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Andorra concluye las obras del centro de visitantes íbero de El Cabo 25 años después Andorra concluye las obras del centro de visitantes íbero de El Cabo 25 años después
Centro de visitantes de temática ibérica de El Cabo, en el parque de San Macario. Ayuntamiento de Andorra

Andorra concluye las obras del centro de visitantes íbero de El Cabo 25 años después

El ayuntamiento adaptará a los tiempos actuales el proyecto de musealización antes de abrir sus puertas
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El Ayuntamiento de Andorra ha concluido, 25 años después, las obras del centro de interpretación de temática íbera El Cabo, que aún tendrá que ser musealizado antes de su apertura.

El consistorio sacó a licitación, el año pasado, la finalización de unas actuaciones cuya construcción se ha alargado desde el año 2000 en el parque de San Macario. Serán el complemento necesario para la puesta en valor del Parque Arqueológico Experimental de El Cabo.

Según explicó el alcalde, Rafael Guía, “la musealización ha evolucionado” en este tiempo y “ahora tendremos que trabajar para sacar partida presupuestaria y hacerlo más moderno, adaptándolo a la digitalización y a las exposiciones interactivas”. Entre otras cuestiones, versará sobre El Cabo y su proceso de traslado a San Macario piedra a piedra desde un desmonte de carbón, un caso único en España.

Existe un proyecto del año 2000 por valor de 240.000 euros pero no es apto para los tiempos actuales. Cuando esté listo el nuevo habrá que buscar financiación para materializarlo, dijo el regidor, que espera que la iniciativa sea un revulsivo para el turismo, como así lo demuestran las populares visitas teatralizadas que organiza la asociación de Sedetanos, desde hace un tiempo con scape room incluido.

El Ayuntamiento de Andorra ha invertido en la última fase 117.000 euros para finalizar la segunda separata del último proyecto que dejó por acabar, en 2019, el penúltimo contratista, que renunció a una obra por montante de 232.000 euros y quedó inconclusa, como ya sucediera en 2001 por primera vez.

Para acabar con el culebrón de este centro de visitantes, el único que queda por hacer del proyecto de la Ruta de los Íberos en el Bajo Aragón, el consistorio contó con una partida del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que financia la Unión Europea, de apoyo a proyectos de infraestructura medioambiental, digital y social. Viene a ser el antiguo plan Miner de infraestructuras.

De esta forma, los trabajos han incluido albañilería, revestimientos y falsos techos, solados, carpintería y vidriería, saneamiento y fontanería, electricidad y climatización, entre otros.

Una obra gafada

La estructura y cerramiento del edificio llevan hechos desde hace años. Las obras comenzaron en 2001 con un presupuesto de “66 millones de las antiguas pesetas (unos 400.000 euros)”, indicó el consistorio en una nota de prensa, y después tuvieron un segundo empujón con programas de escuelas taller y voluntarios.

Durante todos estos años el proyecto ha sufrido varias actualizaciones por la subida de precios y modificaciones de normativas, indicó el consistorio este jueves en una nota. La primera se realizó en 2004, cuando se presupuestaron las obras que faltaban por hacer tras quedar inacabado por primera vez en 213.000 euros, y se dividieron en dos fases.

Al estar muchos años la obra parada e incompleta, el edificio acumuló daños en la cubierta, la fachada y el interior por fenómenos meteorológicos, máxime tras las borrascas Gloria y Filomena, o la intensa granizada del 2022 que también se tuvieron que reparar. Hubo una partida de 420.000 euros para este fin, financiada con fondos propios, Fite y Miner. En 2019 se mejoró la cubierta y la fachada y se repararon humedades y filtraciones.

Finalmente, el actual equipo de gobierno licitó en 2024 un contrato para la finalización del centro y lo adjudicó a la empresa Construcciones Calvo Buj por un importe de 116.262,70 euros (IVA incluido). Las obras se retomaron en octubre de 2024 y esta semana se están rematando con los trabajos de baja tensión e instalación eléctrica y alumbrado.

El centro estará distribuido en dos plantas. La baja, con el acceso principal, hall, sala de audiovisuales, exposición permanente y tienda; y la primera planta con las muestras itinerantes o temporales y un aula didáctica. En esta segunda, a través de tres grandes cristaleras, se puede observar todo el parque arqueológico de El Cabo y el paisaje del entorno.

Un yacimiento peculiar

El centro servirá para situar al visitante en la época íbera que representa el parque arqueológico de El Cabo, que no es un yacimiento al uso sino que fue trasladado piedra a piedra desde la mina a cielo abierto Corta Barrabasa de Endesa, y reconstruido a escala natural en San Macario.

El visitante contemplará este poblado desde una terraza-mirador situada en el edificio, y de allí bajará para adentrarse en sus recreaciones. Forma parte de la Red Internacional de Arqueología experimental, por lo que es muy valorado entre divulgadores.

El yacimiento, del siglo V a.C., fue catado por Rosa Loscos y Miguel Ángel Herrero en 1994. En 1998 Endesa sacó a concurso la excavación completa, que dirigió José Antonio Benavente.

El poblado se encuentra reconstruido en planta en su totalidad y varios de sus espacios han sido reconstruidos en alzado. Consta de una calle central y unas 40 casas. En la parte más elevada se observan los dos espacios de mayores dimensiones: la vivienda de la familia principal y, junto a ella, una amplia dependencia destinada a almacén.

El parque arqueológico lleva 25 años en reconstrucción con ayuda del ayuntamiento, el Inaem y la asociación Sedetanos.

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