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Los propietarios y aficionados a los coches clásicos Ferrari y Aston Martin giran la vista hacia Visiedo Los propietarios y aficionados a los coches clásicos Ferrari y Aston Martin giran la vista hacia Visiedo
El taller mecánico que está montando Iván Fernández se parece más a un quirófano, por el orden y la limpieza de todos los espacios y sus elementos

Los propietarios y aficionados a los coches clásicos Ferrari y Aston Martin giran la vista hacia Visiedo

Un veterano mecánico de automóviles de alta gama que trabajó en Marbella y Madrid se instala en el municipio del Altiplano
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José Luis Rubio

En la puerta de una antigua cochera agrícola en Visiedo asoman la parrilla cromada, los faros y los guardabarros de la parte delantera de un coche inglés modificado hasta las últimas consecuencias y al que Iván Fernández ha de hacerle una revisión.

A sus 52 años, este mecánico especializado en bólidos y deportivos de las casas más exclusivas del mundo del motor es, junto a su pareja, el último vecino que en desembarcar en este municipio del Altiplano. Iván Fernández va a hacer de Visiedo su lugar de trabajo, alejado del bullicio de las grandes ciudades como Madrid o Marbella en las que ha trabajado durante toda su carrera profesional. Ahora, con la apertura de su taller, por las calles de Visiedo podrán verse Ferraris o Aston Martin con cierta frecuencia.

“Estaba un poco saturado de la gran ciudad”, reconoce abiertamente Iván Fernández cuando se le pregunta por cómo ha terminado viviendo en Visiedo. La respuesta larga es un poco más elaborada. “Un día nos pusimos a buscar casas de pueblo, en Burgos, Valladolid o León porque mi padre es de León. Teníamos la tele puesta y empezaron a hablar de Teruel y de la España vaciada,  así que me puse a buscar casas en Teruel, y aquí estamos (...) Yo quería un pueblecito con cuanta menos habitantes mejor”, explicó el nuevo poblador de Visiedo.

Fernández muestra con orgullo los progresos que va haciendo en el montaje de lo que será su taller mecánico. Poco o nada se parece a los talleres de antaño en los que se pisaba sobre serrín y había cubos con un popurrí de piezas, por si acaso. La pulcritud de la estancia y el orden con el que están dispuestas las herramientas y los equipos hacen pensar más en un quirófano que en un taller mecánico.

Tallercito

“Mi padre tenía un tallercito, yo era muy mal estudiante y cuando entregaba las notas en casa, pues me castigaba mandándome al taller”, recordó Fernández, que con 14 años empezó a estudiar Formación Profesional. “No la acabé porque siempre he sido un poco rebelde. Llegué a cuarto y me fui”, rememoró.

A partir de entonces, la carrera de Iván Fernández estuvo ligada a los bólidos del cavallino rampante. “Me cogieron en la Ferrari de Madrid. Estuve ahí cuatro años cuando me mandaron a un viaje a Marbella, a una concentración de asistencia y, bueno, gusté allí a los propietarios. Al año siguiente, cambié un embrague de un F40 en el parking de un hotel y el presidente de este club Ferrari, Antonio D'Alessandro, muy amigo mío, fue a C. de Salamanca, que era el concesionario de allí,  y le dijo al gerente que si quería que le siguieran llevando los Ferraris allí tenía que contratar a este hombre. Y allí me fui. He estado 22 años, estuve en la Ferrari de allí, de allí me fui a la Lamborghini, a la Rolls (Royce), volví a la Ferrari, a un concesionario BMW en Málaga, y luego me monté por mi cuenta”, relató el mecánico afincado en Visiedo.

Su aventura en solitario se vio truncada por la crisis económica y financiera de principios de siglo. “En el 2009, debido a la crisis que hubo, y como el 80% de mis clientes eran constructores, tuve que cerrar el taller”, apuntó. Y ciando estaba a punto de irse a trabajar a Dubai “apareció un hombre que me dijo que él quería hacer una escudería de coches y que si quería trabajar para él”. Y así lo hizo, hasta que hace un año su patrón “vendió toda la colección”.

Harto de la Costa del Sol, Fernández buscó nuevos horizontes persiguiendo una tranquilidad que no había conocido hasta ahora. Y así recaló en Visiedo, donde encontró una casa que se amoldaba a sus necesidades y donde, además, pudo hacerse con una nave para abrir allí su garaje.

Clientes

“Tengo clientela en Marbella que, bueno, no entendió muy bien que yo me viniese aquí”, aunque el tener que llevar el coche en una grúa no supone un problema. La cercanía del Aeropuerto de Teruel y la posibilidad de programar vuelos particulares por parte de sus clientes es otro valor añadido a su nueva ubicación. Además, van a habilitar una estancia para hospedar a sus clientes si fuera necesario en su propia casa.

Y el entorno del Altiplano también ayudará porque “las carreteras de aquí son una delicia para probar coches en carreteras casi sin tráfico”, dijo.

La orientación del taller es clara: los coches de alta gama. “Cuando yo monté mi taller allí en Marbella, hace ya unos cuantos años, estaba dedicado a Ferrari y Lamborghini. Pero debido a la maquinaria de diagnóstico que necesitas hoy, me tiré más a los clásicos que, además, me gusta más. Y tengo la suerte de que me han traído Ferraris clásicos y Ferrari. ”, desgranó.

En el espacio de trabajo habrá dos puestos con sus respectivos elevadores, e incluso está planeada una futura ampliación. Iván Fernández se encarga de desmontar por completo los coches para montarlos de nuevo perfectamente revisados, ajustados y restaurados, dejando los trabajos de chapa y pintura y el tapizado a otros profesionales de sus respectivos gremios. Es lo que los británicos llaman nut and bolt restoration en la que “cada pieza se chorrea (con arena) y se pinta. ¿Que se puede reparar? se repara, y ¿que se tiene que soldar? se suelda. Se buscan recambios, se buscan juntas y luego lo más bonito es el montaje”.

Un clásico en el garaje

Hoy ya hay dos coches esperando a que Iván Fernández se ponga manos a la obra. Uno es un AC Two Seater del año 37 modificado para adecuarlo a los gustos de su propietario. “Cogimos este coche del año 37 hecho una pena. No tenía parabrisas, no tenía capota y el motor estaba completamente oxidado, y después de tres años de trabajo, dos años y medio de trabajo y medio de planificación, le hemos montado un motor de un Ford Focus Turbo de 250 caballos, una caja de cambios de un Mazda MX-5 y un grupo trasero divertido de un Ford Escort RS, de los antiguos”, además de un sin fin de detalles como un cajón en la guantera con cargador inalámbrico para móviles o bluetooth.

Junto a la puerta del garaje espera su turno un Alfa Romeo Spider clásico descapotable que ha comprado el propio propietario del taller para restaurarlo y venderlo más adelante.

En el municipio se ha recibido con los brazos abiertos a los nuevos vecinos, sobre todo porque han recuperado una casa más del pueblo para instalarse todo el año aún sin tener ningún vínculo con el lugar, aseguró la alcaldesa, Yolanda Ibáñez.

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