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Los peirones de Cutanda se han convertido en un gran actractivo turístico para los visitantes Los peirones de Cutanda se han convertido en un gran actractivo turístico para los visitantes
Peirón de San Cristóbal, conocido como el peirón Blanco

Los peirones de Cutanda se han convertido en un gran actractivo turístico para los visitantes

La labor altruista de Virgilio Rodrigo ha permitido restaurar siete construcciones en las últimas tres década
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Los peirones de Cutanda es el gran atractivo patrimonial desconocido para los visitantes a la localidad, que es famosa por la emblemática Batalla de Cutanda y su recién estrenado centro de interpretación dedicado a esta contienda.  En una labor altruista dirigida por Virgilio Rodrigo Allueva se han restaurado e incluso construido un total de 7 peirones a lo largo de tres décadas en Cutanda. El Centro de Estudios del Jiloca ha publicado en su último número de Cuaderno de Etnología, y en reconocimiento, un estudio escrito por el profesor jubilado Virgilio Rodrigo Allueva donde recoge la historia y actuación llevada a cabo en los siete peirones. La próxima recuperación será la reconstrucción de un peirón que ya se restauró, el de San Antón, pero que un rayo lo destruyó. El estudio se titula Recuperación de los peirones de Cutanda.

El hijo de Cutanda y profesor jubilado de dibujo y de formación arquitecto técnico, Virgilio Rodrigo Allueva, señala que la idea de recuperar el rico patrimonio de los peirones de su localidad se inició en 1989.  “La idea de recuperar este patrimonio no fue mía, surgió en la visita de María del Carmen Colás alcaldesa de Calamocha al baile de San Roque en el año 1989 y tras visitar la peña del horno y aprovecharon la ocasión muchos de los presentes para hacer las peticiones a la autoridad de las necesidades que tenía Cutanda y de la dejadez por parte del Ayuntamiento en resolverlas. La intervención  de José Carroquino alcalde pedáneo y amigo personal mío, dijo que había patrimonio a punto de desaparecer y con voluntad de los vecinos podría evitarse su ruina, no era una cuestión de costosos recursos económicos públicos, siempre escasos por definición e insuficientes para tantas necesidades, sino más de la voluntad de los presentes por evitarlo, con un poco de trabajo, era el caso del peirón de la rambla realizado con profusa decoración de molduras de yeso, caso único en los peirones de Cutanda y que estaba a punto de arruinarse”.

Recuperación

Virgilio Rodrigo confiesa que la recuperación de los peirones le han supuesto “un desafío tremendo” por los materiales con los que estaban hecho como el yeso y por su mal estado en el que se encontraban. No obstante también destacaba que el trabajo altruista que ha llevado a cabo ha sido  y es un hobby  por su vocación por la construcción desde que era niño.

“Muchos se preguntarán el porqué de tanto esfuerzo altruista dedicado por mi parte y el de mis ayudantes en la recuperación de este patrimonio perdido, dedicando días de trabajo de mis vacaciones y en el caso de los voluntarios jubilados de su tiempo libre. La explicación es sencilla, la construcción y manipulación de todo tipo de materiales me ha  entusiasmado desde niño, para mí ha sido una actividad muy creativa y me ha dado grandes satisfacciones, ves el resultado inmediato de las mismas y permanece en el tiempo, lo ves cada vez que paseas, después sin esperarlo hay un reconocimiento de ello por parte de vecinos y visitantes, son muchas muestras de agradecimiento que recibimos, de ahí el contagio que de ello ha habido en muchos de mis ayudantes, ese entusiasmo ha creado un  ambiente de trabajo muy agradable, donde no han faltado las bromas y el buen humor, decíamos es la única obra en el que todos los participantes hemos cobrado lo mismo sin distinción de grados, en ocasiones poniendo medios y recursos cuando era necesario”.
 

Detalle del peirón del Hermanamiento de las Batallas de Tolosa y de Cutanda


Añade el profesor en su introducción del artículo que los peirones de Cutanda hay que verlos, “pues una imagen vale más que mil palabras y en este caso se cumple con creces el dicho. Recomiendo una visita después de su lectura, ayudará sin duda a comprender lo que aquí relato, para el curioso seguro que encontrará muchos detalles a observar y fotografiar”.

