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La naturaleza se expresa a través de Estela Ferrer, Rubén Vidal y Noemí Palacios La naturaleza se expresa a través de Estela Ferrer, Rubén Vidal y Noemí Palacios
Cuatro de las piezas creadas por la bergelina Estela Ferrer, que reinventa la formulación que se ha hecho a través de la escultura de la figura femenina. Tisure / Darío Escriche

La naturaleza se expresa a través de Estela Ferrer, Rubén Vidal y Noemí Palacios

Los tres artistas exponen en Alcañiz ‘Natura Artifex’ dentro del programa ‘Alabastro in Itinere’
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El concepto natura artifex hace referencia desde el mito clásico al arte creado por la naturaleza, sin intervención del ser humano. Yasea por pura casualidad o intervención divina mediante, Plinio el Viejo mencionaba en el siglo I en su Historia Natural una piedra de ágata con la forma de Apolo, o un bloque de mármol clavadita a Sileno, el más borracho de los sátiros y por ello preceptor de Dioniso; y Aristófanes en una de sus comedias se refiere a la habilidad de las nubes para adoptar formas de lobo, mujer o anciano.

La ciencia restó parte de su lírica a este fenómeno y lo identificó como pareidolia, un suceso psicológico muy común en humanos y otros primates que consiste en ver rostros y formas familiares en nuestro entorno debido a un sesgo cognitivo, pero el Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro (CIDA) y tres artistas muy ligados a esta piedra blanca, Estela Ferrer, Rubén Vidal y Noemí Palacios, lo retoman en una exposición de arte que se inserta en el proyecto Alabastro in Itinere.

Pieza de Noemí Palacios, que juega con las texturas. Tisure / Darío Escriche

Natura Artifex podrá verse en la Sala Municipal de Exposiciones de Alcañiz el próximo 21 de abril, en horario de martes a sábado de 19 a 21 horas y el domingo de 12 a 14 horas.

La muestra forma parte del programa residencial del CIDA que impulsa el desarrollo y promoción del alabastro del Bajo Martín, con exposiciones itinerantes que se nutren de los materiales realizados por los artistas que realizan residencias artísticas en el centro situado en Albalate del Arzobispo. Esta misma exposición pudo verse en el Castillo de esa localidad a lo largo de septiembre de 2023, con un discurso expositivo que tiene que ver con la revelación del artista a través de su interacción con el material producto de la genialidad de la naturaleza.

Santiago Martínez Ferrer, gerente del CIDA, vicedirector del Instituto de Estudios Turolenses y comisario de la exposición, dice en el catálogo de esta exposición que “el arte no es solo una forma de captar la belleza de la naturaleza, sino también una manera de apreciarla”. El camino artístico que siguen los tres creadores comienza precisamente en calibrara lo que la piedra blanca del alabastro les ofrece, sacar partido de la belleza natural que encierra, a la espera de que el cincel desbaste la corteza dura y rugosa del bolo y la muestra a los ojos del resto.

Retrato de Vidal sobre tabla de alabastro policromada. Tisure / Darío Escriche

Los turolenses Rubén Vidal y Estela Ferrer, alcañizano el primero y bergelina la segunda, y la catalana Noemí Palacio son tres de las últimas residentes que ha tenido el CIDA; y cada uno desde una perspectiva diferente ha sabido sacar partido al alabastro, una piedra especial por su procedencia, radicada fundamentalmente en el Bajo Martín, el Jiloca y Ribera Baja del Ebro, y por su peculiar física, que hace de ella un material que en lugar de reflejar la luz la absorbe y difumina desde su interior, como una de sus principales características visuales.

Estela Ferrer es una joven artista de Berge que a través de la pintura y de la escultura experimenta con las manifestaciones del movimiento a partir de estructuras que por definición permanecen detenidas. A través de sus esculturas estilizadas y de formas orgánicas desafía la representación convencional del cuerpo humano a través de la escultura, en particular la figura femenina, que es uno de los conceptos centrales de la mayor parte de la obra de la artista turolense.

