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Doce alumnos del Bajo Aragón histórico se inician en arqueología en el terreno de Alcañiz Doce alumnos del Bajo Aragón histórico se inician en arqueología en el terreno de Alcañiz
Los alumnos, instructores e instituciones posan en el yacimiento de La Reala, donde se realizan los trabajos. P.A

Doce alumnos del Bajo Aragón histórico se inician en arqueología en el terreno de Alcañiz

El primer curso arranca en La Reala con plazas completas e intención de continuidad
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Doce alumnos, tres sondeos, un yacimiento del siglo VI a. C. y una idea clave: aprender arqueología no es solo excavar, sino entender el pasado con método, paciencia, el calor de agosto y mucha tierra bajo las uñas. En Alcañiz, el Taller de Arqueología en colaboración con el Ayuntamiento de Alcañiz ha puesto en marcha esta semana un curso pionero de iniciación, que combina teoría, trabajo en el campo y vocación divulgativa para acercar la ciencia arqueológica a la ciudadanía interesada. La actividad se desarrolla en el entorno del Technopark, sobre un enclave apenas intervenido, pero repleto de potencial histórico: el yacimiento de La Reala.

“El objetivo no es solo excavar, sino formar”, dijo durante la primera clase práctica Francisco Castro, arqueólogo al frente del curso, dejando claro que la excavación se concibe como una herramienta formativa, no como una intervención arqueológica plena.

Aunque inicialmente se limitaron 10 plazas, finalmente se admitieron 12 personas debido al elevado interés y la lista de espera. “Ha habido incluso algún cambio de última hora por bajas, pero todas las plazas se han ocupado y estamos muy contentos con la respuesta”, señaló Castro.

La mayoría del alumnado procede de Alcañiz, aunque también se han inscrito personas de otras localidades como Molinos, Caspe o Quinto. “Queríamos que fuera para gente de la zona, y así ha sido”, afirmó el director. El perfil es variado: desde jóvenes que se inician en el mundo de la arqueología hasta adultos con inquietudes culturales, además no se exigía una experiencia previa.

Yacimiento accesible

En la jornada inaugural se han abierto tres sondeos que permiten trabajar distintas zonas del yacimiento: el exterior de la muralla, la zona doméstica y una posible estructura urbana interna.

Según detalló Castro, el poblado, datado en torno al siglo VI a.C., “es muy pequeño, apenas una decena de casas, pero con una muralla de más de cuatro metros de grosor, lo que lo hace arqueológicamente muy interesante”. Por sus dimensiones reducidas y fácil acceso, el yacimiento tiene potencial para convertirse en un recurso cultural y turístico a medio plazo. “Está urbanizado, con acera, acceso rodado y servicios. No hay muchos yacimientos así”, destacó el arqueólogo.

Durante las sesiones, se emplean técnicas profesionales: excavación por estratos, fichas de nivel, nivel óptico, fotogrametría y toma de datos topográficos. “Todo se documenta a la vez que se excava. Es una excavación real, con fines científicos, pero concebida como herramienta pedagógica”, recalcó Castro.

Las sesiones se desarrollan en horario de 7 a 14 horas para evitar las horas de más calor. En cada una de ellas, los alumnos trabajan bajo la supervisión directa del equipo técnico, con un enfoque didáctico. “Aquí nadie excava a solas. Todo se explica, todo se comparte”, afirmó el responsable, quien explicó que también se ha impartido una clase práctica previa en el Molino Harinero para aprender las primeras nociones.

Un modelo abierto

Este curso no está extenso de novedades con respecto a otras iniciativas que han podido tener similitudes. En este casi tiene un carácter inclusivo: está dirigido a cualquier persona mayor de 16 años, con o sin experiencia. “Es pionero en Aragón por su enfoque práctico y abierto a particulares, no solo a estudiantes universitarios o personal de administración”, apuntó Crasto, quien recordó que él mismo comenzó a excavar con tan solo 16 años, en el Palau.

De hecho, uno de los alumnos de esta edición es menor de edad. “Queríamos que esta experiencia sirviera también para despertar vocaciones entre los jóvenes. Quizá alguno decida estudiar arqueología en el futuro gracias a este curso”, señaló.

Por su parte, Carlos Andreu, concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Alcañiz, visitó la excavación en su primer día y destacó la buena acogida de la iniciativa. “Es una manera de educar, de sembrar interés por nuestra historia y generar una base de personas formadas que puedan colaborar en el futuro con proyectos como este”, afirmó el concejal.

Desde el consistorio se plantean ya nuevas ediciones, e incluso ampliar el número de cursos anuales. “Hace falta cultura, formación y compromiso con el territorio”, subrayó Andreu.

El próximo jueves 14 de agosto, de 11 a 12 horas, el yacimiento de La Reala abrirá sus puertas al público en una jornada de visita guiada. Además, se ofrecerá al alumnado la posibilidad de continuar colaborando como voluntarios una semana más en los trabajos de excavación, junto al equipo técnico del Taller.

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