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El CD Teruel perdona y lo paga con derrota ante el Torremolinos (0-1) El CD Teruel perdona y lo paga con derrota ante el Torremolinos (0-1)
Los jugadores del Torremolinos celebran el tanto del triunfo. Javier Escriche

El CD Teruel perdona y lo paga con derrota ante el Torremolinos (0-1)

El conjunto rojillo tuvo varias ocasiones para marcar antes que los visitantes
Cuando vas al cántaro y no lo rompes cabe la posibilidad de que te lo rompan a ti. Esa es la lección que pudo sacar en claro el CD Teruel del partido de este sábado ante el Juventud Torremolinos. Hasta tres ocasiones de gol favorables a los rojillos se pudieron contar en unos primeros minutos voraces de los de Parras, pero no supo aprovechar sus oportunidades y el cuadro visitante se lo hizo pagar en un chispazo rápido al contragolpe que Usse Diao se encargó de materializar tras un palo previo en forma de aviso de Ibán Ribeiro. 

Con la ciudad dividida entre Los Planos y Pinilla, pues les tocó compartir horario a Pamesa Teruel y CD Teruel, aún hubo jugador número doce en el feudo rojillo, que de haberse entretenido más de la cuenta en encontrar su butaca se habría perdido el arranque fulgurante y voraz de los de Parras.
 Repitió Goyo en el once inicial, que, como en Murcia, se encargó de estirar a los suyos para plasmar sobre el verde de Pinilla la técnica de la boa constrictora que tanto le gusta a su entrenador. Le acompañaron en la presión inicial Teddy y Sergio Moreno, escoltados por Blesa y un Albisua que ya fue protagonista en los primeros minutos, pues sus robos en tres cuartos significaron las tres primeras llegadas del Teruel cuando el reloj todavía no había superado los diez minutos. 

Volvió Blesa a la medular. No en vano. Ante tanto pie mágico del Torremolinos y una idea muy clara de Calderón, que se fundamenta principalmente en el fútbol asociativo, el CD Teruel, además de músculo, también necesitaba criterio en la divisoria. Se lo aportó él, que, en salida de balón, retrasaba su posición para convertirse en el metrónomo del equipo. Destiló el esférico hacia los costados para alimentar las aproximaciones de los estiletes rojillos, que ya habían soltado amarres hacía rato, lo que le costó dos tarjetas amarillas tempraneras a los visitantes en sus intentos por frenar la velocidad rojilla. 

Por momentos, tanta calidad visitante en el centro del campo conseguía quitarle la pelota al Teruel. Con todos los hombres muy juntos lograban discutirle el centro del campo a Albisua y Blesa para rondar por tres cuartos y amenazar tímidamente con alguna aproximación. Pero Gávez podía vivir con una relativa calma ante la solvencia defensiva de los indiscutibles: Manel Abraham, Relu, Nico y un Andrés que volvió a dejar sentado a Joseda en el inicio. 

Con todos los hombres sobre el verde faltaba uno, el FVS, que tampoco pudo faltar a su habitual autoinvitación al recinto de Pinilla. Tras un córner botado por los sureños entró en escena. Esta vez, a diferencia del compromiso ante el Cartagena, su intervención fue corta y satisfactoria para los rojillos. Parras reunió a los suyos para transmitir algunos ajustes tácticos, pero no fue necesario que reemprendieran el calentamiento. Y eso que el frío amenazaba con castigar a aquel que osara bajar el ritmo. 

Amagó entonces el Teruel con querer jugar en corto desde atrás y se complicó. El pie de Blesa no podía multiplicarse y Nico o Relu bien estuvieron a punto de costar un susto. Pero duró poco, Parras exigió a Gálvez el saque en largo y el juego turolense volvió a su curso natural. Presión asfixiante, velocidad y fútbol de intermedios hacia arriba. Pudo cambiar el paradigma el Torremolinos justo antes del descanso con un disparo de Camacho escorado desde el costado izquierdo, pero Gálvez repelió para mantener al Teruel por delante en sensaciones y en lo anímico cuando los dos equipos enfilaron el túnel de vestuarios. 

En aquel tramo final del primer tiempo algo detectó Vicente Parras que no acabó de agradarle. Por eso decidió introducir cambios antes de lo habitual. Joseda ofreció relevo a Relu en la línea de atrás, la cual pasó a liderar Nico, en el centro, con Abraham y Joseda como escoltas, y Merencio suplió a un Teddy menos inspirado para insistir en la presión alta.  

Copió la estrategia Calderón, que también decidió mover el banquillo pronto al dar entrada a Dani y sentar a Alset. Parecieron captar el mensaje los suyos, que tras la reanudación mandaron un balón al palo de Gálvez para reflejar la demanda de protagonismo. No gustó aquello al técnico mudéjar, que se encargó trasladárselo a sus hombres en una acción a balón parado, que tampoco supo aprovechar el cuadro turolense. 

Aquello fue un preludio de lo que se venía. Se rebeló el cuadro malagueño, al que le sentó mejor el paso por vestuarios, y demandó la pelota para imponer su juego. Quiso evitarlo Parras con más frescura arriba y suplió a Goyo por Ayman para conservar la tensión de la que deriva su peligrosidad, pero mientras Ayman buscaba su posición, el Teruel se encontró con el gol en contra. Un córner y un contragolpe por la derecha del Torremolinos encontró a Usse Diao algo escorado en el costado, que no dudó en cruzar el cuero para ponerlo en el palo contrario. Imposible para Gálvez. 

Pedía Vicente a los suyos que subieran las líneas, pero, por más que lo intentaran, la sala de máquinas rojilla perdía influencia en el juego y eso tenía su afectación. Los visitantes, juntos, intensificaron su criterio en los desplazamientos de balón buscando al hombre libre en espacios reducidos y encontraron la forma de superar las líneas rojillas. Albisua ya no robaba tanto y Blesa no tenía voz ni voto entre los pies mágicos de los sureños. 
Optó entonces Vicente por su receta habitual. Músculo y cemento en la medular para volver a ser más expeditivos en tres cuartos de campo. Así, dio entrada a Hugo Redón mientras que Blesa vio lo que restó desde el banquillo. 

Pudo entonces subir las líneas el cuadro rojillo para merodear por el campo contrario, pero el tiempo comenzó a jugar en su contra. Lo supo el Torremolinos que no dudó en usar todo tipo de artimañas para interrumpir el ritmo de la contienda. Fue Cuenca, el meta visitante, la máxima expresión de esta estrategia, ya que, ante la pasividad arbitral, respiraba y se tomaba su tiempo para escudriñar todas las opciones posibles cada vez que tenía que volver a colocar la pelota en juego. Al final, hubo castigo, pero no para el meta, para Gori en una acción en la él que también estuvo implicado, pues, tras una falta, el centrocampista amagó con sacarla él y finalmente le cedió ese rol al portero, lo que obligó al colegiado a tomar medidas. Tarde para parte de la afición. 

Quemó su última baza Vicente Parras con un nuevo cambio al dar entrada a Jorge Padilla, quien sustituyó a Sergio Moreno. Y con todas las reformas realizadas, el equipo se volcó a por la igualada. 

En el tramo final los rojillos se instalaron en el campo contrario y comenzaron a gotear centros por los dos costados, sobre todo por el izquierdo. Por allí llegó una clara en la que Cuenca tuvo que estirarse. Y ello llevó a dos saques de esquina a los que Joseda se encargó de dotarles de peligrosidad, pero otra vez los rojillos no fueron capaces de romper el cántaro y finalmente tuvieron que lamentar la tercera derrota de la temporada por 0-1.  

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