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Un total de 66 aves, algunas de paso y otras de la zona, se anillaron en Dornaque Un total de 66 aves, algunas de paso y otras de la zona, se anillaron en Dornaque
José Beneito, en el centro con un ave en la mano, durante el taller de anillamiento. Álex Alonso y Álex Blanco

Un total de 66 aves, algunas de paso y otras de la zona, se anillaron en Dornaque

Al taller, impulsado por la Red Natural de Aragón, asistieron 20 personas
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Cruz Aguilar

Carboneros comunes, carboneros garrapinos, trepadores azules, verderones comunes o herrerillos capuchinos fueron algunos de los pájaros que viven en la zona de Dornaque y que, desde el sábado, tienen un número que les identifica internacionalmente y que ayudará a conocer tanto sus movimientos como comportamiento, longevidad o estado físico. Es lo que se busca con el anillamiento de las aves, conocer más tanto de las que viven en un determinado territorio como de las que emigran.En el Centro de Interpretación de Dornaque también se capturó a diversas especies procedentes del centro de Europa, como el picogordo común, el jilguero lúgano o el pinzón real.

El encargado de dirigir la actividad fue José Beneito, educador ambiental del Centro de Interpretación del Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, quien destacó el interés de las 24 personas que asistieron al anillamiento. Entre los mismos había jóvenes y niños, algunos con bagaje en ornitología y otros que se están iniciando ahora.

Los asistentes conocieron el proceso de anillado de pájaros. Á. Alonso y Á. Blanco

El guía les explicó que en el Paisaje Protegido de los Pinares del rodeno están desarrollando un programa de seguimiento del colirrojo real, un ave del sur del Sáhara que pasa el verano en esta zona turolense. Llega en primavera y en septiembre u octubre inicia de nuevo su viaje hacia tierras más cálidas. Es un ave que en la península escasea como nidificante, pero en Dornaque sí hay una población estable, algo que se ha logrado conocer gracias marcaje especial que se ha realizado a algunos ejemplares de colirrojo real y que consiste en la colocación de un código de lectura a distancia: “Eso permite que no sea necesario capturarlos cuando llegan en primavera para saber que son os mismos ejemplares los que han vuelto”, detalló Beneito.

El guía de la naturaleza comentó que entre los 66 ejemplares capturados había varios ya anillados anteriormente, como dos jilgueros lúganos. José Beneito concretó al respecto que “es interesante saber que han vuelto a pasar el invierno”.

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