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‘La Alquimia del  ser’, un ejercicio  de espiritualidad en tiempos acelerados ‘La Alquimia del  ser’, un ejercicio  de espiritualidad en tiempos acelerados
Inauguración de la exposición, este sábado en el claustro del Monasterio del Olivar de Estercuel. Ana Ballestero

‘La Alquimia del ser’, un ejercicio de espiritualidad en tiempos acelerados

El Monasterio del Olivar de Estercuel acoge una exposición colectiva 2 meses
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El claustro del Monasterio del Olivar de Estercuel inauguró esta sábado la exposición artística La Alquimia del ser: de la introspección al vacío, una propuesta de trece creadores comisariada por los artistas Araceli García y Gene Martín que se podrá disfrutar hasta el próximo 21 de septiembre.

La muestra es fruto de la estancia artística de varios creadores (Ana María Coque, Araceli García, Belén Espartosa, Carla de Vicente, Carmen García, Celia Guerrero, Cruz Ciudad, Gus Díaz, Liana de Plasencia, Lourdes Bermúdez, María Castillo, Mercedes Cimas y Pilar García), realizada el pasado noviembre en la propia hospedería monástica. Invita a un recorrido sensorial y conceptual por los procesos de transformación interna, explorando la introspección y el vacío como estados esenciales del ser.

“Proponemos un viaje en el que nos adentramos en el mundo del ser humano, desde la parte más del día a día, de enfrentarte a los problemas, al sufrimiento, al dolor y las dificultades de la vida, hasta llegar a una comprensión de nuestro verdadero yo que es el ser espiritual”, indicó la comisaria. Se trata de un viaje colectivo donde el arte actúa como espacio de encuentro, exploración y transformación.

En tiempos acelerados y convulsos, estas artistas convierten el acto de crear en un ejercicio de resistencia y espiritualidad, donde cada obra se transforma en un espejo honesto y sin doblez, apuntan los comisarios.

Tres etapas simbólicas

La muestra recorre tres etapas simbólicas: Introspección, el acto doloroso y necesario de mirarse hacia dentro; Transmutación, donde se atraviesa el duelo y se abraza el cambio; y Vacío, el espacio final de expansión y presencia absoluta. Las artistas, formadas con Araceli García, exploran el arte como herramienta de transformación personal, empleando técnicas de acuarela, transparencias, fuego y materiales cargados de memoria.

“Cada serie habla de duelo, silencio, renacer, luz, respiración, fragilidad y fuerza. Desde la delicadeza vegetal hasta la ceniza y el agua, las obras invitan a un recorrido íntimo y ritual por las profundidades del ser”, apuntan los comisarios.

El Monasterio el Olivar ostenta el privilegio de ser la única hospedería abierta al público de todo Aragón que continúa en activo como monasterio desde el siglo XIII, ofreciendo un entorno de recogimiento y belleza singular que potencia la experiencia artística y establece un diálogo profundo entre historia, espiritualidad y contemporaneidad.

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