Actuaciones

En el repaso de las actuaciones de recuperación de los peirones empieza por el de San  Vicente, que es también de San Roque, la Virgen del Mar y la Virgen del Pilar. El peirón de San Vicente está situado en el cruce del camino de Olalla y la rambla de Valdelasaguas. Reseña que todo empezó “con una conversación durante las fiestas de San Roque de 1989 cuando el entonces alcalde pedáneo José Carroquino nos hizo participes de su reflexión respecto al mal estado de conservación de una serie de construcciones, que de no remediarlo se vendrían abajo, como era el caso del peirón de San Vicente. La obra de asegurar la no caída del peirón,  no era tanto de presupuesto sino de voluntad de los presentes para hacer una pequeña obra de reparación, que evitase su ruina”.

El segundo peirón recuperado fue el de San Juan, pero también es de San Jorge y San Valero. El peirón está junto en el camino de San Juan junto a la carretera. La historia de la construcción actual fue en el año 2002 con el apoyo del alcalde de Calamocha de entonces, Miguel Pamplona, que se comprometió a costear todos los materiales. “ El 16 de agosto en la procesión del rosario de san Roque el obispo de Teruel Don Antonio Algora bendijo el peirón de San Juan con presencia de autoridades de la DPT”.

El tercer peirón de recuperación que aborda el profesor es el de San Bárbara, situado en Carradoca. En 2002 su estado era de ruina inminente. “No es fácil tomar una decisión respeto a su restauración. Es el único peirón que teníamos en Cutanda que todavía conservaba los sillares originales y que responde a un estilo primitivo de inicio de esas construcciones en la parte mas meridional de Aragón y señorío de Molina, donde proliferaron a partir del XVII hasta nuestros días, quedando muy pocos de esa época”, expone Virgilio Rodrigo Allueva.

San Antón

El cuarto peirón es el  de San Antón en el que se actuó en 2004 con un diseño totalmente nuevo y que tuvo mucho éxito. Está situado en la Costera de la Fuente en el desvío del camino de la Llana. En este peirón el ayuntamiento no quiso hacerse cargo de los gastos del material en el año 2003, cuando se tenía previsto reconstruirlo y en 2004 los sufragó la familia Crespo.
 

Peirón de San Vicente Mártir y de Santa Ana


El quinto peirón es el de la Fuente,  dedicado a San Vicente Mártir y Santa Ana. La construcción última fue en 2005. Está situado en la plaza de Arriba. “En 1978 un camión derribó la fuente y el peirón, en la caída se destruyó la estatua de San Vicente”.

El sexto peirón es el de San Cristóbal  situado en Carramolino. La Comarca del Jiloca aportó el dinero para los  materiales. La última construcción  fue en 2006 y el pintado y la colocación de la baldosa se hizo en 2007.

El séptimo peirón que es nuevo es el de la Cruz o del Hermanamiento de las Batallas de las Navas de Tolosa y Cutanda, que sufragó el Ayuntamiento de Calamocha en 2018 a propuesta del alcalde Manuel Rando. “Este peirón de la Cruz  bien podría marcar el lugar del  campo de batalla por coincidir con el inicio de las Celadas donde según la tradición se desarrolló la batalla conocida  en el pueblo como la batalla de las Celadas y la cruz podría simbolizar lo que fue una cruzada”, explica Virgilio Rodrigo.

Actualmente queda pendiente la restauración del peirón de San Antón, que se hará este año, anuncia Rodrigo. El peirón de San Antón fue ya reconstruido pero un rayo lo destruyó en 2020. “Ha sido una pieza importante dentro del patrimonio que hemos  recuperado en las últimas décadas y no me gustaría que su pérdida fuera definitiva. Estoy buscando los medios materiales y de ayuda para su construcción, son varios los que se han ofrecido para ayudarme y cuando lo tenga organizado comenzaré la renovación, es mi deseo que participe el mayor número de voluntarios, lo que ayudará a su cuidado y difusión. Todas las ayudas serán de forma altruista como ha sido hasta ahora”.

Los peirones de Cutanda pueden ser un revulsivo turístico ya que algunos de ellos son de una gran belleza como  el de San Juan, estilo mudéjar o el San Antón que tiene una talla muy bonita, afirma Virgilio Rodrigo.

 

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