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Eduardo Yagües Jarque vuelve a Jabaloyas casi un siglo después en el alma de su estirpe Eduardo Yagües Jarque vuelve a Jabaloyas casi un siglo después en el alma de su estirpe
Foto de familia de los asistentes al acto de ayer en Jabaloyas, al que asistieron tanto familiares de los que emigraron como representantes institucionales

Eduardo Yagües Jarque vuelve a Jabaloyas casi un siglo después en el alma de su estirpe

Su hija, nietos, bisnietos y tataranietos le rinden homenaje con una escultura en bronce con sus rasgos
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Cruz Aguilar

Enzo Miguel Carrasco tiene ahora tres meses y no recordará su primer viaje a España pero, seguramente, le emocionará saber que fue a conocer la tierra de su tatarabuelo, porque su padre, Servando, se encargará de transmitir esa pasión por Jabaloyas que tienen todos los Yagües. este sábado el alma de Eduardo Yagües Jarque regresó a su pueblo natal, 98 años después de su partida, de la mano de sus 55 descendientes, entre los que estaba desde su hija Alicia hasta su tataranieto Enzo Miguel, pero también muchos nietos y bisnietos que quisieron así homenajearle y dejar para siempre un recuerdo en su tierra a través de una escultura con su semblante.

Alicia Yagües Ames tiene 83 años y ya conocía Jabaloyas porque su progenitor la llevó en 1978, al igual que al resto de sus hermanos, pero este sábado estaba emocionada porque sabía que “el abuelo”, como ella lo llama, estaría feliz de ver el homenaje que le estaban haciendo en su tierra natal. “Ni en sueños pensó tener tanta descendencia aquí”, comentó la mujer, quien precisó que el encuentro en la Sierra de Albarracín es un agradecimiento al abuelo porque “de lo que él levantó parte todo lo que hoy” atesoran.

Del abuelo heredaron algunos de sus nietos y bisnietos los ojos verdes, pero también expresiones muy españolas y, sobre todo, ese amor por las raíces que aflora de forma más intensa cuando se está lejos. Por eso ninguno quiso perderse el evento, explicó Carolina Zazueta, quien relató que “todos” habían ido “para dar las gracias”. La mujer especificó que han tenido una “vida muy bendecida y hermosa en México” y reconoció que “no hubiera sido posible sin los esfuerzos del bisabuelo”. Ella no lo conoció, pero se siente “conectada” a él, por eso “no venir a Jabaloyas” al homenaje a su abuelo no era opción: “Le quería dar las gracias en persona”, aseguró.
 

Los cocineros mexicanos de la familia Yagües, preparando la comida para los vecinos

Durante del acto de homenaje, Carlos Lagos Yagües alabó la valentía de su abuelo y agradeció la acogida recibida por los familiares en el pueblo. Ricardo Zazueta, su bisnieto varón mayor, señaló que Eduardo Yagües sigue vivo en la “memoria colectiva” de sus descendientes y relató que ahora todos ellos tienen “un pie en Jabaloyas”, al mudarse allí su tía y nieta de Eduardo, Mariela Martínez Yagües. Indicó que aunque están muy orgullosos de sus raíces, hay que hacer todo lo posible “para que estas historias no se repitan”. En este sentido, relató que los problemas sociales alcanzan el estado mexicano de Baja California y abogó por “no permitir” que sus hijos y nietos “pierdan su país”.

Servando Carrasco no era la primera vez que pisaba Jabaloyas. Lo hizo con 12 años de la mano de su abuelo, Valeriano Martínez, que quería mostrarles a él y a su primo Víctor sus orígenes. Sin embargo, este sábado se mostró emocionado porque estar en el pueblo de su bisabuelo junto a toda la familia era una experiencia cargada de emotividad.

El recuerdo de Eduardo Yagües estuvo presente para toda su familia a lo largo de la jornada, como expuso su nieta, Marthalicia Lagos, a la que el jabaloyino presentaba con mucho orgullo cuando se graduó como abogada: “Ahora ya tengo a quien me defienda”, decía. Ella compartió muchos ratos con el abuelo en la finca y de él heredó no sólo su amor por Teruel, sino también esa costumbre tan aragonesa de comer con un vaso de vino tinto.

