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El alabastro sorprende como soporte pictórico en un curso pionero de Albalate del Arzobispo El alabastro sorprende como soporte pictórico en un curso pionero de Albalate del Arzobispo
Una de las sesiones prácticas, a lo largo de los dos días del curso de Albalate. Cida

El alabastro sorprende como soporte pictórico en un curso pionero de Albalate del Arzobispo

Siete artistas exploran nuevas técnicas en el taller sobre pintura retroiluminada
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Albalate del Arzobispo ha finalizado con éxito el primer curso monográfico sobre pintura en tabla de alabastro de la Universidad de Verano de Teruel (UVT), una experiencia pionera a nivel internacional que concluyó este viernes, con gran acogida entre los participantes. Bajo el título Pintura en Alabastro: procesos y técnicas, esta formación organizada por el Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro (Cida) ha permitido a un grupo de siete artistas plásticos descubrir las posibilidades expresivas de una piedra tradicionalmente vinculada a la escultura, pero con un enorme potencial pictórico.

Una materia excepcional

El curso ha estado coordinado por Santiago Martínez, responsable del proyecto Alabaster Spain, e impartido por el artista residente Rubén Vidal, quien lleva varios años investigando sobre el potencial pictórico de este material. “El alabastro es una piedra viva, con una estructura cristalográfica que permite el paso de la luz y una riqueza cromática natural extraordinaria”, explicó Vidal, y destacó su reacción frente a técnicas como el óleo, la acuarela o las anilinas.

A lo largo de las sesiones, los alumnos no solo han explorado el uso del alabastro como soporte opaco convencional, sino también su faceta más singular: su retroiluminación. Esta cualidad, unida a su maleabilidad, convierte a cada pieza en una suerte de “doble cuadro”, que varía por completo con la incidencia de la luz.

Formación intensiva

El programa, dividido en ocho módulos teórico-prácticos, arrancó con una introducción histórica sobre la pintura en alabastro y su escasa presencia en la historia del arte. Posteriormente, los participantes se adentraron en la preparación del soporte: desde las formas de corte hasta las imprimaciones necesarias según la técnica pictórica elegida.

“Las posibilidades son enormes”, subrayó Vidal. “Desde aplicar óleo frotado con muñequilla que penetra en la veta, hasta emplear acuarelas o crear tramas con punzón para generar luz mediante el grabado”. En todo momento, los alumnos experimentaron de forma directa con tablas de alabastro, realizando cuadrículas de prueba para observar cómo reaccionaban distintos materiales ante la luz.

El segundo día se centró en la elaboración de una obra personal, aplicando los conocimientos adquiridos con criterios artísticos propios. “Es importante dominar tanto técnicas opacas como transparentes y comprender cómo se comporta el color sobre la piedra. No es solo pintar, es dialogar con el soporte”, añadió el artista.

La primera edición de este curso ha contado con la participación de siete alumnos con formación en disciplinas como la pintura, la escultura, la ilustración, la restauración o el diseño. Muchos de ellos son también docentes. Según Vidal, el perfil especializado del alumnado ha contribuido al alto nivel del taller. “Todos han mostrado una implicación extraordinaria y un gran interés por continuar explorando el alabastro como soporte”.

De hecho, varios de los asistentes ya han solicitado más material para poder seguir trabajando por cuenta propia. “Lo que más les ha sorprendido es el comportamiento del alabastro ante la luz y su capacidad de recuperación. Si cometes un error, basta con lijarlo: vuelve al estado original sin pérdida de calidad”.

Iniciativa

Vidal destacó que, hasta la fecha, no existe constancia de otro curso similar en ningún otro país. “Es una iniciativa completamente inédita, que ha nacido aquí gracias a la visión de Santiago Martínez y al trabajo del Cida. Nunca antes se había desarrollado una formación específica sobre pintura en alabastro con este nivel de profundidad técnica y artística”.

La iniciativa se enmarca dentro del impulso al alabastro que desde hace años lidera el Cidaen Albalate del Arzobispo, promoviendo su uso tanto en arquitectura como en artes visuales. La experiencia acumulada por Vidal durante su residencia artística en el centro ha sido fundamental para el desarrollo del curso. Fruto de esa etapa surgieron obras como las musas instaladas en la sede de la Comarca del Bajo Martín en Híjar o piezas que ya han viajado a galerías internacionales como la de Luxemburgo.

El balance final del curso no puede ser más positivo. “Creo que hemos cumplido con creces el objetivo: que los alumnos comprendieran el alabastro, lo experimentaran y vieran su enorme potencial creativo. Ahora toca darle continuidad”, concluyó Vidal.

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