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Daniel Marzo hace posible que los monumentos y edificios de Cella quepan en la palma de la mano Daniel Marzo hace posible que los monumentos y edificios de Cella quepan en la palma de la mano
Daniel Marzo posa ante algunas de las reproducciones de la exposición. J. L. R.

Daniel Marzo hace posible que los monumentos y edificios de Cella quepan en la palma de la mano

El miniaturista aficionado exhibe parte de sus reproducciones a escala en la Oficina de Turismo
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José Luis Rubio

Achinando los ojos, sin más ayuda que la de su vista aguileña, Daniel Marzo reproduce el mundo a escala. Y entre su producción, destacan las miniaturas que ha realizado en los últimos años de rincones emblemáticos de Cella, donde reside, y que estos días se han podido ver en una exposición temporal abierta en la Oficina de Turismo de esta localidad.

De entre todos los elementos que componen la muestra, y que son solo una pequeña muestra de la obra en la que ha trabajado, sin más afán que el de entretenerse,  Daniel Marzo, destacan el edificio del lavadero y, sobre todo, la Fuente de Cella.

Su afición por recrear el mundo a escala surgió hace unos años. “Siempre me ha gustado hacer cosas con las manos. En su día, colaboré con una tienda de manualidades”, dijo Marzo junto a la quince de elementos expuestos en la Oficina de Turismo. Sin embargo, hubo un momento en el que, de una forma tan repentina como inesperada, esta vocación se puso en modo On. Fue al entrar en el Bar Los Arcos, en la Ronda de Ambeles de Teruel (ahora cerrado). “Había unos cuadros  hechos con huesos de aceituna y elementos así. Eran la Puerta de Daroca y el Acueducto. Cuando vi eso me dije ¿por qué no pruebo a hacer eso?”, explicó Marzo. Pero el detonante final fue su paso por un taller de empleo en el que el profesor realizó una maqueta de gran formato de la Fuente de Cella que ahora se exhibe en la entrada, precisamente, de la Oficina de Turismo donde Marzo expone su obra.

Este miniaturista no sigue una rutina de trabajo. Más bien, lo hace “esporádicamente”, en función de variables como su disponibilidad, su disposición o incluso, cuando está inmerso en un proceso creativo, de los propios plazos del proceso. “Hay veces que tengo que esperar entre un paso y otro. Por ejemplo, con determinados tratamientos, si no lo dejo secar un par de días, la pintura luego se craquela”, explicó.

En cualquier caso, aseguró que últimamente se “ha venido más arriba” y está trabajando más a menudo en sus reproducciones. “Cuando tengo vacaciones o tiempo libre grande, me relaja mucho ponerme encima de la mesa con mis cosas”, aseguró.

Aunque sus primeros trabajos fueron un poco “aleatorias” en cuanto los objetos que replicaba llegando incluso a hacer “muñecos zombie”, más tarde se fue especializando en la arquitectura cellana. También hace miniaturas de barcos, que conserva en un piso en la playa.

La exposición ha recibido más de 300 visitas durante los cuatro días que ha permanecido abierta hasta ahora y volverá a abrir sus puertas del 2 al 5 de enero.

“He decidido centrarme en Cella. A mi me gusta, cuando hago un edificio y lo termino me queda un poco de bajón porque no sé qué hacer con ello (...) entonces, si hago algo del pueblo o de gente conocida, se lo llevo porque sé que va a estar bien, porque no me gustaría que lo tirasen a la basura porque lleva un trabajo detrás”.  Además, reconoce que le gusta ver cómo los propietarios de las casas que reproduce a escala se sorprenden con el nivel de detalle con el que trabaja.

Una caja de tabaco que alberga un salón, frente a la réplica del Ayuntamiento
La Fuente de Cella es protagonista de hasta cuatro miniaturas
Una botella de gaseosa de La Fuente de Cella tiene el pozo artesiano dentro
El lavadero, en dos formatos. Uno, dentro de una caja de tabacos antigua, y otro, en el interior de una cáscara de cacahuete
Cuando acampar en el interior de una cáscara de nuez es posible
Las reproducciones de edificios del municipio cuentan con un gran realismo 
Reproducción del Bar Lanzuela, local emblemático de Cella

