El Dance de Santa Bárbara recibe el Premio Cultura 2025 del Ayuntamiento de Andorra
Es BIC de Aragón y se considera una de las expresiones más profundas de la cultura popularEl Gobierno aragonés declara Los Dances en Aragón como Bien de Interés Cultural Inmaterial
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El Dance de Santa Bárbara recibió el Premio Cultura 2025 del Ayuntamiento de Andorra por ser una de la expresiones más profundas de la cultura popular andorrana. La recuperación de esta tradición ha supuesto un hito y es motivo de orgullo para sus habitantes.
Así lo explicó el consistorio en una nota de prensa tras la gala, celebrada el pasado viernes por la tarde en el espacio escénico de la Casa de Cultura José Monzón. La concejal delegada de Cultura, Isabel Zamora, remarcó la gran labor que hace el Dance, y resaltó la cantidad de actos culturales que tienen lugar en la localidad a lo largo del año. Después se proyectó un vídeo de la televisión local sobre la historia y las características del Dance.
El alcalde, Rafael Guía, fue el encargado de entregar el galardón a los danzantes y gitanillas, como así se les conoce. Recordó que, el mes pasado, el gobierno aragonés declaró como Bien de Interés Cultural Inmaterial todos los dances de Aragón, una manifestación del patrimonio cultural inmaterial de la comunidad de gran relevancia y vigencia, presente en más de un centenar de localidades de las tres provincias.
La gala estuvo amenizada por las guitarras de los alumnos de la Escuela Municipal de Música y por la compañía Teatro Kinser. El acto concluyó con un vino español y la música en directo del dúo González y González.
Una tradición recuperada
Santa Bárbara, patrona de los mineros, ha sido junto a San Macario y la Virgen del Pilar una de las figuras más veneradas por los andorranos. El origen del Dance se remontaría al siglo XIX y está bien documentado en 1922 por Ángel Cañada. Posteriormente se perdió y los primeros intentos de recuperar alguna de las mudanzas del Dance se remontan a la década de 1960, cuando Joaquín Pascual Pérez, conocido como el tío Casero, trató de reactivar esta tradición sin éxito.
El impulso definitivo, explicó el consistorio en el comunicado, comenzó en 1980 de la mano de Mari Cubero Rico, quien emprendió un profundo trabajo de investigación. Entrevistó a numerosos vecinos que conservaban recuerdos del Dance, ya fuese como participantes, espectadores o familiares de antiguos intérpretes. En esta labor contó con la colaboración del sacerdote Vitorio Sevilla. A finales de los años 90, el proyecto se revitalizó gracias a José Ángel Aznar y Pepe Pastor, tomando como referencia una fotocopia del libreto original de 1922 recuperado por Ángel Cañada y atribuido a Ildefonso Aznar Ferrer Albarderico.
Hasta la fecha se han recuperado diez mudanzas, cada una con su nombre, letra y música propios. Entre ellas destacan La Pandereta, Palos, Si subís a San Macario, El Degollau (que representa la victoria del Ángel sobre el demonio), Arcos, Dichos y Contradichos, Espadas y Broquel o la mudanza de cintas El Trenzau.
Antiguamente, los danzantes y gitanillas eran llamados a escena mediante unas características castañuelas de gran tamaño elaboradas por el tío Pelotón, actualmente conservadas en la Sala de Dances del Centro Expositivo Pastor de Andorra. Las referencias más antiguas recogidas sobre esta tradición remontan incluso a testimonios orales, como el de Carmen Tomás, quien relataba que su abuelo Miguel Tomás enseñaba a los jóvenes a bailar con los palos. La primera mención escrita documentada data de 1902, en la prensa regional, dentro del programa festivo en honor a San Macario.
Respecto a la indumentaria, las gitanillas vestían trajes coloridos adaptados a la época, mientras que los danzantes lucían chaqueta, pantalón y un gorro adornado con flores, atuendo que se ha mantenido con ligeras modificaciones.
El 26 de octubre de 2001 comenzaron los ensayos que culminaron en la primera representación del Dance recuperado el 2 de diciembre de ese mismo año, tras veinte años de investigación impulsada inicialmente por un grupo de vecinos y respaldada por el Centro de Estudios Locales de Andorra (Celan). Reunió a unos 80 participantes entre danzantes, gitanillas, dos pastores, el rabadán, el mayoral y el Ángel.
Hoy en día, la Cofradía de Santa Bárbara continúa trabajando activamente para preservar esta tradición.
El Dance de Santa Bárbara, que no se representaba de manera completa desde 1922, se ha recuperado hoy gracias al esfuerzo conjunto del grupo de teatro, los danzantes, las gitanillas, las rondallas, el grupo de canto de la Peña El Cachirulo, los dulzaineros, la Cofradía de Santa Bárbara y, de forma especialmente destacada, gracias a Mari Cubero, Pepe Pastor y José Ángel Aznar.
Su dedicación ha permitido acercar a Andorra a su pasado, reavivando una tradición que une a generaciones y que constituye un valioso legado para la comarca. Hoy el grupo de danzantes ha aumentado, ya que se han sumado una decena de personas entre niñas y mujeres.
Sendos salones dedicados a José Monzón y Ángel Alcalá
La gala del Premio Cultura se celebró en el espacio escénico, que recibe desde finales de febrero el nombre José Monzón, mientras que el salón de actos de la Casa de Cultura pasó a denominarse Ángel Alcalá.
Así lo aprobó el pleno municipal, con el fin de dar identidad y facilitar el reconocimiento de sendos espacios. Ambos contribuyeron a la cultura local.
Monzón fue director de la Universidad Popular desde y de la Casa de Cultura. También del Patronato de Cultura hasta su jubilación en 2016.
Además de su dedicación a la cultura, la educación y el turismo, fue un gran apasionado de los tambores y de la Semana Santa y contribuyó a la Ruta del Tambor y Bombo, por lo que llegó a recibir el Premio Tambor Noble en 2019. También fue uno de los fundadores del Centro de Estudios Locales de Andorra (Celan). En 2016 el Ayuntamiento de Andorra le otorgó el Premio a la Cultura.
Ángel Alcalá, Hijo Predilecto de Andorra, fue un humanista, profesor, escritor, filósofo, teólogo, músico, poeta y políglota que siempre llevó con orgullo el nombre de su pueblo natal allá donde estuvo.
Tras enseñar filosofía en España, se trasladó a Nueva York, donde fue catedrático de Literatura Española en el Brooklyn College hasta su jubilación.
Fue un gran experto en figuras como Miguel Servet. Publicó más de 20 libros y también promovió a Ramón J. Sender para el Nobel de Literatura. En 2019, en Andorra, se creó el Premio Ángel Alcalá, que entrega cada año el IES Pablo Serrano al mejor alumno de la sección de Humanidades y Ciencias Sociales de segundo de Bachillerato.
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