‘Iron Monguer’ es la nueva vía imposible escalada por David Palmada ‘Pelut’ y Elur Aburuza en Ladruñán
Los deportistas estuvieron ocho días colgados de la Pared de la Virgen para completar el recorrido de 310 metros‘Pelut’ escaló una pared de la rambla Barrachina hace un año
Más de cien participantes en el Encuentro de Escaladores del Maestrazgo
“En una sola vida no me da tiempo a hacer todo lo que hay en la zona”, resolvió David Palmada Pelut días después de regresar del Maestrazgo, donde junto a Elur Aburuza abrieron Iron Mongers, una vía de escalada de más de 200 metros en vertical en la Pared de la Virgen, sobre el mismo nacimiento del río Pitarque, en la que estuvieron literalmente colgados sobre el abismo durante ocho días consecutivos, vivaqueando anclados al muro y arrastrando todo lo necesario para poder llevar a cabo la ascensión por una vía que terminó recorriendo 310 metros.
“Mi compañero (Nandy Salas) compró una casa en Ladruñán. Y ahí empezó todo”, explicó sin aspavientos el escalador, mientras ultimaba los preparativos para regresar al Dakar, carrera en la que participa como uno de los mecánicos de más renombre desde hace 26 años y que arrancará, como es habitual, con el cambio de año el 3 de enero en Arabia Saudí.
Maravillado por las paredes que le mostró su amigo en el Maestrazgo, Pelut comprobó que por la zona “se había escalado poco o nada” a pesar de su “potencial”. Así, “todo eso llamó mi atención”, continuó explicando Palmada, hasta que “al final dijimos de ir un día a mirarlo”.
Y así surgió lo que el propio deportista habla de “amor a primera vista”. “Fue como un amor a primera vista. Llegar, ver el potencial, la tranquilidad del lugar y el tipo de roca que tiene”, relató Palmada sobre lo que fue el prólogo de una muesca más en su lista de ascensiones inolvidables.
Salas ya había estado escalando por la zona con German Ballard, otro gran aperturista, y le dijo a Palmada que tenía que “verlo porque hay unas paredes muy grandes que seguro que te van a gustar”. Y así fue. Se acercaron en coche, primero, y caminando, después, “y cuando hace cinco minutos que caminas ya asoma la Pared de la Virgen al final y dije, ostras, esto es grande”, recordó Palmada. Y la impresión solo hizo que aumentar conforme se acercaban al pie de la pared. “Es amor a primera vista. A la que vi la pared dije que ahí había que escalar. Y cuál no fue mi sorpresa cuando pregunto y me dicen que ahí no ha escalado nadie”. Maravillado por la proximidad al pueblo de Ladruñán, con el pie de vía apenas a tres kilómetros del casco urbano, empezó los primeros preparativos.
Palmada contactó con escaladores locales e indagó en los boletines oficiales en busca de alguna restricción o prohibición para la práctica de la escalada. “Y la sorpresa es que desde la ermita de la Virgen hacia atrás se puede escalar sin ningún problema”, ya que justo a partir de ese punto se entra en Geoparque del Maestrazgo, que sí tiene regulada la escalada.
Apenas un mes y medio después del “flechazo” entre Pelut y la Pared de la Virgen, Palmada y Aburuza ya estaban con todo preparado para empezar a progresar por la pared. Y el tiempo corría en contra porque Pelut aseguró que le “gusta hacer alguna actividad fuerte antes del Dakar”, en el que se embarcará el próximo 29 de diciembre.
Palmada ya había escalado antes con Elur Aburuza, que no dudó en darle el “sí, quiero” a la invitación para esta aventura.
Cápsula
Aburuza y Palmada estuvieron ocho días literalmente colgados de la Pared de la Virgen para escalar sus 310 metros y superar los obstáculos que el muro les fue planteando, incluido un techo de infarto. La ascensión se planteó en estilo “cápsula”, en el que los deportistas tienen que cargar, subir y portear todo lo que puedan llegar a necesitar durante la aventura de forma que no se baja al suelo hasta que se completa la vía. “Incluida el agua”, subrayó Pelut, que se refirió a esta modalidad de escalada como “la más pura que hay” porque a la propia dificultad de la pared hay que añadir el cansancio que se va acumulando tras tener que montar la hamaca en la pared, de dormir colgado y de tener que subir todo el material a lo largo de todo el muro. El estilo cápsula te va desgastando día a día y eso lo hace mucho más intenso”.
