pasado los viajes turísticos ya empezaban a ser actividades frecuentes entre los españoles.

Contraportada de la Guía con un proyecto para la Imprenta Perruca

Por otra parte, el crítico de “Faro”, después de subrayar unos “leves errores” destacaba que la Guía “venía a llenar un notado vacío que se hacía sentir cada vez más siempre que se ponía sobre el tapete este destacado aspecto [el turismo] de Teruel y cuya realización se había pospuesto diferentes veces...”

El autor, después de alabar “las indicaciones utilísimas para el viajero”, “las amenas y nutridas páginas que dan una visión completa de los monumentos de la ciudad, de nuestras obras de arte destacando la extensa y detallada de la catedral...” o “la esmeradísima impresión de las ilustraciones y el texto...”, concluye: “Lástima grande que la portada, de pésimo gusto e impropia de su carácter, malogre la estética del conjunto”. Vamos, que no le había gustado para nada Para gustos, los colores.

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