Motivos de inspiración

La Fuente de Cella es, sin duda, el elemento estrella en su colección de miniaturas y aparece hasta en cuatro de las miniaturas que expone Marzo estos días, aunque reconoce, con cierta sombra de tristeza, que ha hecho otra más de la que ha perdido la pista. La Fuente de Cella está construida dentro de la cáscara de una nuez, en el hueco de la maquinaria de un reloj de pulsera, dentro de una caja metálica de trabajos y en el interior de una botella de gaseosa de la marca La Fuente de Cella. Mientras, el lavadero también es uno de los edificios preferidos . Lo ha reproducido en dos ocasiones y está pensando en una tercera de gran formato. El lavadero se muestra en dos dimensiones distintas. Una que cabe dentro de una caja metálica de cigarros y otras, fruto de una apuesta con su hijo, en el interior de la cáscara de un cacahuete. “La Fuente y el lavadero son centros de reunión y todo el mundo los reconoce y todo el mundo lo siente un poco suyo”, dijo Marzo, que entiende que estos lugares “no son de nadie y son de todos a la vez”.

Posiblemente, la reproducción de la fuente dentro de la botella de gaseosa sea una de las que este miniaturista está más orgulloso. “Se juntaron dos iconos. La botella de gaseosa de la Fuente de Cella es un icono, me gusta mucho porque es la botella clásica de toda la vida. Y hay mucha cultura en el modelismo de meter barcos dentro de botellas pero no he visto muchos edificios. Y una cosa me llevó a la otra...”. Para meter la fuente de Cella dentro de la botella de la Fuente de Cella solo empleó  palillos de madera de los que se usan para ensartar las brochetas y lo hizo en solo tres días.

Hiperrealista

El novel de detalle con el que trabaja Daniel Marzo es sorprendente. Él se autodenomina “hiperrealista”, y no es para menos. En sus reproducciones busca replicar con todo detalle el objeto original. En la maqueta del Bar Lanzuela ha incluido en la mesa alta que hay junto a la puerta de entrada un vaso de gin tonic en el que incluso se aprecia con nitidez la rajita de limón; en la réplica de la fachada de su casa que se expone también en la oficina de turismo, se pueden observar los trapos con los que se han tratado de aislar del viento y el frío las contraventanas de la última planta; y en la calle del toro, incluso se ha replicado el cartel rasgado de “Se Vende” que hay pegado en la fachada original, de la que también se ha imitado con todo detalle las varillas del antiguo encofrado o las vigas de madera carcomidas.

“Cuando haces una maqueta de un edificio que existe, a mi me gusta que sea tal cual es en realidad. Si hay un cartel roto, com en la calle del Toro, hay que romperlo tal cual está el original. No se puede hacer una idealización”, explicó Marzo.

Y todo ello utilizando materiales reciclado. “Esa es la parte que más me gusta: el ver algo, algún detalle, como por ejemplo los capiteles de la iglesia del Loreto, y pararse a pensar en cómo hacerlo, qué usar para hacerlo. Ni siquiera busco si lo venden o no lo venden, doy por sentado que no porque, además, tampoco me interesaría”, explicó.

“Tengo que buscar algo que lo imite. Cuando hay una reja que en la realidad mide 20 centímetros pero en la escala son milímetros, tengo buscar algo que se parezca pero a una escala muy inferior. Utilizo trocitos de palillo, piezas de pendientes... cuando encuentro un trozo de malla con una retícula pequeña pienso que me puede servir para una ventana, por ejemplo”, explicó el artista, que ha desarrollado una mirada de rapaz, siempre en busca de pequeños objetos que pueda reconvertir dentro de sus reproducciones y que almacena en cajas de cerillas.

El tipo de materiales a los que recurre varían en función de la escala de la reproducción en la que esté trabajando. “Para los edificios grandes siempre arranco con una caja, que puede ser de galletas, de bombones o de bombones. Pero siempre empiezo con una caja que, por medidas, se parezca al edificio que quiero hacer. Hago unas fotos y con esas fotos genero una escala. Luego la modifico con celo, grapas o cola y le hago la forma del edificio, muy en basto”, explicó el artista que, después recurre a distintos materiales en función “de lo que tenga el edificio”. Marzo, a quien le gustan los inmuebles antiguos con “sillería, mampostería o piedras” para cuya reproducción utiliza “una mezcla” que ha “ido perfeccionando durante años  de cemento, yeso y fibras”. Para las rejas utiliza “palillos torneados o cerillas” que tornea él mismo y los tejados los hace con cartón corrugado.

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