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Rocío Sanz, con la casaca de recién nacido que salió del patrón que diseñó su abuela para ella. Bykofoto/Antonio García

"El patrón de las casacas de bebé salió del que hizo mi abuela para mí en el 92"

Casa Germán ofrece ropa vaquillera de todas las tallas desde hace décadas
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Cruz Aguilar

La primera casaca de fiestas es el mejor regalo que muchos vaquilleros hacen a sus hijos, sobrinos o nietos recién nacidos. Los padres la compran con emoción, el niño la luce apenas un rato, y luego la guardan como oro en paño, en muchas casas ni siquiera la prestan a familiares o amigos porque forma parte de las cosas valiosas, esas sin apenas valor económico pero de las que ningún vaquillero se desprendería ni por todo el dinero del mundo. Lo que muy pocos saben es que la casaca que tienen en casa o que acaban de comprar para sus retoños sigue el patrón que Carmen Polo diseñó para su propia nieta, Rocío Sanz. No le quedó otro remedio, llevaba toda la vida vendiendo ropa vaquillera en el negocio familiar, pero no tenía en ninguna de sus estanterías la talla que se ajustara a una bebé que decidió que la vaquilla de ese año, 1992, no se la perdía y vino al mundo el sábado de las fiestas, que en esa ocasión cayó el 7 de julio.

Rocío Sanz muestra orgullosa una gorrinera igual que la que le confeccionó su abuela con sus propias manos y que forma parte del legado que dejará a sus hijos. Es tan pequeña que parece para un muñeco, pero es que en Casa Germán no quieren que nadie se quede sin vestirse de vaquillero. Esa es su principal premisa y la siguen al pie de la letra tanto con las tallas, que van desde esa 0 hasta varias XL, como con los precios, que son asequibles para que vivir la Vaquilla, al menos en lo que se refiere a la indumentaria, no sea una cuestión de clases sociales.

Las casacas que se venden en Casa Germán no se pueden encontrar en ningún otro sitio porque se confeccionan específicamente para este comercio. Antaño eran los propietarios los que las cosían durante meses para que todos los turolenses pudieran lucirlas durante los tres días grandes de la ciudad, pero ahora ya las encargan fuera.

Las fiestas de Teruel son, junto con la Navidad, su principal momento de ventas: “El nuestro y el de toda la ciudad, esta fiesta beneficia mucho al comercio”, comenta Germán Sanz. Ellos comienzan a planificar la campaña vaquillera ya en octubre, con la elección de unas telas que no den demasiado calor porque lo hacen “pensando que son para julio”, relata Rocío Sanz, quien destaca que trabajan con productos artesanales.

Kit completo

Casa Germán ofrece todo el kit en blanco, rojo y negro para la fiesta y cada año prepara para sus clientes camisetas con un diseño exclusivo que sólo se comercializa en esa Vaquilla. “Normalmente se agotan todas las tallas”, dice la tendera turolense, quien añade que en este 2023 han tenido que reponer casacas, camisetas y fajas porque de algunas tallas han hecho corto.

Pese a toda la antelación con la que ellos planifican estos días y que las estanterías de Casa Germán lucen en blanco rojo y negro desde el día 1 de junio, el grueso de las ventas se produce una semana antes de la Vaquilla. Eso es cada año así, la ropa de la Vaquilla se compra en ferias.

Las camisetas tienen diseños originales realizados por Esther Sánchez, que es la esposa de German y madre de Rocío. Empieza a pensarlos ya durante la Navidad y sabe que cada año tiene que cambiarlo, algo que no resulta fácil cuando la misma persona lleva décadas pensando en motivos vaquilleros.

Entre sus clientes hay muchos turolenses, incluso algunos que viven fuera o que ni siquiera están para la Vaquilla, pero les gusta tener su camiseta blanca preparada, por si acaso y para guardarla de recuerdo, que hay quien se las colecciona. También hay muchos que acuden a última hora para comprar ropa para sus invitados y, como en este comercio abren el sábado hasta la hora de comer, hacen muchas ventas esa misma mañana con forasteros que se aplican el refrán de “donde fueres, haz lo que vieres”.

La ropa de la Vaquilla se renueva constantemente porque, como apunta Rocío Sanz, aunque muchos usan la peor indumentaria que tienen el sábado, que es el día en el que la bebida vuelta por los aires en cualquier rincón, el resto de los días “a los de Teruel nos gusta salir de casa como un pincel, con ese blanco reluciente, nuevo”, argumenta la dependienta.

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