“Estamos en un momento muy conflictivo sobre lo que es el amor y el deseo”

Los dilemas del amor son muchos y se dan en las diferentes etapas del enamoramiento. Además son distintos según la época histórica. El Congreso del Bienestar y el Amor, que organiza la Cadena SER, se preguntó este sábado sobre el dilema de sexo sin amor o amor sin sexo en el siglo XXI y lo hizo de la mano de la escritora y colaboradora de la emisora Marta Sanz, el escritor y pensador Ernesto Castro, la actriz María Hervás y la periodista Carolina Ferre, que después de la buena acogida que tuvo en la edición de 2024, volvió este año para moderar una conversación.

Ferre fue planteando dudas a los asistentes en una conversación fluida en la que se plantearon diferentes casos.

Marta Sanz habló del amor verdadero desde al adolescencia y quiso detenerse en la clave de género al referirse a la capacidad de sacrificio de las mujeres, una circunstancia que no se da en los hombres. También, se refirió a la impostura y las exigencias del mercado: “La sexualidad no tiene que ver siempre con la penetración ni con ser un manantial fluido, los cuerpos van cambiando y hay una fantasía de la eterna juventud, que no es liberadora sino al revés”.

Desde la filosofía, Ernesto Castro se refirió a la variante sexo sin amor y, de acuerdo con María Hervás, opinó que un sexo privado de todo amor es casi imposible. “Una de las trampas de las parejas abiertas es prohibir el enamoramiento porque no se puede controlar los afectos, pero sí los actos”, lo que es contrario a lo que se piden las parejas abiertas.

La sexualidad tiene muchas formas, apuntó Hervás, que consideró que en las primeras veces “te sientes más libre”. “Cuando más conoces a una persona te metes en la cama con él y con todo un conjunto de circunstancias que condicionan. En las primeras veces también se puede dar rienda suelta a la fantasía”, argumentó.

La cantidad no es sinónimo de calidad: “No quiero sexo diario”, dijo Hervás porque sería “un trámite espantoso”.

Marta Sanz recordó que el Vaticano acaba de decir que la monogamia está relacionada con el placer sexual para criticar el poliamor. Ernesto Castro le sorprendió este anuncio del Vaticano cuando la doctrina de Cristo es “el amor uniforme y cósmico que nos atraviesa a todos”.

Otro de los asuntos que se abordó fue el de la mala “ cultura de la violación”, donde la mujer es la sometida. En el otro extremo, señaló que “se está reformulando los límites del placer” y se ha llegado al punto de que la pareja heterosexual y monógama, parece que violenta a los demás. “Es un momento muy conflictivo sobre lo que es el amor y el deseo”, dijo Sanz que consideró que no hay que ser autoritario, en este sentido.

Hervás planteó que lo que hay que tener claro es “con quien se juega” pero una vez elegido el jugador “ya no hay que tener en cuenta la moral”.

“El deseo humano no es racionalizable”, comentó y opinó que no hay que poner etiquetas de si es poliamor o no lo es.

Sobre la cuestión de que si estamos en la época más libre en el sexo, que propuso Carolina Ferre, Ernesto Castro se refirió a las categorías dentro del sexo. “La idea clásica es que está integramente ligado a la reproducción, pero estamos hablando de amor en Teruel porque apareció un papel donde dice que una pareja murió por amor”.

Carolina Ferre preguntó cuál es el dilema cuando existe amor pero no funciona el sexo o cuando ocurre lo contrario. Hervás llevó a lo concreto el dilema y puso sobre la mesa si es infidelidad o no cuando se piensa en otra persona o cuando se prefieren otras prácticas sexuales.

También se planteó qué pasa a partir de una determinada edad y qué se puede hacer para reavivar la llama y desde el público se quiso intervenir en el debate proponiendo diferentes acciones.

También se propuso que si se deja de sentir una atracción sexual hacia una persona cómo saber decirlo. “Comunicación ante todo”, pidieron. “Los cuerpos hablan”, apostilló Marta Sanz que animó a ir más allá de lo que podría ser un guion de ficción televisiva: “Cuando llevas mucho tiempo con una persona y estás convencida de que quieres seguir se te pasa todo”, esgrimió recordando un poemario que escribió sobre ello cuando se dio cuenta que llevaba 30 años con la misma persona y lo hacía por amor, entendido como un sentimiento que va más allá de la amistad y es compañía y el estar “en la mirada del otro”. Reconoció que para ello, “no hay recetas”, pero es una suerte tenerlo porque “hay a personas que la vida nos trata muy bien”.

María Hervás disoció el sexo de la intención de mantener una relación de pareja en el tiempo y explicó que se puede sentir atracción física por una persona sin coincidir políticamente con ella. “El sexo tiene poder transformador, quita depresiones, te da alegría de vivir y una novedad de la vida”, aseveró, aunque reconoció a que se quedaría con una relación de pareja sostenida en el tiempo.

De cara a las nuevas generaciones, Castro apostó por volver a la idea primigenia del amor romántico, que era incompatible con el matrimonio tradicional. “Los románticos no tenían el concepto de amor romántico que tenemos hoy en día”, explicó.

Hervás les diría a los más jóvenes que probaran las cosas para ver qué les genera, porque “el problema es el dogma”. “A cada uno le va bien una cosa, no hay que dejar que nadie te lo cuente ni fiarse de la publicidad que hacemos del amor”, dijo.

Marta Sanz por su parte coincidió con María Hervás en que “hay maneras de creer que eres libre en las que luego no te sientes cómoda”. A los jóvenes les diría que hay que escuchar al cuerpo, “y puede implicar cerrar tus piernas”.