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Miguel Rivera

El pasado lunes fuimos toda la familia a disfrutar del ya tradicional Cross Promesicas, en el Campo Pinilla, que apenas 24 horas antes había sido testigo del merecidísimo ascenso del CD Teruel, tras una temporada para enmarcar. Vaya por delante mi felicitación pública para el club, los aficionados y toda la ciudad, que vivió una necesaria alegría para el deporte turolense.

Sin embargo, hoy me centraré en esa gran iniciativa que es el Cross Promesicas, organizado por el Club Atletismo La Salle Teruel. Durante toda la tarde, los más pequeños disfrutaron de diferentes carreras por el césped del estadio turolense. Todo fantásticamente organizado y con un ambiente festivo, alegre y jovial. Al finalizar, independientemente del resultado, todos los participantes recibieron su diploma de participación, una botella de agua y una pieza de fruta.

Creo que poco más se le puede pedir a una organización en el fomento de la práctica deportiva entre los más pequeños. Ya conocía esta actividad por Lázaro Vicente, una de esas personas que son un tesoro para la ciudad de Teruel: implicado como pocos en tantas y tan distintas iniciativas vinculadas con el fomento del deporte en diversos ámbitos, a diferentes niveles y de tantas formas.

Pero esta vez me tocó verlo en directo, vivirlo con la familia y gozar de ver a mi hijo y a todos los demás niños disfrutando de la práctica deportiva desde tan pequeños.

Una sociedad sana es una sociedad que se cuida, y todos los estudios demuestran que no hay mejor inversión en salud que la práctica regular y constante del deporte. Para ello, es importante que los niños nos vean practicarlo a los adultos, sus referentes en las fases tempranas de su crecimiento, pero, sin lugar a la duda, lo más determinante es que ellos mismos lo disfruten, lo hagan rodeados de sus amigos y de un entorno favorable para ello. Además, el fomento de hábitos saludables (recuerden como ejemplo esa fruta al terminar) ayuda en su educación deportiva. Un niño que hace deporte crecerá fuerte, vigoroso, sano y robusto, y, sobre todo, será un adulto al que la actividad física le resulte algo cercano y familiar, no algo aburrido o tedioso.

Por último, la sociedad turolense cuenta con una serie de iniciativas, no solo deportivas, sino también culturales y festivas, muy arraigadas, muy propias. Es algo que primero intuí y luego respiré desde que llegué a la ciudad, hace casi nueve años. Pienso firmemente que eso es algo que se debe cuidar y mantener, ya que fomenta algo tan importante en una ciudad pequeña como es el sentimiento de pertenencia.

Cuiden y fomenten esta iniciativa, amigos turolenses, porque solo tiene cosas buenas. Un enorme aplauso y reconocimiento para todas las personas implicadas.