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María Luis e Ignacio Aparicio ganan el concurso de instalación artística CampusARS María Luis e Ignacio Aparicio ganan el concurso de instalación artística CampusARS
Los ganadores del CampusARS (segundo y sexto por la izquierda), junto a la seleccionada Rebeca Opic (tercera por la izquierda) y representantes de la organización y de Térvalis

María Luis e Ignacio Aparicio ganan el concurso de instalación artística CampusARS

La pieza ganadora y las cuatro seleccionadas se expondrán a partir del 16 de noviembre
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La propuesta artística Esto no es un juego de María Luis Mongío e Ignacio Aparicio San Román ha ganado el Premio Fundación Térvalis, dotado con 700 euros, en la primera edición de CampusARS, el certamen de arte e intervenciones en el Campus de Teruel que se falló ayer.

Además de la pareja de estudiantes de cuarto de Bellas Artes, resultaron seleccionados otros cuatro trabajos por el jurado. Se trata de Mirándonos de Rebeca Opic, Casa común de Mateo Patón, Ven a jugar conmigo de Andrea Tolosa-Cotoré y Alparceo Zone, de Nicolás Alejandro Beltrán Zapata. Estas obras seleccionadas han sido premiadas con 250 euros como ayuda para la realización de la intervención en la exposición conjunta de las cinco obras que se llevará a cabo entre el 16 de noviembre y el 16 de diciembre en el campus universitario de Teruel.

CampusARS es un concurso artístico organizado por el Área de Escultura del grado de Bellas Artes de la facultad de CC. SS. y HH. del Campus de Teruel, apoyado por la Fundación Antonio Gargallo y Fundación Térvalis. Como ayer explicó el profesor de Escultura José Prieto durante el acto en el que se hicieron públicos los ganadores del concurso, el objetivo de CampusARS es doble: “Por un lado está dentro del empeño que tenemos para que la actividad de Bellas Artes salga a la calle y se integre con el resto de ciudadanos en Teruel”, y por el otro incentivar a los estudiantes y egresados recientes a que conciban y creen obra para crecer más allá de la actividad puramente curricular.

Intervenciones

Las intervenciones artísticas a concurso debían ajustarse a la posibilidad de ser expuestas en zonas exteriores del campus de Teruel, con el objetivo precisamente de que sean más accesibles al ciudadano. El jurado, compuesto por nueve profesores y especialistas de la Universidad de Zaragoza, de la de Madeira o la Politécnica de Valencia, valoró además la calidad de cada propuesta, su carácter innovador y capacidad de transformar y dinamizar el entorno y también la incorporación de la perspectiva de género en el proyecto, según las bases de la convocatoria.

La propuesta ganadora, Esto no es un juego de la zaragozana María Luis y el oscense Ignacio Aparicio, consiste en un recorrido a través de doce puntos de libre tránsito, que se situarán en otras tantas localizaciones del campus turolense, de forma que consista en una especie de juego alcanzar el siguiente desde el previo, donde el espectador será invitado a interactuar con la pieza o resolver determinadas acciones para identificarlo. Los doce puntos giran en torno a tres conceptos; la perspectiva de género, el medioambiente y la vida en la facultad. El 16 de noviembre, cuando se inaugure la exposición, se facilitará la documentación necesaria para quien quiera explorar el recorrido artístico.

Entre los seleccionados, la zaragozana Andrea Tolosa-Cotoré presenta Ven a jugar conmigo, una instalación que invita a dos desconocidos a compartir un tiempo y un espacio que se reconocen como íntimos, y que se han perdido a partir de la pandemia.

Casa común

El riojano Mateo Patón expondrá Casa común, una instalación que representa a través de una edificación temporal un punto de encuentro donde estudiantes, profesores y ciudadanos puedan reunirse, como metáfora para el necesario diálogo y concurrencia de personas, conocimientos, opiniones y acciones.

Rebeca Opic, por su parte, propone Mirándonos, una instalación consistente en un juego de espejos y en el concepto de poema-objeto, en forma de piedra, con una reflexión de fondo acerca de la salud mental en la población joven y la perspectiva propia y del otro.

Por último, Nicolás A. Beltrán propone una pintura mural titulada Alparceo Zone, que juega con el significado de las palabras alparcear, comúnmente utilizado en Aragón para referirse a la conversación, cotilleo o charla entre personas con mucha confianza -aunque el significado que le da la RAE difiere bastante a este-, y la palabra parce, término coloquial que en Colombia, de donde procede el estudiante, se utiliza como sinónimo de amigo o interlocutor.

Durante la presentación de los premiados, tanto Elena Utrilla de Térvalis como Alfonso Blesa de la Fundación Antonio Gargallo expresaron su deseo de que CampusARS se convoque anualmente y expresaron el compromiso de sus respectivas fundaciones para seguir patrocinándolo económicamente. Silvia Martí y Bia Santos, profesoras de la UZ y miembros del comité organizador expresaron su agradecimiento y la confianza de que, efectivamente, CampusARS se convierta en una referencia anual y consiga convocar a más estudiantes cada año.

Jurado del certamen

Por su parte David Cantarero, que también forma parte de la organización y del jurado del certamen, reflexionó sobre el hecho de que, buscando nexos en común entre las obras presentadas al I CampusARS, destacaba el hecho de mayoritariamente “incorporan conceptos relacionados con la interacción entre la gente, con el vínculo personal, y ahí se vislumbra la época de la que venimos, ese periodo de pandemia en el que el contacto que ahora queremos recuperar se perdió”.

En ese sentido, Cantarero y el resto de artistas y profesores presentes en la presentación de los premiados, coincidieron en que la pandemia será un ítem importante en la factura del arte en un presente inmediato. “No sé en qué modo la pandemia mundial determinará la forma de hacer arte, porque igual que ha ocurrido en el pasado con diferentes estéticas ligadas a hechos como crisis o guerras mundiales, estas han tardado años e incluso décadas en manifestarse”, reflexiona Cantarero. “Pero no me cabe duda de que esto dejará su poso y será reconocible como periodo artístico”.

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