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Ángeles Pérez, un viaje sincero, honesto y clarificador hacia el concepto de la abstracción Ángeles Pérez, un viaje sincero, honesto y clarificador hacia el concepto de la abstracción

Ángeles Pérez, un viaje sincero, honesto y clarificador hacia el concepto de la abstracción

La retrospectiva de la turolense que se inauguró este viernes en el Museo de Teruel abarca obras de entre 2000 y 2022
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El lenguaje poético de Ángeles Pérez, expresado a través de la fotografía, reconcilia al observador con el concepto de abstracción. George Berkeley sentó las bases del inmaterialismo en el siglo XVII negando la existencia misma de la abstracción, dado que él sostenía que el objeto material y la sensación subjetiva que sugiere son estrictamente la misma cosa. La realidad existe solo en cuanto es pensada, y por tanto no puede construirse una abstracción que separe ambos campos.

Al otro extremo se sitúa la trivialización del fenómeno artístico, que permite que quepa casi cualquier cosa dentro de la etiqueta arte conceptual o arte contemporáneo. Es lo que el artista, crítico y youtuber Antonio García Villarán denomina hamparte para referirse a la obra de arte de escaso valor y nulo discurso reflexivo que pretende hacer pasar la simple provocación por abstracción, y de cuya crítica no se libran algunas de las grandes vacas sagradas, desde Joan Miró a Yoko Ono.

Entre ambos polos el término abstracción ha ido y venido tantas veces, se ha destilado de tantos modos diferentes que, como una palabra repetida mil veces en voz alta, ha terminado perdiendo su significado.

Paisaje

Por eso Hacia la abstracción por el paisaje es un buen descubrimiento. Es una exposición retrospectiva de la fotógrafa turolense Ángeles Pérez, inaugurada ayer en el Museo Provincial de Teruel donde podrá verse hasta el 17 de julio. De forma honesta y con legítima curiosidad infantil, la visión fotográfica de la autora apela a la abstracción en el sentido más literal y menos bohemio de la palabra: la acción de separar por medio de una operación intelectual un rasgo o  una cualidad de algo real para analizarlos aisladamente o considerarlos en su pura esencia, que es como lo define el diccionario de la RAE.

La mirada quirúrgica de Ángeles Pérez examina, selecciona, extirpa y descontextualiza partes de la realidad -las que a ella le interesan, como cualquier artista- para presentarlas en forma de imagen fotográfica, una imagen que aporta un nuevo significante con un nuevo significado, y que por añadidura poseen belleza intrínseca.
 

 Santiago Martínez, el director del Museo, Jaime Vicente Redón, y Ángeles Pérez, durante la apertura


La retrospectiva abarca algo más de veinte años. Desde las primeras imágenes pertenecientes a las series Haz de luz del 2000, tres años después de que empezara a darse a conocer con Mujeres del Nepal, en su primera exposición que tuvo lugar en la Casa de Cultura de Teruel en 1997, hasta los misterios de Nocturno o la serie Planetas de 2022. Y la coherencia de esas dos décadas de trayectoria queda patente por cuatro elementos característicos.

Pasión por el negro

El primero es su pasión por el color negro como telón de fondo de los sueños del ser humano, y por lo tanto de sus imágenes. Una de sus grandes obsesiones durante la época de la fotografía química era conseguir negros realmente ricos y opacos. “¡Con lo fácil que es lograrlo ahora con la fotografía digital!”, afirma divertida para horror de los puristas de la vieja escuela.

Un segundo elemento es la distribución de su trabajo mediante series fotográficas, con escasas excepciones, que se desarrollan a través de un hilo argumental explorando todas las facetas y posibilidades de un mismo concepto artístico, hasta que este se agota antes de pasar a otra cosa. Así, además de la mencionada Haz de luz, pueden verse en el Museo de Teruel imágenes de sus primeras series Corazonaria (2002), Vanos (2005), Supongamos que es primavera (2006) o Interior Bosque (2008); y ya en su segunda etapa, más en relación con la naturaleza y el paisaje, Komorebi, Huertos, Crash, Planeta o sus espectaculares Caligrafías blancas, verdes y rojas, todas ellas posteriores a 2013 y, la mayor parte de ellas, a 2019.
 

Imagen de Corazonada (2002), una de las primeras series de la turolense


La tercera característica fundamental en la fotografía de Ángeles Pérez es su natural tendencia hacia la abstracción, entendida -hay que insistir- como una descontextualización del motivo fotografiado para sugerir un significado separado de este. Se dirige hacia ella incluso sin pretenderlo, hasta cuando aborda sus trabajos más figurativos, como sucede en Caligrafía Blanca, Caligrafía Roja o en Ku, por citar tres bellísimos ejemplos.

Cuarto factor

Por último, el cuarto factor que explica la exposición retrospectiva sobre su autora es el viaje desde el interior hasta el interior, pasando por el exterior, que cierra de forma circular su trayectoria fotográfica, incluso estando inacabada. Pérez comenzó fotografiando a solas en su estudio, preparando e iluminando cuidadosamente sus escenarios “con un trabajo eminentemente introspectivo, volcado hacia dentro”. Esa introspección se rompió abruptamente en 2016 con uno de los proyectos más conocidos de Pérez -que también está contemplado en la exposición del Museo de Teruel-. Se trata de Cruzar el viaducto, una serie de fotografías de personas que diariamente cruzaban el Viaducto Viejo que se plasmó en un librito con textos propios, de Santiago Martínez -que hoy comisaría la retrospectiva- y Antonio Castellote. Con este proyecto Pérez salió a la calle y comenzó a dirigir su objetivo no hacia las cosas, sino hacia las personas.

Esa experiencia dejó el campo abonado para que, durante los últimos años, la turolense haya seguido una trayectoria opuesta; Ángeles abrió el plano para capturar bosques, desiertos, amaneceres y su adorado mar, pero poco a poco la figuración a vuelto a dar paso a la abstracción y la luz extrovertida del Mediterráneo en Cerdeña a la oscuridad de lo introvertido, del lenguaje personal y, cuando no media discurso artístico, intransferible. Los paisajes inventados de Babilonia o los mundos sugeridos de Planetas, mundos distópicos y tenebrosos por cierto, visto lo visto, vuelven a encerrar en el papel lo mejor de la sensibilidad visual de Ángeles Pérez.

Excelente catálogo

Junto con la exposición ayer se presentaba el excelente catálogo de la misma, coordinado por el comisario de la muestra, Santiago Martínez, quien no duda en considerar que la obra más actual de Ángeles Pérez la redescubre como “una de las grandes fotógrafas aragonesas”, por sus cualidades técnicas -en este ámbito destaca especialmente por la excelente iluminación de las imágenes- y también por la profundidad de su complejo lenguaje visual.

El catálogo reúne además textos de Antonio Castellote, Nacho Escuín, Alejandro Ratia, el propio Santiago Martínez y Gonzalo Tena, “que además de ser un gran pintor escribe de maravilla”, afirmó el comisario, “y en un texto precioso ha sido capaz de captar la esencia de Ángeles Pérez”.

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