

Catalina fija en 2026 las obras para la planta y en 2.200 millones su inversión
Se crearán hasta 3.800 empleos en total durante las dos fases del proyectoTE dice que la DGA priva a 13 pueblos de 100 millones del Proyecto Catalina
El Miteco asigna 250 millones de euros al proyecto Catalina de Andorra
El proyecto Catalina para la generación de 500MW de hidrógeno verde en Andorra, promovido por Copenhagen Infrastructure Partners (CIP) y Enagás Renovable, ha fijado sus primeros plazos de ejecución y ha actualizado sus previsiones económicas. Durante el acto institucional celebrado este jueves en esta misma localidad, que sirvió como cierre de la gira informativa por el territorio, se confirmó que la inversión global ascenderá a “2.200 millones de euros”, —de los cuales 900 millones irán destinados a la planta industrial— y que la fase de construcción comenzará “previsiblemente en 2026”, con la puesta en marcha de los primeros activos de generación renovable. La planta de electrólisis, que constituye el corazón industrial del proyecto, “se espera para el año 2027”. La magnitud de la iniciativa permitirá movilizar hasta 3.000 empleos durante la fase de construcción y consolidar otros 800 puestos de trabajo estables y altamente cualificados durante al menos tres décadas.
El director del proyecto, José Gómez-Arroyo, explicó que tras tres meses recorriendo los municipios implicados, el balance es “muy positivo”, con más de 2.000 visitantes al punto de información itinerante, incluidos estudiantes de Formación Profesional, centros educativos y ciudadanía en general. El objetivo de esta gira, según destacó, ha sido acercar al territorio “no solo una maqueta a escala del proyecto”, sino también el conocimiento técnico y económico del hidrógeno verde como vector de transformación para el Bajo Aragón histórico.
Hoja de ruta
En su intervención a los medios, Gómez-Arroyo detalló que el proyecto se encuentra en plena fase de tramitación, una etapa compleja por la implicación de múltiples administraciones —Gobierno de Aragón, Ministerio para la Transición Ecológica y ayuntamientos locales—, aunque señaló que se está avanzando “con paso firme” y se prevé disponer de los permisos necesarios a finales de este año. La construcción de los primeros activos renovables se iniciaría en 2026, mientras que la planta de electrólisis queda supeditada al desarrollo de la red nacional de hidroductos, lo que sitúa su ejecución en el horizonte de 2027.
Por su parte, el delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán, valoró Catalina como un “proyecto tractor” que reúne todos los atributos estratégicos: sostenibilidad, innovación tecnológica, generación de empleo cualificado y conexión con la red troncal de energía de Europa. “Cumple con todo lo que necesitamos en Aragón y en España para una recuperación sólida y con mirada de futuro”, afirmó, a la vez que también destacó su relevancia dentro del marco de fondos europeos de reconstrucción.
También se habló de la capacidad de este proyecto para frenar la despoblación rural, así lo expresó el alcalde del municipio, Rafael Guía, quien aseguró que Catalina se percibe como “la mejor alternativa para garantizar una transición justa”. Subrayó que el impacto económico no se limita al municipio, sino que se extiende a todo el Bajo Aragón histórico, donde se desplegarán parques eólicos y fotovoltaicos en catorce municipios, con una potencia conjunta de un total de 1,1 GW.

Gómez-Arroyo cifró en 900 millones la inversión destinada a la planta industrial y remarcó que esa es precisamente la diferencia clave respecto a otros proyectos renovables, capaces de “dar más oportunidades al territorio”.
El evento institucional incluyó también una mesa de diálogo centrada en el papel de la ciudadanía y las entidades locales en los grandes proyectos renovables. Participaron representantes del Instituto de Transición Justa, el Gobierno de Aragón, la Universidad de Zaragoza, Clenar y la Asociación de Empresarios de Andorra.
Todos coincidieron en señalar que la reindustrialización “solo será efectiva” si se integra de forma equilibrada en el territorio y garantiza beneficios estables a medio y largo plazo para las comunidades afectadas por la descarbonización.
Becas Catalina
Durante el acto se presentó también una de las primeras medidas socioeconómicas impulsadas por el proyecto: el programa de Becas Catalina, que persigue reforzar el arraigo y maximizar el impacto social del proyecto entre los jóvenes del territorio.
Las becas, gestionadas a través de la Cátedra Catalina en colaboración con la Universidad de Zaragoza (UZ), cubrirán hasta 4.000 euros anuales durante dos años de estudios universitarios o de Formación Profesional en ámbitos clave para el proyecto.
Se convocarán un total de siete becas universitarias en Ingeniería, Arquitectura y Ciencias Sociales, así como otras quince para FP (un total de nueve de Grado Superior y seis de Grado Medio).
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