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Aragón recibe 2,5 millones de euros para reforzar la salud de sus masas forestales, con intervenciones en Formiche, Mezquita de Jarque, Pancrudo y otros cinco municipios de la comunidad Aragón recibe 2,5 millones de euros para reforzar la salud de sus masas forestales, con intervenciones en Formiche, Mezquita de Jarque, Pancrudo y otros cinco municipios de la comunidad
Rebollar resalveado en Añón de Moncayo. DGA

Aragón recibe 2,5 millones de euros para reforzar la salud de sus masas forestales, con intervenciones en Formiche, Mezquita de Jarque, Pancrudo y otros cinco municipios de la comunidad

Las actuaciones se centrarán en montes de gestión pública y estarán orientadas a mitigar los efectos del cambio climático y frenar el decaimiento forestal
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El Gobierno de Aragón destinará casi 2,5 millones de euros procedentes de fondos Next Generation asignados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para mejorar el estado y la resiliencia de las masas forestales. Esta partida forma parte de un paquete global de 32 millones de euros distribuidos entre las comunidades autónomas, en función de las propuestas de actuación presentadas.El Gobierno de Aragón destinará casi 2,5 millones de euros procedentes de fondos Next Generation asignados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para mejorar el estado y la resiliencia de las masas forestales. Esta partida forma parte de un paquete global de 32 millones de euros distribuidos entre las comunidades autónomas, en función de las propuestas de actuación presentadas.


Las intervenciones se llevarán a cabo en montes de gestión pública de ocho municipios aragoneses: Ontiñena y Estopiñán (provincia de Huesca); El Frasno, Castiliscar y Herrera de los Navarros (Zaragoza); y Forniche, Mezquita de Jarque y Pancrudo (Teruel). Los trabajos deberán ejecutarse antes de que termine junio de 2026.

Las actuaciones consisten en la ejecución de tratamientos selvícolas orientados a recuperar la funcionalidad ecológica, hídrica y climática de los ecosistemas forestales, especialmente en zonas afectadas por sequías prolongadas, plagas o alteraciones ambientales que están provocando síntomas de decaimiento y pérdida de biodiversidad.

Otro efecto de estos tratamientos es reducir la acumulación excesiva de vegetación, que incrementa el riesgo de incendio, complica la regeneración natural y limita la capacidad de adaptación de los bosques al cambio climático.

Entre las principales medidas, se contemplan tanto cortas de mejora como de regeneración, que consisten en la realización de claras, clareos, cortas sanitarias y resalveos. Estas intervenciones ayudan a reducir la densidad de la vegetación, mejorar la vitalidad de los árboles dominantes y favorecer la regeneración natural de la masa. También se llevarán a cabo actuaciones preventivas para reducir la incidencia de plagas y enfermedades forestales, así como para minimizar el riesgo de incendios.

En alguno de los montes está prevista la mejora de la composición específica de las masas forestales, apostando por especies autóctonas que estén mejor adaptadas a las condiciones climáticas actuales y futuras. En aquellas zonas donde no sea posible asegurar una regeneración natural adecuada, se realizarán repoblaciones de enriquecimiento o refuerzo, incluyendo en su caso técnicas de migración asistida que consisten en introducir ejemplares de la misma especie, pero procedentes de zonas más cálidas, en previsión de la evolución climática.

La mayor parte de los trabajos consiste en la retirada del arbolado que corre mayor riesgo de morir por las afecciones que la nueva situación climática puede causar. Para ello, se va a utilizar maquinaria forestal en aquellos casos en que las condiciones topográficas del monte lo permiten y, en otros casos, el trabajo se realizará de forma manual. Esta reducción del número de ejemplares de la masa forestal consigue la revigorización de los árboles que quedan tras la ejecución de los trabajos.

Además, se actuará con carácter prioritario en terrenos especialmente vulnerables a la desertificación. El objetivo en estos casos será evitar la pérdida de suelo y recuperar la funcionalidad ecológica del terreno.

En caso de que las actuaciones se desarrollen en espacios protegidos o en zonas con especies de interés para la conservación, el diseño y ejecución de los trabajos deberá respetar los planes de ordenación y gestión vigentes.

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