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La Virgen de la Fuensanta de Villel muestra su color original tras una minuciosa restauración La Virgen de la Fuensanta de Villel muestra su color original tras una minuciosa restauración
Uno de los técnicos de la Fundación Santa María, durante la restauración de la imagen de la Fuensanta

La Virgen de la Fuensanta de Villel muestra su color original tras una minuciosa restauración

Los técnicos de la Fundación Santa María se han ocupado de los trabajos, que ya han concluido
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Cruz Aguilar

La Virgen de la Fuensanta de Villel ya está totalmente restaurada y colocada desde hace un par de semanas en su pedestal original del santuario que lleva su nombre. El Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín se ha ocupado de la recuperación de este bien, una talla en madera del siglo XVIII con gran valor religioso para los numerosos pueblos que la veneran.

Se trata de una talla para vestir, es decir, que se compone de un cuerpo de cartón piedra al que van fijadas las manos y la cabeza. El hecho de contar con un cuerpo íntegro y no sólo con varias tablas posibilita que las vestimentas tengan más volumen una vez colocadas.

La imagen presentaba numerosos repintes realizados con materiales sintéticos y los anclajes eran muy rudimentarios, sobre todo los de las coronas, tanto de la virgen como del niño, de forma que cada vez que se retiraban para cambiar los mantos se hacía un nuevo agujero en la cabeza de las figuras. “Parecía que tuviera carcoma de tantos agujeros que había”, indica Álvaro Navarro, que es el tesorero de la Junta de la Fuensanta. El responsable reconoce que están encantados con el resultado puesto que “la imagen está muy cambiada, con colores mucho más naturales y los daños y grietas solucionados”, dice.

Lo que más ha cambiado de la escultura es la nube que sostiene a la Fuensanta, de la que se han retirado, como confirma la responsable del equipo de restauración de la Fundación Santa María, Rosana Herrero, “capas y capas de pintura”. Aunque antes de pasar por el taller de Albarracín presentaba un color azulón con matices dorados, la retirada de las diferentes manos de pintura mostró que el color original era plateado y es precisamente el que se ha recuperado, reponiendo las faltas en estos tonos.

Sucesivas intervenciones

Además de las sucesivas intervenciones pictóricas que presenta la virgen, también había manchas de cera, grietas y fisuras, así como pérdidas de policromía causadas por pequeños golpes en algunas áreas. “Para nosotros era normal porque siempre la habíamos visto así, pero fue un profesor de Bellas Artes quien hace algunos años nos indicó la conveniencia de restaurarla”, asegura Navarro. Lo que sí tenían claro es que la venerada imagen tenía que ser intervenida con garantías, “lo debía hacer alguien profesional, en condiciones, porque no sabíamos ni de qué material era”, dice el representante de la junta, quien añade que por eso tuvieron claro que debía hacerlo la Fundación Santa María.

El resultado es el que esperaban, aunque los técnicos de Albarracín indican que el primer análisis hacía presagiar que la imagen estaba en mejor estado del que se encontraron una vez trasladada al centro de restauración, donde detectaron que varias de las piezas estaban sueltas, entre ellas las propias manos.

Las sujeciones se han sustituido para garantizar la conservación de la talla. Así, el anclaje con la base se ha forrado de neopreno para evitar roces en las piezas originales. En cuando a la sujeción de las coronas, se han instalado unos pernos que permiten su retirada sin perforar la madera de manera sucesiva. Los restauradores también han realizado una limpieza de las coronas doradas y los trabajos se han centrado específicamente en la fijación de las decoraciones de pedrería, porque estaban muy sueltas.

Rosana Herrero detalla que se trata de una pieza del siglo XVIII puesto que aunque estas vírgenes de vestir son típicas del XIX, la “policromía de esta es muy antigua”, dice. No había daños de xilófagos y la propia estructura de la imagen estaba bastante consolidada, según apunta la experta.

La restauración ha supuesto una inversión de 3.700 euros, IVA incluido, y han sido sufragados con los fondos de la Junta de la Fuensanta, que además realizó objetos específicos para contribuir con su venta a los gastos. Las labores de recuperación de la pieza se han prolongado durante un mes y en la misma ha intervenido uno de los restauradores del equipo de la Fundación Santa María de Albarracín.

La Fuensanta es venerada no sólo por los vecinos de Villel, que es donde se ubica el santuario, sino también por otras localidades cercanas como Aldehuela, Cascante del Río, Cubla, El Campillo, Libros, Rubiales, Tormón, Tramacastiel, Valacloche, Villaspesa y Villastar. Todos ellos realizan romerías hasta la ermita que alberga la imagen, conocida popularmente como La Aparecida.

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