

Alcorisa recuerda la barbarie de Mauthausen cuando se cumplen 80 años de la liberación
Una exposición de Amical y dos charlas de Villanueva y Campo invitan a no repetir la historiaLa Semana de la Memoria Democrática de Aragón busca interesar a los jóvenes
El edificio de Bellas Artes acoge una exposición de Memoria Democrática
El 5 de mayo de 1945, un pelotón de la 11 División Acorazada de los Estados Unidos liberó Mauthausen, el principal campo de concentración nazi en la Austria anexionada por Adolf Hitler. Allí habían sido deportados un total de 7.532 españoles entre 1940 y 1945, la mayoría de ellos al campo adjunto de Gusen donde eran sistemáticamente asesinados quienes ya no se tenían de pie para trabajar de sol a sol. Murieron 4.759 compatriotas. Para conmemorar el 80 aniversario del hecho histórico, recordar el horror y evitar que las nuevas generaciones tengan la tentación de fantasear con regímenes dictatoriales que se atrevan a emular la macabra historia, la Asociación de Memoria Democrática de Alcorisa (Amda) organizó este fin de semana dos conferencias en el marco de sus jornadas de primavera, que esta vez se han mudado del 14 de abril a la actual semana para acercar el itinerario personal de los nueve vecinos que sufrieron en sus carnes la barbarie.
Se trata de Manuel Rifaterra, Pedro Anglés, Francisco Gracia, Bernardo Alloza, Domingo Félez, Máximo Zapater, Domingo Latorre, Aurelio Tomás y Marcelino Sanz. Cinco salieron con vida. Sus nombres presiden la entrada a la exposición de la Amical Republicanos españoles víctimas del nazismo, que puede visitarse en el Centro Cultural Valero Lecha hasta hoy mismo.
Allí se aprecia la carismática fotografía del día de la liberación, con la famosa pancarta “los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras”. Con este espíritu intacto, el pasado viernes el historiador José Ramón Villanueva impartió la ponencia Mauthausen en la memoria y en el corazón. Ayer, el periodista y escritor Ramón J. Campo, revisitó el documental Adiós a la vida (2010), que rescató del olvido el infierno que vivieron los últimos diez aragoneses que quedaban con vida hace 15 años. Entre ellos, el propio Manuel Rifaterra, designado capataz por las SS en el mismo campo donde murieron miles de españoles. Su puesto como jefe de obra ayudó a vivir a muchos españoles. Entre ellos, el propio Félez o el ilustre aragonés, Mariano Constante, que con sus libros ha contribuido a avivar la memoria de las víctimas.
El documental muestra el viaje al campo de exterminio austríaco de Judith Miralles, una zaragozana de 30 años que entonces tenía 15, para descubrir dónde murió gaseado su bisabuelo, José Egea García: el castillo de Hartheim. Sin piedad, se le aplicó el programa de eutanasia del Tercer Reich. Allí murieron 41 aragoneses.
El último viaje
La propia Miralles estuvo ayer en Alcorisa para contar que su abuelo, José Egea Pujante, también viajó a Mauthausen una vez los nazis los apresaron en Francia. “Llegan juntos el mismo día que mi abuelo cumple 20 años y ahí es cuando mi bisabuelo le coge la mano y le dice: “Este es el último viaje que hacemos juntos””. A Gusen, donde fue a parar su bisabuelo, iba “la gente que ya no valía para trabajar y todo el proceso se aceleraba para extenuarlos”, comentó ella. “Es un lugar donde la eutanasia era aplicada de una manera brutal”, explicó Ramón J. Campo. Recientemente se ha encontrado una fosa con un metro de ceniza, apostilló Miralles.
Su abuelo corrió mejor suerte. Resistió y llegó en condiciones aceptables a 1943, cuando “no se mata tanto por diversión” y los prisioneros comienzan a ser útiles para fabricar armas y fuselajes de aviones. Tras la liberación la Cruz Roja francesa lo llevó a un hotel en París y de allí a Toulouse. En 1948 pudo volver a España, pese a su condición de apátrida dictada por Franco, porque el alcalde de Sitges le libró un salvoconducto. La familia se trasladaría a Villamayor de Gállego.
El documental ha tenido recorrido. Aporta una visión aragonesa pero que habla de lo que todos los deportados sufrieron. “Esta gente es auténtica y ninguno habla de venganza, sino que su motivación fue que esto no se olvide. Un pueblo que pierde su pasado lo repite”, advirtió el periodista. El documental se emitió de nuevo el lunes en AragónTV.
Por su parte, José Ramón Villanueva dio una visión histórica de Mauthausen, que fue creado el 8 de agosto de 1938. Se estima que, junto a Gusen, fueron asesinadas 150.000 personas. En 1942, más de la mitad de los prisioneros eran de España, de ahí que se conociera al lugar como “el campo de los españoles”.
Se les calificó como “rojos peligrosísimos” y se les aplicó el código “Noche y Niebla” que básicamente consistía en que podían ser ejecutados en cualquier momento y sometidos.
En 1941 se amuralló el campo y apareció en escena Rifaterra, que dirigía una empresa de construcción antes de la guerra civil. El peor destino para los deportados, explicó Villanueva, era trabajar en la fatídica cantera de granito por un plato de patatas y un chusco de pan. La escalinata de 186 unidades se convirtió en el símbolo de la tortura. La única razón de existir era la fe en la liberación y poder contarlo al mundo. Rifaterra puso mucho empeño en esto, pues se echó a sus espaldas a 300 picapedreros a quienes dosificó esfuerzos.
En Mauthausen-Gusen fueron asesinados 645 aragoneses, 178 turolenses. De los 9.050 deportados republicanos (1.018 eran aragoneses), hasta 7.532 fueron trasladados a este campo entre 1940 y 1941. En total, fallecieron 5.260 compatriotas entre todos los lugares de exterminio.
El objetivo de la Amda
El presidente de la Amda, Javier Aguilar, explicó que organiza dos jornadas anuales de memoria. En el 80 aniversario de la liberación de Mauthausen se ha puesto en valor el itinerario de los nueve deportados alcorisanos, de los que cinco se salvaron. Se trata de Máximo Zapater, Domingo Latorre, Tomás Aurelio, Domingo Félez y el héroe Manuel Rifaterra.
El objetivo es “que la historia no se repita”, dentro de una preocupación ante “la cruda realidad de que la gente que no ha vivido en dictadora ahora dice que quiere vivir en dictadura, como demuestran las encuestas”, lo cual representa “una equivocación total”. De modo que “si esto sirve para que al menos una persona abra los ojos, bienvenido sea”, dijo.
Entre los proyectos de la Amda figura intentar “sacar una fosa de alcorisanos que se llevaban al cementerio de Andorra” hasta que dos de ellos se escaparon y ya los empezaron a matar en Alcorisa. “Estamos en esa labor y con una sima en la que hay restos de la guerra o del maquis, y si un día pudiéramos abrir las que hay en el cementerio de Alcorisa también”.
El sobrino nieto de Marcelino Sanz, David Alloza, explicó que “es importante transmitir lo que pasó para que la gente joven no se crea las verdades a medias de las redes sociales”. Su tío abuelo halló la muerte en 1941 en Gusen. “Al enterarse, Francisco Gracia, íntimo amigo, se suicidó en las alambradas”. Ambos pasaron a Francia al final de la guerra.
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