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Ejulve conmemora con jotas y farolillos el centenario de la llegada de la luz Ejulve conmemora con jotas y farolillos el centenario de la llegada de la luz
Varios ejulvinos visitan la exposición organizada por la Asociación Cultural Majalinos. M. N.

Ejulve conmemora con jotas y farolillos el centenario de la llegada de la luz

Trescientos hogares iluminados ilusionaron a la población en una época de desarrollo de infraestructuras, como las carreteras de Aliaga y Villarluengo
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“Luna que estás en el cielo, ya te puedes retirar, que hay 300 estrellas que tu luz van a ofuscar”. Con una veintena de emotivas coplas como esta celebró Ejulve, el 27 de octubre de 1923, la llegada de la luz eléctrica a la población. Una ronda jotera recorrió entonces los principales enclaves de una localidad que en aquel momento tenía 1.300 habitantes (hoy 180), hecho que se repitió este sábado con motivo de los actos de conmemoración del centenario organizados por el Ayuntamiento y la Asociación Cultural Majalinos.

Las actividades arrancaron por la mañana con la inauguración de la exposición Ejulve 1923-2023, con predominio de utensilios antiguos que tienen que ver con la luz y la electricidad.

Entre los vecinos han logrado recoger utensilios y material eléctrico como candiles, farolillos, lámparas de carburo, interruptores, flexos y otros. También se hace un recopilatorio en la exposición de los acontecimientos más importantes de 1923 en España y se habla de personajes locales ilustres que recoge el libro Ejulve y sus gentes de Carlos Abad.

Después, el historiador Juan Manuel Calvo dio una charla sobre la llegada de la electricidad y aprovechó para contar algunas curiosidades sobre cómo era la vida por aquel entonces.

Un pregón anunciador de la llegada de la luz a Ejulve a cargo del Centro de Visitantes y un taller de farolillos que se encendieron al anochecer pusieron el broche a la mañana.

Por la tarde llegó el momento más esperado: la ronda jotera por las calles donde se pusieron las primeras farolas en 1923. Las acometidas llegaron a 300 hogares, según da a entender la copla con la que abre este artículo. “Había una o dos bombillas en cada casa y se permutaban”, contaban los más ancianos.
 
Ronda jotera, a su paso por la calle Mayor. Raquel Ayarza


Una chocolatada popular en la plaza y actividades en el trinquete pusieron el colofón a una jornada entrañable.

“La llegada de la luz fue un acontecimiento muy importante que se celebró mucho en su momento. Dicen que hubo tres días de fiesta y que se hicieron toros”, explicó la presidenta de la asociación cultural, Pilar Martín.


Un progreso muy celebrado


Calvo ha volcado en historiadeejulve.blogspot.com las coplas que se cantaron aquel 27 de octubre de 1923 con motivo de la gran fiesta que celebró la localidad por la llegada de la electricidad. “Las jotas se cantaron siguiendo el recorrido tradicional de las rondas y procesiones, haciendo alusión a la calle o a alguno de sus vecinos pero, también, evidenciando la conciencia de haber alcanzado un hito que cambiaría gradualmente su vida cotidiana”, explica el historiador.

Y es que “la llegada de la luz eléctrica a los pueblos de la comarca supuso un acontecimiento muy importante, por las perspectivas de cambio y de mejora de las condiciones de vida que ello suponía” en una época de pleno desarrollo de las infraestructuras que generaban ilusión entre la población. Véase esta copla como ejemplo del alborozo que tenían los vecinos: “Para ti, Ejulve querido, es hoy día de alegría; que en el libro del progreso brillante has escrito una línea”.

Aún así, “los viejos candiles de aceite, con su torcida de algodón, aún continuaron funcionando varias décadas, pues en cada casa se instaló una sola bombilla que en aquellos momentos supuso un avance esperanzador y un espectáculo cuando daban la luz y se encendían las bombillas al anochecer”, añade Calvo.

La iluminación de las calles, por otro lado, “debió producir un efecto extraordinario en los habitantes de nuestros pueblos: las percibían transitables y seguras durante las horas nocturnas, superando la ancestral oscuridad que, como boca de lobo, había acompañado a las generaciones precedentes”.

Calvo rinde homenaje en su escrito a Pedro Navarro Jarque, que se encargó de recopilar estas coplas para la posteridad aunque probablemente no las escribiera él. Fue maestro nacido en Ejulve en 1905, a quien los avatares de la historia lo llevaron al exilio tras la contienda civil. Hasta su fallecimiento en 1997 residió en Francia, manteniendo muy presentes las cosas de su pueblo según palabras de su hija Fe Navarro, que siguió visitando la localidad hasta su enfermedad y posterior fallecimiento.

“El 27 de octubre, siempre debéis recordar que en ese día Rivera dio luz a la oscuridad”. Hace referencia esta copla al propietario de la compañía eléctrica que trajo el suministro a Ejulve, y que tenía su sede en Albalate del Arzobispo.

Calvo explicó en la charla que eran los municipios quienes promovían la instalación de la línea eléctrica. “En esta zona se puso la luz utilizando concesión o contratos con una empresa eléctrica que había en Albalate, Eléctricas Rivera-Bernad, que producía la luz a partir de algún salgo que había en el río. La línea era de titularidad municipal y más tarde se vendió a la compañía. No tengo datos de si fue de los primeros pueblos a los que llegó la luz, pero es probable que llegara junto a Molinos y Berge”, manifestó el historiador, que aprovechó para dar pinceladas sobre la sociedad de la época.

El aquellos tiempos había 1.300 habitantes en Ejulve, contando las casi 200 personas que habitaban en las masadas. “Estamos hablando de que en este momento hay un 15% de ejulvinos censados con respecto a hace un siglo”, observó Calvo.

“En octubre de 1923 hace un mes que ha llegado la dictadura de Primo de Rivera. En aquel tiempo se estaban construyendo también las carreteras de Villarluengo y de Aliaga para comunicar esta zona con la de Teruel”, y precisamente esos días “hay una huelga” de trabajadores.

Las políticas de infraestructuras eran importantes, como refleja la docente, periodista y escritora Melchora Herrero en el libro En mi Patria chica. Recuerdo del IV centenario de la aparición de Nuestra Señora del Monte Santo en Villarluengo –puede leerse un fragmento en el blog Historias de Ejulve–. “Estas carreteras se hicieron con un plan provincial de financiación estatal y tenían por objeto acabar con el atraso de la provincia en cuanto a vías de comunicación. Se ve como una esperanza y va paralelo a la construcción de las vías del tren Alcañiz-Teruel”, detalló Calvo.

En el plano educativo, el 50% de la población de Ejulve era analfabeta en esta época, si bien “las edades más jóvenes están mejor formadas” gracias a que “hay escuelas de niños y de niñas desde hace años”.

En cuanto al índice de nacimientos, la media anual es de 33,5 nacimientos y en 1923 hay 35 en Ejulve. La población se dedicaba al campo, a trabajos en obras públicas y a los oficios tradicionales: herrería, mesón, hornos, sastre, zapatero, médico, maestro, boticario, carpintero, molinero... Calvo completó la charla con el precio de diferentes productos del mercado de Alcañiz. Un cahíz (179 litros) de trigo costaba 100 pesetas.

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