El pintor alcañizano Rubén Vidal ante algunas de las piezas que forman su serie de nueve musas sobre alabastro. José Puche

Cuerpos etéreos se nutre de la preocupación por la presión que recae sobre la mujer, obligada a exhibir una belleza exterior que la legitime ante los demás. Su enfoque se aparta de esas representaciones tradicionales de lo femenino y se centra en la energía que surge del movimiento y la estilización. Presenta composiciones visuales verticales y estilizadas, que se elevan, cogen altura y enfatizan el movimiento que sugiere cambio, evolución y dinamismo, por encima de las sempiternas curvas que habitualmente definen lo femenino. Sin prescindir de ellas, las relega a un segundo orden expresivo.

Por su parte Rubén Vidal presenta una serie de nueve cuadros realizados en óleo y acuarela sobre tabla de alabastro, que utiliza la translucidez característica de la piedra en soporte de la pintura. Las piezas representan las nueve musas clásicas en una metáfora que tiene que ver con el río Martín y su fluir a través de una región a la que determina y dota de identidad.

El alcañizano reside habitualmente en Berlín, donde se dedica a la pintura, pero realizó una residencia artística en el CIDA de Albalate durante la Navidad de 2022 y la Semana Santa de 2023, donde terminó de enamorarse del alabastro como soporte pictórico. Experimentó con diferentes pigmentos sobre la tabla, como ya hiciera Goya o los pintores italianos del XVI y XVII antes que él, pigmentos que en lugar de transformar el alabastro en un simple lienzo más duro y persistente, sacara partido de su luminosidad y veteado natural, que utiliza como prolongaciones de su propio trazo.

La catalana Noemí Palacios quedó enamorada del alabastro durante su estancia en el CIDA de Albalate. José Puche

Finalmente resolvió pintar al óleo con muñequilla, y con esa técnica ha creado otras piezas que han podido verse en Berlín y en Luxemburgo. Las nueve que realizó por encargo para la Comarca del Bajo Martín y en el contexto de la residencia artística representan las musas griegas de las artes, Clío (historia), Euterpe (música), Talía (comedia), Melpómene (tragedia), Terpsícore (danza y canto), Erato (elegía), Urania (astronomía) y Calíope (elocuencia y épica), y son las que pueden verse en Alcañiz.

Junto a las musas, su propuesta en Natura Artifex se completa con algunas de las piezas preliminares o posteriores que realizó durante el proyecto, en un conjunto que ha titulado Musas y retales, en las que juega con el color, con diferentes tipos de pigmento y con tablas de formato irregular.

Por su parte, la escultora procedente de Sabadell Noemí Palacios entró en contacto con la piedra blanca durante el XIII Simposio del Alabastro de Albalate que tuvo lugar en noviembre de 2021, aunque desde entonces la catalana ha regresado alguna vez más al centro. Acostumbrada hasta entonces al mármol y las piedras más duras, Noemí Palacios experimentó con la fragilidad de este material, que al tiempo que requiere de un trabajo fino y cuidadoso, puede convertirse en una extraordinaria aliada en manos expertas y sensibles. A tal punto llegó el idilio entre Palacios y el alabastro que llegó a afirmar tras el simposio que “Aragón tiene un tesoro bajo sus pies y muchos artistas desconocen su auténtico potencial”.

Estela Ferrer junto a uno de sus ‘Cuerpos etéreos’ que forman parte de la exposición colectiva. José Puche

Su proyecto, Diario de una piel, extrae mil y una texturas de la roca que juegan entre la suavidad del pulido con la rugosidad del trabajo con taladro, plasmando su propia piel en lo que la artista considera una transferencia de su historia y su memoria.

Su trabajo artístico no se mueve de su habitual querencia al lenguaje abstracto, que redunda en las emociones humanas y su ambivalencia. Del mismo modo que la piel es manifestación de la memoria, también es una armadura de queratina dura e insensible que, lejos de hacernos más resistentes, termina encerrándonos en un interior claustrofóbico limitando el movimiento y la expansión. En Diario de una piel narra el proceso a través del cual el cuerpo comienza a quebrar esa armadura, convirtiéndose en una entidad porosa, de nuevo permeable y por tanto sujeta al cambio y el crecimiento.

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