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Donde el 'calcio' es mucho más que solo fútbol Donde el 'calcio' es mucho más que solo fútbol

Donde el 'calcio' es mucho más que solo fútbol

Miguel Rivera

La semana pasada el Napoli ganó el Scudetto, la liga italiana de fútbol. En una de esas coincidencias que se convierten casi en carambola, pero que también contribuyen a la mística, Argentina, que llevaba sin ganar un Mundial desde 1986, con Maradona en el campo, ganó la siguiente Copa del Mundo tras el fallecimiento de Diego. El Nápoles, que también llevaba sin celebrar un Scudetto desde El Pelusa, acaba de volver a coronarse campeón de Italia 33 años después. Son esas anécdotas que glosan la historia del deporte y contribuyen a adornar la leyenda alrededor de sí mismo.

Hace apenas dos meses pude visitar la ciudad y la verdad es que es muy diferente a todas las demás que yo conozca.

Es una ciudad llena de historia, como todo el país transalpino, y aunque seguramente no sea tan monumental como otras, es encantadora, hermosa, caótica y fascinante.

Quizá la mejor definición sea que es una ciudad de contrastes en un país de contrastes, porque Nápoles es una ciudad extraordinaria para bien, pero también lo es para mal.

Una de las primeras cosas que a uno le llaman la atención al llegar a Nápoles es el arte callejero. Prácticamente toda la ciudad está decorada con pintura, y especialmente en la zona conocida como Quartieri Spagnoli, la temática principal es casi siempre el calcio, con muchos protagonistas, jugadores actuales y pasados de las plantillas de un equipo que tiene un profundísimo arraigo popular en el barrio y en toda la ciudad.

Y entre todos ellos emerge la figura de Maradona, que es, literalmente, un Dios para los napolitanos, con varias iglesias consagradas en torno a su figura y un enorme mural convertido en santuario, en una recóndita esquina, y que es uno de los lugares más visitados de la ciudad.

Muchas de las calles de la ciudad están adornadas de celeste y blanco, los colores del equipo, y por encima de las calles la gente cuelga camisetas de sus jugadores favoritos, en lugar de tender la colada. Se trata de una hermosa locura que les da un toque diferencial a sus calles.

La parte más negativa de la capital de la Campania es su violencia. La Camorra campa a sus anchas y hay una ley paralela, dictada y controlada por ellos. Como ejemplo, durante las celebraciones por el título del Nápoles, un clan de la Camorra asesinó a tiros al hijo del jefe de otro clan, en un asesinato desligado de las celebraciones, pero que sirve como muestra de una realidad contra la que lleva luchando la ciudad muchos años. Los mismos que para desligarse de los clichés y la discriminación que viven dentro de la propia Italia: en muchos estadios del norte, al Nápoles lo reciben con pancartas de “Bienvenidos a Italia”.

Sin embargo, los datos de criminalidad de la ciudad, a pesar de ser altos, no distan mucho de los de otras ciudades del norte del país, como Milán o Turín. Ojalá el Scudetto del Nápoles sirva para acercar a más gente a conocer una ciudad que merece la pena visitar, caminar por sus caóticas calles y sus pasadizos subterráneos, que son realmente sobrecogedores.

Porque en Nápoles su equipo es mucho más que un equipo de fútbol. En realidad, para los napolitanos el calcio siempre fue mucho más que solo fútbol, y nadie lo lleva tan adentro como ellos, haciendo buena la frase de Valdano: “El fútbol es la cosa más importante de entre todas las cosas menos importantes de la vida”.