Durante el acto, el alcalde de Jabaloyas, Óscar Castillo, nombró hijo adoptivo a Carlos Lagos Yagües, que fue el impulsor del homenaje, por “llevar con orgullo el nombre del pueblo y hacer de embajador en Baja California”, dijo. “Este es tu pueblo y hoy lo reafirmamos”, apuntó el regidor mientras le entregaba el diploma acreditativo del título.

El alcalde indicó que con la estatua se pretende rendir homenaje a aquellas 140 personas que partieron de Jabaloyas y Arroyofrío “con el corazón dividido entre la esperanza y la nostalgia”. Señaló además que, aunque hubo muchos que no regresaron, “no fue una despedida porque su tierra siempre viajó con ellos”. Así mismo, Castillo comentó que “un pueblo que recuerda es un pueblo que honra y agradece” y apuntó que el acto de este sábado era “una mirada al pasado, pero también al futuro para que nadie olvide a estos 140 valientes”.

En el evento estuvo el presidente de la Diputación de Teruel, Joaquín Juste, quien valoró la importancia de “recordar esas raíces tan profundas que no se ven, pero nos sostienen”. El responsable provincial hizo referencia al documental Cómo conquistamos el Oeste y adónde nos llevó, dirigido por Elsa Tercero y en el que ha colaborado la DPT con 20.000 euros, y destacó que se trata de un proyecto “original, muy emotivo” y realizado con “mucho tacto”. Planteó que, aunque el trabajo audiovisual está centrado en Jabaloyas, hay otros muchos pueblos de Teruel en los que hubo migración en ese primer cuarto del siglo pasado.
 

Varios centenares de personas acudieron al acto de homenaje en Jabaloyas

La delegada del Gobierno de Aragón en Teruel, Rosa Sánchez, resaltó durante su intervención los valores que Eduardo Yagües inculcó a sus descendientes y planteó la dificultad de que “en el mundo en el que vivimos, esos principios sean los que nos guíen”.

Por su parte, Óscar Castillo incidió en la importancia de recordar a los que emigraron puesto que se trata de un episodio de la historia de Jabaloyas incluso desconocido para algunos ya que, como precisó, no todos los que marcharon hicieron fortuna y algunos de los que regresaron ni siquiera contaron a sus descendientes su periplo por tierras americanas.

En una de las paredes del frontón había decenas de fotografías, documentos y nombres de algunos de los que marcharon a comienzos del pasado siglo. Entre los familiares de esos migrantes estaba Rogelio Domingo Rodríguez, que acudió al evento con un sombrero de mexicano para honrar a los invitados de Tijuana. Relató que su padre fue de los primeros que emigró, en 1907, y regresó una década después con “algo de dinero” que invirtió en unas fincas en el pueblo “que no valen nada” y en un banco cuyo dueño “se fugó con sus ahorros”. Ese esfuerzo en balde le marcó, como apuntó su hijo, el resto de su vida.

La memoria de los que marcharon a hacer las américas desde Jabaloyas y Arroyofrío quedará para siempre preservada en la estatua del escultor Daniel Elena que este sábado se inauguró y junto la que hay un monolito con esos 140 nombres.

Pero Fermín Yagües ha ido más allá para dignificar la historia de esos migrantes y, tras ocho años de investigaciones y recabar datos, testimonios y documentos, ha editado Memorias de ida y vuelta, la senda de los ausentes. El libro, como él mismo definió: “Es un esfuerzo por conservar lo que somos y rescatar esa memoria común”. Además, responde a la necesidad de que no se pierdan las historias de 140 personas que “fueron héroes”. “Abrieron el camino a los que ahora estamos aquí”. concluyó.
 