El hecho de tener que arrastrar el material, el agua y la comida supone una “logística diferente en la cual el juego es mucho más intenso”, explicó el protagonista de la hazaña.
Palmada aseguró sentir “una atracción especial por los desplomes, los techos y por todas las estructuras que se salgan un poco de lo normal”. Por eso sucumbió instantáneamente al embrujo de la Pared de la Virgen, con una repisa de infarto de varios metros en los que hay que progresar colgado en horizontal
La pared tiene una altura de algo más de 200 metros, pero el recorrido completado por la pareja de escaladores alcanza los 310, calificando este muro como “uno de los grandes” en el catálogo de escalada nacional. “Estuvimos ocho días colgados de la pared. Es un big wall en toda regla”, aseguró.
Entre el porteo del material hasta el pie de la pared, el ascenso y el regreso desde la coma, la expedición transcurrió durante diez días.
“Es una pared de caliza, muy quebradiza en la primera parte y mucho más compacta en la zona de arriba”, explicó Pelut a propósito de la composición del muro. El escalador bromeaba, a propósito de una pregunta que le repiten a menudo sobre si una pared puede llegar a desprenderse, granado un vídeo del muro que tenían en frente donde “hay un desconchón de la pared que se ha derrumbado todo a pie de vía (...) para todos estos que preguntáis si la pared se puede caer, giro el teléfono, enfoco, enseño y digo: Sí, las paredes se pueden caer”. Sin embargo, sus apreciaciones decían todo lo contrario. “Para mí la pared es buena, la roca es buena”.
Pelut disfruta la escalada clásica. “Intento buscar la línea más acrobática y más natural posible, por decirlo así, para intentar minimizar siempre el uso de expansión”, prefiriendo siempre evitar meter tacos en la piedra. “No voy a abrir una vía comercial para que venga gente y se repita. Nosotros vemos una línea, abrimos una ruta que normalmente se suelen repetir muy poco”, explicó, añadiendo que eso supone, además, una medida de auto protección contra la afluencia masiva de escaladores a zonas determinadas como algunos rincones de Teruel, donde “hay un montón de paredes”. En este sentido, Palmada apostó por la escalada de aventura como un medio para revitalizar de forma sostenible los pueblos.
En los primeros días de progresión se cumplieron los pronósticos meteorológicos e hizo mucho frío y hubo algo de lluvia. “Lo pasamos un poco mal porque las condiciones fueron duras”, valoró Palmada, que recordaba cómo tras “el primer largo tuve que terminar pidiéndole dos guantes a Elur porque no aguantaba más”. También les castigó el viento, que “desmereció un poco la escalada”. Sin embargo, conforme fueron ganando altura y la roca mejoraba su calidad el sol también animó a los escaladores dándoles en la espalda aunque fuera apenas unas horas, lo que hizo que “la escalada fuera una auténtica invernal porque estábamos escalando con el plumas”.
Recuerda Pelut las noches estrelladas y la luna llena iluminando las paredes que se veían desde la hamaca colgada a decenas de metros sobre el suelo, así como el vivac de la última noche, después de haber culminado la hazaña.
Iintendencia
Escalar en estilo burbuja supone no depender de nadie en la progresión en la pared, de forma que los deportistas tienen que acarrear, asegurar y gestionar todo lo que puedan necesitar durante la aventura.
“Normalmente, en estas escaladas manejamos entre 120 y 180 kilos”, recordó David Palmada Pelut, que destacó que en esta ocasión, al tratarse de una escalada a las puertas del invierno, hubo que cargar menos agua. “Calculamos dos litros y medio de agua por persona a día, son cinco días de agua por persona a día. Por ocho, son 40 litros de agua, ahí ya tienes 40 kilos de agua. En invierno, en verano, eso se multiplica por tres o por cuatro litros al día”, aunque “lo que no llevas en agua lo llevan en ropa”, señaló.
Además, es preciso llevar los elementos de seguridad, cuerdas, ropa de abrigo, sacos de dormir y la hamaca en la pasar la noche colgados de la pared.
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