Los compañeros ayudantes se vuelcan con las disputas de estudiantes en redes

Las necesidades de los estudiantes de Educación Secundaria y Primaria han cambiado. Si hace una década los alumnos ayudantes atendía sobre todo episodios de peleas furtivas y algún caso de acoso en el entorno escolar, ahora las situaciones más preocupantes tienen un corte más psicológico con problemas de falta de autoestima, ansiedad o carencias afectivas, entre otras. Son algunas de las conclusiones que los 240 alumnos ayudantes de centros educativos de Teruel y Zaragoza pudieron compartir en el III Encuentro Intercentros organizado en Calamocha.

El Encuentro Intercentros celebró este viernes su tercera edición, después de haber pasado por Utrillas y Utebo. En la cita calamochina participaron los institutos de Secundaria Valle del Jiloca, de Calamocha; Santa Emerenciana, Vega del Turia y Segundo de Chomón, de Teruel; Salvador Victoria, de Monreal del Campo; Lázaro Carreter, de Utrillas;  y el IES Puebla de Alfindén; además del CEIP Ramón y Cajal, de Alpartir (Zaragoza).

La jornada comenzó con un almuerzo de bienvenida a las puertas del recinto ferial de Calamocha donde, después, los participantes en la jornada pudieron asistir a la representación teatral de Mr Bullying, ¡Todos contra él!. Después, los más de 250 adolescentes se trasladaron al parque municipal Rafael Angulo para participar en distintas dinámicas y, a continuación, comer allí.

El encargado de abrir la jornada y dar la bienvenida a los participantes fue el director provincial de Educación del Gobierno de Aragón, José Luis Castán, que recordó que la labor del compañero ayudante consiste en “acompañar, ayudar, integrar y acoger” y que “esto no es una tarea que lo tengan que hacer los profesores solamente si no que los alumnos también participan y eso lo hacen con el programa de compañero ayudante”.

Castán confirmó que en la provincia de Teruel hay más de 600 estudiantes participando en el programa “de una forma u otra” y en las “distintas etapas educativas” y señaló el objetivo de que el alumnado ayudante se extienda por la mayor parte de los centros educativos y se alcancen los 1.200 estudiantes implicados. Aún así, el director provincial se mostró satisfecho porque la cifra de estos voluntarios “va creciendo”.

Castán resaltó que la tarea de los alumnos ayudantes trasciende de los casos de acoso y señaló que, cada vez más, se dan casos “relacionados con situaciones sociales, familiares muy complejas”, en los que esta figura supone un “elemento más para la solución”. “Pero sí que es verdad que hay una precaución muy seria por parte de toda la comunidad educativa y también del gobierno para atender cuestiones relacionadas con el acoso escolar”, añadió, cuantificando que estas situaciones tienen una prevalencia de entre el 2 y 5 por ciento en los centros educativos de la provincia, y precisó que aunque “se produce en todas las etapas educativas”, es en el tramo de edad de entre 11 y 14 años cuando se agudiza.

 

El IES Valle del Jiloca hizo las veces de anfitrión en la tercera edición del Encuentro Intercentros. Su directora, Yolanda Pérez, destacó el papel de los alumnos ayudantes para que “la vida escolar sea mucho más llevadera para todos en su conjunto” y recordó que son los propios alumnos los que eligen quién asume la responsablidad de ser compañero ayudante.

Pérez precisó que “más que los casos de acoso, la preocupación es por los problemas de salud mental que sí que hemos visibilizando en los chicos. Está aumentando desde la pandemia y hay niños que sí que necesitan un apoyo más directo” con síntomas de “ansiedad o nerviosismo” de forma que “lo que hacemos es intentar visibilizar estos problemas que no son fáciles de detectar y no son fáciles de arreglar”.

Uno de los centros educativos pioneros en la puesta en marcha de este programa fue el IES Segundo de Chomón, de Teruel. Maribel Tena, coordinadora de Bienestar y Convivencia en el instituto, destacó cómo los problemas que exteriorizan los muchachos han cambiado en la última década. “ha cambiado porque ahora mismo están mucho más atentos a redes sociales. Ahora mismo muchos de los conflictos surgen en redes sociales, mucho más que en el patio o en los baños como antes sucedía. Entonces ahora tienen que tener otro tipo de formación y así la estamos enfocando”, dijo Tena apuntando que ahora la presión sobre los estudiantes es a tiempo completo y que “cuando los chavales levantan la mano (en señal de auxilio) el daño ya está ahí” y hay que trabajar con las familias”.

“A veces los adultos no somos capaces de ver que un chaval lleva una mochila demasiado complicada y ellos (los alumnos ayudantes) que están cercanos son los que dan la voz de alarma y luego el equipo de orientación a través de jefatura, de equipo de convivencia y familia, somos los que intentamos encontrar una solución”, razonó, añadiendo que a menudo esa mochila de problemas llegan desde la Educación Primaria.

La labor de un compañero ayudante consiste en “si hay algún problema intentar buscar soluciones para que las cosas se puedan arreglar y que todo vaya bien”, explicó Raúl Belsué, de la Puebla de Alfindén (Zaragoza), que confirmó que ahora la mayor parte de los problemas entre estudiantes tienen que ver con las redes sociales porque “en las redes sociales se suelen ver muchas cosas”, sobre todo relacionadas con la publicación de fotografías de otros jóvenes en situaciones comprometidas y los comentarios que se generan a continuación.

Desde Utrillas, Belén Martínez refirió los enfrentamientos que se producen alrededor del deporte durante los recreos, sobre todo del fútbol. Mientras, Sandra Villa, del IES Vega del Turia, de Teruel, coincidió en que “la problemática ha cambiado” y refirió “situaciones de bienestar emocional de compañeros”, sobre todo de “problemas de baja autoestima” que en ocasiones devienen en la apertura de protocolos de ideación suicida o de autolesiones, que “se han disparado”.