El Madrid se lleva la octava edición del Memorial Santiago Rueda en el que ganó el recuerdo

Nostalgia, emoción y fútbol pudo vivirse en la tarde de este sábado en las instalaciones de Pinilla mientras se disputó el octavo Memorial Santiago Rueda que enfrentó al equipo de la Asociación de exjugadores del Club Deportivo Teruel frente a la Asociación de exjugadores del Real Madrid, en un partido que estuvo muy bien vestido con entre 1.500 y 1.800 aficionados que acudieron al feudo turolense según la propia entidad. Emoción por recordar a las figuras de Ramón Navarro y Santiago Rueda, dos insignias turolenses; nostalgia por ver sobre el verde a grandes leyendas del fútbol nacional; y fútbol una vez echó el balón a rodar. Finalmente fue el Real Madrid el que se llevó el partido por 1-4, pero fue el recuerdo el que ganó.

Antes de que la bola echase a rodas sobre el césped de Pinilla hubo un espacio para la nostalgia y la emoción. Santiago Rueda y Ramón Navarro fueron recordados entre aplausos y sus familias recibieron unos obsequios concedidos por el presidente de la Diputación Provincial, Joaquín Juste, y la alcaldesa de la ciudad, Emma Buj. Unos gestos para recordar a dos figuras que continúan muy vivas en la sociedad turolense y en el entorno del CD Teruel.

“¡Amavisca, ese es Amavisca!”, exclamó un aficionado turolense después del emotivo momento reflejando la ilusión de la hinchada presente que, en este caso, con el permiso de los más pequeños, invadía más a los más mayores al recordar los tiempos del cuplé.

Con todos los honores repartidos para Santiago Rueda y Ramón Navarro, Javier Balboa, también conocido por su participación como tertuliano en el programa deportivo de El Chiringuito, fue el encargado de poner el primer balón en movimiento para cedérselo a su compañero Luis Milla, un Milla que esa tarde tenía el corazón dividido. De hecho, antes del partido se planteó la opción de jugar media parte con cada equipo, aunque finalmente disputó todo el choque del lado merengue.

Iban saliendo nombres en la grada de Pinilla, Raúl Bravo, Paco Buyo, De la Red..., y es que el Real Madrid se plantó en Teruel con un plantel que despertaba las anécdotas y la admiración de los presentes. Una plantilla que pronto demostró por qué se ganaron un nombre entonces y que, pese al paso de los años, el toque no se pierde. Fue el mismo Balboa que puso el primer balón en movimiento el que se encargó de anotar también el primer gol del partido. Tras una buena triangulación de los blancos, el atacante se vio solo ante el meta turolense y picó la pelota rebosando calidad para mandarla al fondo de las mallas y dibujar el 0-1 en el minuto 6 de juego.

En el lado contrario del campo, el presidente de la Asociación de Exjugadores del Teruel, Valentín Calvo, y el míster, Ángel Aranda, formaron un elenco turolense que ponía todo de su parte, apelando a la rasmia característica de la zona, que tampoco se pierde pese al paso de los años, para combatir la calidad de las estrellas blancas.

Encarnó el meta turolense esa rasmia para detener un potente disparo de Balboa de nuevo, que estaba siendo el más activo en el ataque madridista, y negar el segundo tanto de los blancos. Un hecho que envalentonó a los turolenses para pasar a acosar el área de Paco Buyo.

No obstante, las estrellas visitantes volvieron a tomar las riendas rápidamente para recuperar el protagonismo inicial en el choque, pero esta vez, los turolenses, más metidos en el partido, no bajaron los brazos en ningún momento dispuestos a sorprender. De hecho, tuvo que lidiar el meta madridista Paco Buyo con dos balones peligrosos que le amenazaron desde el costado derecho tras dos centros que se envenenaron.

Tuvo el Madrid la oportunidad de hacer el segundo, pero de nuevo el meta turolense le negó la ocasión a los blancos y, además, inició un contragolpe que bien pudo ser el empate de los turolenses. Se vio obligado Paco Buyo a rescatar sus mejores habilidades para detener el esférico, aunque después de la floritura la acción quedó invalidada por fuera de juego.

Lo intentaron los turolenses por todos los medios, pero los madridistas, curtidos en mil batallas, fueron capaces de sacar a relucir su calidad de nuevo para anotar dos tantos más prácticamente seguidos y colocar el 0-3 en el luminoso cuando el primer tiempo se abocaba a su final.

En el entretiempo se recuperó la emoción del inicio al producirse un reconocimiento improvisado a la figura de Ángel Martín Aranda, el técnico de los veteranos turolenses, al que se le reconoció precisamente su labor. Con la colaboración de los jugadores blancos y las instituciones se le realizó un pasillo y se le otorgó a Aranda una placa conmemorativa entre aplausos.

No decayó el ritmo de juego en la segunda mitad en la que se produjeron las primeras sustituciones en la entidad blanca para despertar los aplausos de la afición. Un público que se rompió las manos cuando fue el local Luis Milla el sustituido.

Más allá de Milla, Balboa fue el siguiente jugador más venerado de los blancos, y es que, además de ser el más mediático, era el que más espectáculo ofrecía. Tanto es así que se inventó una genialidad con bicicleta incluida para anotar el cuarto de los suyos, pese a que los turolenses habían salido a la segunda mitad con más insistencia para buscar su gol.

Lo buscó el conjunto mudéjar por todos los medios y pudo encontrar su premio a través de una falta en la frontal del área cerca del final del partido que transformó Valentín para colocar el 1-4 en el marcador. Un resultado con el que se cerró el partido y una tarde para el recuerdo en Pinilla. Con el choque finiquitado las figuras blancas quisieron tener un último gesto con las gentes de Teruel al hacerse algunas fotos con los más pequeños antes de despedirse.

Honor también a Ángel Aranda por su labor como técnico

En el descanso entre la primera y la segunda mitad los jugadores de ambos clubes y las instituciones colaboraron para llevar a cabo un reconocimiento al técnico de los veteranos turolenses, Ángel Aranda. Entre todos formaron un pasillo en el túnel de vestuarios e hicieron que este lo recorriera entre aplausos hasta que al final del mismo se le entregó una placa conmemorativa para reconocer su labor al frente del banquillo de los veteranos rojillos.