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“La protección de las víctimas de trata sexual no puede depender de que ellas denuncien” “La protección de las víctimas de trata sexual no puede depender de que ellas denuncien”
Mabel Lozano (dcha.), junto a Belén Fuertes (centro) y Sara Ros, ayer en Teruel

“La protección de las víctimas de trata sexual no puede depender de que ellas denuncien”

Mabel Lozano presentó ayer en el Cine Maravillas su película ‘El proxeneta’
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La actriz, directora de cine y escritora Mabel Lozano presentó ayer martes en el Cine Maravillas de Teruel su documental El proxeneta (2018), un largometraje que antes fue novela y que saca a la luz el mundo de la prostitución como nunca se había tratado, desde el punto de vista más sórdido y deshumanizado. Nutrido por el testimonio de Miguel el músico, un ex proxeneta, la película pone de manifiesto las enormes ramificaciones y el dinero sucio que genera el negocio de la esclavitud sexual en España.

La propia Mabel Lozano, acompañada por la jefa de la Unidad de Violencia de Género de la Subdelegación del Gobierno en Teruel, Belén Fuertes, y la consejera de Servicios Sociales de la Comarca Comunidad de Teruel, Sara Ros, presentó la proyección de un filme que ya había podido verse en la gran pantalla en Alcañiz, Andorra y Calamocha.

Tras conocer en 2004 a Irina, una joven rusa víctima del tráfico de personas, buena parte de su quehacer profesional se ha basado en visibilizar el negocio y el drama que existe tras la trata y la prostitución, que en opinión de la toledana solo son eufemismos para denominar la esclavitud sexual. En este sentido, y entre otras obras, ha dirigido Voces contra la trata de mujeres (2007), Chicas nuevas 24 horas (2015), El proxeneta (2018) o Biografía de un cadáver (2021), que narra el asesinato de una prostituta que denunció a su proxeneta, con el que ganó el Goya al Mejor Cortometraje Documental.

Lozano contó en el Maravillas cómo Irina fue engañada, llevada de Rusia a España y vendida por 3.000 euros. Obligada a devolver los 3.000 euros y a pagar la diaria, un impuesto de 80 euros diarios a sus proxenetas, ella fue una de las mujeres esclavizadas que denunció a sus captores, aunque la gran mayoría de ellas no lo hacen por el temor, completamente fundado, a morir o que mueran sus familiares.

La presentación de El proxeneta, ayer en Teruel, coincidió con la proyección de Biografía del cadáver de una mujer en Zaragoza, por la mañana, y también con la aprobación por parte del Consejo de Ministros -uno de los pasos de su tramitación- del anteproyecto de la ley integral contra la trata, que prevé, entre otras cosas, aumentar las penas contra los proxenetas, reconocer derechos a las víctimas, y también penalizar el consumo de prostitución, con penas de cárcel para los puteros de hasta cuatro años, pero solo en determinados casos.

Para Mabel Lozano, “es cierto que se están dando pasos”, aunque la ley se queda coja “porque tiene un enfoque más policial que humanístico”. En su opinión el texto obvia la perspectiva de género “que tiene la trata sexual, que es un crimen contra las mujeres, porque esa ley se refiere a la trata en general, la sexual, laboral, matrimonios serviles, extracción de órganos...”.

Además la directora de cine reprochó al anteproyecto “que depende, como siempre, de la denuncia de las mujeres. Si ya hay pocas denuncias en violencia de género, en violencia sexual son poquísimas, y en trata son nulas, porque en muchos casos la mujer no sabe quién es su proxeneta, y quien denuncia se arriesga a ser asesinada”. Biografía del cadáver de una mujer habla de eso, del caso real una mujer que denunció a su proxeneta y fue asesinada a tiros poco después en un pueblo de Pamplona, por un sicario contratado por el chulo.

En opinión de Lozano, “es importante que la ley no dependa de la denuncia de la víctima y el Estado se moleste en investigar y perseguir” de oficio. “Está bien que la ley la impulse Justicia, pero tiene que ir de la mano de Violencia de Género y de la Fiscalía de Violencia de Género, no de Extranjería”. Sobre las penas de cárcel a los consumidores, Lozano explicó que “volvemos a lo mismo. Todo depende de que la mujer denuncie para ser considerada víctima, y existe demasiado miedo a denunciar”.

 

 

 

 

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