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Los aficionados turolenses disfrutan de unos ensogados espectaculares sin incidentes de importancia Los aficionados turolenses disfrutan de unos ensogados espectaculares sin incidentes de importancia
Aficionados corren ante un toro ensogado ayer por la tarde en la plaza del Torico, en el acto más genuino de la Vaquilla que se saldó sin incidentes graves. Javier Escriche

Los aficionados turolenses disfrutan de unos ensogados espectaculares sin incidentes de importancia

A pesar del intenso calor, los cuatro toros de Teodoro Adell hacen disfrutar a los corredores y solo se registran cuatro contusionados sin gravedad
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Teruel vivió ayer una tarde de toros espectacular por las calles del Centro Histórico en la que los cuatro animales de la ganadería de Teodoro Adell dieron mucho juego e hicieron disfrutar a los aficionados hasta casi las 22.00 horas. La jornada se desarrolló sin incidentes de importancia con solo cuatro heridos leves.

El calor marcó el festejo, ya que al inicio de los ensogados los termómetros en la capital superaban los 36 grados, pero los astados estuvieron bebiendo agua todo el día y les regaron antes de salir para que estuvieran frescos,  lo que contribuyó a que funcionaran bien. Rubén López, miembro de la Soga y la Baga, insistió en que el objetivo era que los animales estuvieran bien cuidados.

El bochorno era tremendo, casi insoportable porque los adoquines de la calzada irradiaban calor y también la gran cantidad de público, pero a los corredores no les importó por el gran juego que estaban dando las reses y ellos también lo dieron todo con grandes carreras.

“Ha sido una tarde de las que vuelven a generar afición”, destacó Rubén López. Los astados de Teodoro Adell cumplieron con las expectativas y se situaron entre los cinco mejores que han disfrutado los turolenses. Y es que hay años que uno o dos toros pueden destacar pero en esta ocasión los cuatro funcionaron muy bien.

En cuanto a los incidentes, un hombre de 75 años tuvo una caída en el Tozal porque se tropezó y se hizo una herida en la ceja y le pusieron puntos en la ambulancia que asistía el evento.

Mientras, otro corredor de unos 50 años se hizo daño en un hombro en una caída y como en la ambulancia estaba atendiendo al otro contusionado, le trasladaron al hospital.

La aglomeración de gente también hizo que otro varón de 65 años se tropezara en las escaleras de un cajero automático, se resbaló y con el calor sufrió una bajada de tensión pero con el suero y la hidratación se recuperó.

Finalmente, una mujer en las Cuatro Esquinas se confió al ir a entrar al callejón y el toro le empujó pero solo sufrió una contusión leve y también la atendieron en la ambulancia.

La tradición del ensogado está muy arraigada en la ciudad y había corredores de todas las edades. Sandra Sarrias y María Gómez, de 19 años, aseguraban que les gustaba acudir a este acto “por la adrenalina”, aunque insistían en que eran muy prudentes y lo veían desde bastante lejos. “Cuando empieza a correr la gente corremos y casi ni vemos el toro, pero lo pasamos bien”, señalaba Sandra Sarrias.

Las dos amigas también habían estado de madrugada en el traslado, pero como había mucha gente no habían corrido.

Pero los más veteranos tampoco falta a la cita como Michel Ibáñez, que a sus 70 años sigue disfrutando del lunes de la Vaquilla en la plaza del Torico y recuerda cuando era joven y estaba siempre muy cerca del toro. Ahora le gusta dar consejos a aquellos que ve más inexpertos y sobre todo les recuerda el peligro que hay si no se hacen bien las cosas.

José Luis Martín también lleva 40 años corriendo el ensogado y aseguraba que donde más seguro se está es enfrente del toro, viendo dónde está y dónde está la cuerda.

Comentó que el principal peligro es la gran cantidad de gente que hay y en cuanto a las cogidas explicó que buena parte de las veces se producen por personas inexpertas y que no conocen bien los riesgos.

En este sentido, puso como ejemplo a las personas que se ponen a hacer fotos y no se dan cuenta de la distancia real que les separa del animal y también advirtió de que ponerse en los porques es muy peligroso.

Y es que a veces la gente baja la guardia y no es consciente delos riesgos. Los voluntarios de Protección Civil informaban a la gente del peligro que estar en el recorrido de los ensogados ya que en calles como San Juan o Nueva había personas con niños muy pequeños, confiados en que el toro no llega hasta ahí.

Aunque el acto central de la tarde fueron los ensogados, la diversión también continuó para aquellos que no son aficionados taurinos y las charangas de las diferentes peñas continuaron con su música por recorridos alternativos y seguros, alejados de la exhibición de reses.

El regañao fue el protagonista de la merienda en una tarde donde ya los visitantes se habían marchado y eran los turolenses los que tomaban la calle, incluso aquellos que se habían marchado durante el fin de semana para huir de las aglomeraciones y disfrutaban tranquilamente de la jornada más local de la Vaquilla.

Dos astados destacan en el traslado de la madrugada hasta los corrales

El tradicional traslado de los ensogados desde la plaza de toros a los corrales de la Nevera en la madrugada del lunes se desarrolló sin incidencias graves, aunque con varias caídas y contusiones entre los corredores y el segundo y el cuarto toro fueron los que más destacaron de los cuatro ejemplares de la ganadería de Castellón Teodoro Adell.

El primer toro fue devuelto ya que un posible golpe de calor hizo que el animal se tumbará y lo devolvieron a los corrales donde se comprobó que estaba bien, pero por precaución se decidió que por la tarde se sacaría el sobrero porque por encima de todo se busca el bienestar de los animales.

El segundo astado anduvo muy bien. Tuvo unas primeras arrancadas muy buenas y llegó sin problemas hasta los corrales de la Nevera.

El tercero llegó hasta el Viaducto bien, pero en ese tramo del recorrido se cuajó y ya no quería andar y para evitar alargar en exceso el acto y conservar las fuerzas del animal para la tarde, los miembros de la Soga y la Baga prefirieron trasladarlo con el cajón desde un poco más abajo de la peña El Ajo.

El cuarto fue muy buen toro. Era el más grande del grupo y llegó hasta la Nevera en un buen tiempo.

En el traslado hubo una gran afluencia de aficionados y se produjeron algunas caídas y golpes, aunque ninguno de mucha gravedad.

El operativo de Cruz Roja realizó once atenciones pero ninguna de estas fue por asta de toro, sino que fueron traumatismos.

 

 

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