El pequeño Enzo, en brazos de su madre, junto a su padre y tías

Hermanamiento

La relación entre Tijuana y Jabaloyas va a ir más allá del acto de este sábado puesto que en la primavera del año que viene habrá un acto de hermanamiento entre Sassi del Valle y la localidad turolense. Sassi es un pueblo de nueva creación impulsado por la familia Yagües que tendrá muchas reminiscencias a Jabaloyas, entre ellas una réplica de su iglesia. Se trata de un complejo turístico en pleno Valle de Guadalupe que es la zona vitivinícola de México, donde habrá calles con nombres que honren el pasado turolense de la familia.

El acto de la mañana concluyó con la interpretación de la canción Siempre Jabaloyas, del cantautor zaragozano Mairot.

Mientras mexicanos y turolenses se refrescaban y buscaban conexiones entre esos 140 emigrantes que se fueron del pueblo, Miguel Ángel Herrero Yagües lideraba un equipo de cocineros mexicanos que prepararon la comida para 250 personas. Ellos se dedican en Baja California al sector de la restauración y este sábado cocinaron para los vecinos langosta Puerto Nuevo, que es una receta típica de este estado y que consiste en un burrito de machada de langosta con frijol sofrito, arroz rojo y salsa de chiles. Además, elaboraron tacos de carne de res asada porque, como apuntó el cocinero “son dos platos muy típicos” de su zona y querían que los habitantes del pueblo de su abuelo los degustaran.

Cada diez años

Enzo Miguel sí tendrá recuerdos de Jabaloyas en su próximo viaje, para el que ya hay fecha. Será dentro de diez años y se repetirá una década después. Es el “pacto de primos” que Servando Carrasco, el padre de Enzo, ha hecho con sus familiares porque quieren que parte del legado que le dejen a sus descendientes sea esa costumbre de reencontrarse con las raíces turolenses que tanto marcaron a su antecesor.
 

Carlos Lagos (Izquierda), Alicia Yagües y Marthalicia Lagos, charlando con otro descendiente de migrantes

Emigrar por hambre

Carlos Lagos Yagües fue el encargado de hablar de su abuelo, de quien dijo que, como los otros 140 vecinos de Jabaloyas y Arroyofrío y miles de españoles, “lo que les llevó a emigrar fue el hambre”, porque “la necesidad es la mejor inspiración” y ellos la tuvieron de “buscar más”. Lagos relató que dejaron sus tierras “en busca de fortuna, cansados de ver sus manos vacías”, esas que “poco a poco se fueron llenando de familia, de bendición, de bienes y de recuerdos, que forjaron una tierra nueva”, dijo. Para los descendientes Eduardo Yagües, que hizo fortuna en el sector de la ganadería, es “un ejemplo de vida, de cómo un hombre sin nada, sin educación superior ni un padrino”, logró hacer fortuna. “Nos dejó una plataforma de la cual aún hoy, cuatro generaciones después, sus descendientes se siguen beneficiando de ella”, dijo. Lagos lo puso como “ejemplo de valentía”, pero también de hombre amado por sus hijos porque, añadió, “ningún legado es posible si sus hijos no lo aman”.

Reconoció que llevaba mucho tiempo queriendo hacer un reconocimiento público a su abuelo, pero jamás imagino que iba a ser en su pueblo natal, hasta el que se han desplazado 55 familiares. “Me llena de alegría, de sentimiento y de agradecimiento que los planes de Dios sean mayores que los de nosotros”, dijo.

Las referencias a la emigración y a las vicisitudes que pasan las personas que abandonan su tierra también estuvieron presentes en la homilía del obispo de Teruel y Albarracín, José Antonio Satué, encargado de bendecir la estatua.

Satué, parafraseando al Papa Francisco, abogó por “acoger, proteger, promover e integrar” a los migrantes “con vistas a una sociedad más inclusiva, desarrollada y pacífica”. “Todos podemos ser migrantes y todos ser buenos samaritanos”, recordó.

Concluyó su discurso pidiendo una oración “por todos aquellos que se sacrificaron porque tuviéramos una vida mejor y por querer hacer ese camino lleno de peligros y esperanza”.

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