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‘Mondarias’, la sorprendente novela sobre la prostitución en el Teruel del siglo XIV ‘Mondarias’, la sorprendente novela sobre la prostitución en el Teruel del siglo XIV
Almudena Monferrer Bono con su tercera novela, ‘Mondarias’, en la que ficciona una historia de prostitutas en el medievo

‘Mondarias’, la sorprendente novela sobre la prostitución en el Teruel del siglo XIV

El tercer libro publicado por Almudena Monferrer Bono estará en las librerías esta semana
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Durante el siglo XIV la prostitución no solo estaba legalizada sino que además era una importante fuente de ingresos públicos. En el caso de Teruel el prostíbulo, que estaba situado en la parte superior de la actual Cuesta de la Jardinera, pertenecía al Concejo de Teruel y el tabernero que lo gestionaba era una especie de funcionario público que cobraba de él su salario. El Fuero de Teruel recogía pormenorizadamente las condiciones en las que debía ejercerse la prostitución y no dejaba casi nada al azar, desde las tarifas a la prohibición de que prostitutas de una religión trataran con clientes de otra, pasando por un programa sanitario para evitar la proliferación de enfermedades de transmisión sexual o que las prostitutas tuvieran que vestir siempre de amarillo para que pudieran ser denunciadas si ejercían su oficio fuera del lupanar.

La prostitución en Teruel durante el medioevo es el tema de fondo de Mondarias, la tercera novela de la turolense Almudena Monferrer Bono, que puede conseguirse en formato digital a través de Amazon, y que esta semana, probablemente a partir del jueves, podrá comprarse en formato físico en librerías como Senda o Escolar.

Siguiendo la estela de sus dos libros anteriores (¿Hay amor en la guerra? y Traqueteo sin sonido) pero cambiando radicalmente de época, Monferrer ha indagado en la historia de Teruel a través de libros como De calle a calle de Vidal Muñoz, varias tesis universitarias sobre prostitución en la historia, medievalismo o sobre usos de plantas medicinales, y el propio Fuero de Teruel, para construir un relato de ficción en el que seis prostitutas que ejercen en Teruel son las protagonistas. “Son personajes de ficción”, explica Monferrer, “pero en los que encarno hechos que sucedieron de verdad y que están documentados, a través de los cuales explico las circunstancias en las que se desarrollaba su vida”.

El hecho de que en el siglo XIV la prostitución fuera legal no significa que las mujeres que la ejercían lo hicieran con libertad. “Desde luego que hubo casos de prostitutas que decidieron ejercer ese oficio, que tenían incluso cierto estatus y que podían elegir a sus clientes”, afirma Monferrer. “Pero la mayor parte eran de muy baja casta, huérfanas o viudas que no tenían otra opción de ganarse la vida o mujeres que eran obligadas a prostituirse por sus maridos, que entonces se denominaban rufianes en lugar de proxenetas”.

Portada del tercer libro de Monferrer

Estas mujeres estaban obligadas bajo multa a ejercer la prostitución únicamente en el establecimiento oficial, pagando un alquiler que iba directamente a las arcas del Concejo. “El Fuero de Teruel recoge un montón de legislación referida a estos establecimientos, parte de la cual es realmente impresionante, como la Prueba del Hierro”. La prueba del hierro era una ordalía a la que eran sometidas las prostitutas cuando se las tachaba de brujas por manipular hierbas o remedios caseros, o cuando quedaban embarazadas y el supuesto padre negaba esa condición. Según la investigación de Monferrer, el Fuero de Teruel establece que la acusada debía coger con la mano un fuego puesto al rojo vivo en la Plaza Mayor, caminar nueve pasos y depositarlo en el suelo. A continuación se envolvía su mano en un paño de lino, y a los tres días se deshacía el vendaje. “Si su mano estaba quemada se entendía que mentía y por tanto era culpable de la acusación, mientras que si no lo estaba se entendía que decía la verdad y era absuelta”. Obviamente, si en alguna ocasión alguna mujer aceptó defender su inocencia y someterse a esta prueba, nunca resultó absuelta.

Un servicio público

Este negocio público generaba no pocos ingresos a las autoridades de la ciudad. “En Valencia, por ejemplo, existía el mayor prostíbulo de la Europa del siglo XIV. Estaba por el actual barrio del Carmen y constituía prácticamente una ciudad dentro de la ciudad, con su propio sistema de murallas”.

El que la prostitución estuviera en manos de las autoridades como si fuera un servicio público tenía su razón de ser. “Se legalizó para evitar males mayores”, explica Almudena Monferrer. “En la época había muchos solteros que no tenían la dote suficiente como para pagar un matrimonio, por lo que proliferaban las violaciones o las prácticas homosexuales”, que estaban condenadas por la Iglesia. “Con la prostitución se paliaba este problema, y no se incurría en un pecado grave porque a fin de cuentas las prostitutas no disfrutaban del sexo, sino que simplemente hacían una transacción comercial”. Lo que la Iglesia ya no toleraba tan bien es que esa transacción comercial fuera interreligiosa, “y de hecho leí un caso documentado que no acabó bien para un musulmán, el Moro de Albarracín según aparece en la documentación, que estuvo con una prostituta cristiana, algo prohibido”.

También llamó la atención de la escritora el hecho de que el Fuero de Teruel estableciera “una serie de cuidados y de revisiones médicas para las prostitutas”, según´´un explica. “Estaban bastante cuidadas, aunque cabe suponer que era simplemente para no extender infecciones y porque las mujeres eran utilizadas como herramientas para generar ingresos”.

Mondarias, con ilustraciones de Sheyla Vicente Fandos y cuyo título hace referencia a un término en desuso que es sinónimo de prostituta, cuenta la historia de las seis prostitutas, de cómo han llegado a Teruel cada una desde un lugar diferente -lo habitual es que nunca ejercieran en su ciudad de nacimiento- y de cómo se desarrolla su vida. “Mi objetivo en esta novela era poner al alcance del público no especializado en la historia de Teruel la forma de conocer un episodio que a mí me pareció muy interesante a partir de una novela de ficción, en la que además de ese contenido histórico documentado hay una trama novelesca interesante por sí sola”.

Aunque en su novela Almudena Monferrer no pretende entrar en el actual debate sobre la legación o la abolición de la prostitución, sí que tiene su parte reivindicativa “En ella hablo de la sororidad, de cómo surgen lazos entre personas que se necesitan mutuamente para sobrevivir, y de cómo la prostitución en el siglo XXI no ha cambiado tanto desde el XIV, como fenómeno en el que la mujer es una mera mercancía”.

La investigación de Almudena Monferrer ha dado tanto de sí que la historia deja la puerta abierta a una continuación, “una segunda novela en la que aparecería Jabaloyas y que tendría que ver más bien con la brujería, un fenómeno que en esta época iba de la mano con la prostitución”.

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