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La Puebla de Híjar, una cantera  de deporte, valores y comunidad La Puebla de Híjar, una cantera  de deporte, valores y comunidad
Los participantes en el campus, más de 70 niños y niñas, posan en una foto de familia en las gradas del pabellón municipal. Pablo Bello

La Puebla de Híjar, una cantera de deporte, valores y comunidad

El XI Campus del Zafán FS refuerza la identidad deportiva y social del pueblo

Desde el 28 de julio y hasta el 8 de agosto, el pabellón municipal de La Puebla de Híjar se convierte en un hervidero de energía, ilusión y fútbol sala con la celebración del XI Campus del Zafán Fútbol Sala. Esta iniciativa, ya consolidada como uno de los eventos más esperados del verano en el Bajo Aragón, reúne a más de 70 niños y niñas de entre 5 y 15 años, que cada mañana participan en entrenamientos, juegos y dinámicas pensadas para fomentar el compañerismo y el crecimiento personal. El campus, que se celebra en horario de 10:00 a 13:30 horas, no es solo una actividad deportiva, sino también una experiencia educativa y social. Los participantes se dividen en tres grupos según la edad, lo que permite ajustar los contenidos a su nivel de desarrollo. Mientras los mayores trabajan aspectos técnicos del fútbol sala, los más pequeños combinan el balón con juegos lúdicos que aseguran la diversión. “Lo importante es que se lo pasen bien”, asegura Pedro Bello, organizador del campus y miembro de la directiva del club, quien también fue alumno y monitor en ediciones anteriores.

La propuesta, organizada por el Zafán F.S. con el respaldo del Ayuntamiento de La Puebla de Híjar, mantiene desde sus inicios una filosofía clara: hacer del deporte un espacio inclusivo, formativo y accesible. Con precios populares (40 euros por semana o 60 por la quincena completa), se garantiza que cualquier familia interesada pueda participar, sin que el coste sea una barrera. La respuesta este año ha sido abrumadora. Las plazas se agotaron rápidamente, reflejo del gran interés que despierta esta actividad. “En los dos primeros días ya teníamos el 70% del aforo cubierto. Es una pasada”, comenta Bello, visiblemente satisfecho. “Nos encantaría admitir a más chavales, pero queremos mantener la calidad y que no se nos vaya de las manos”, añade.

Los más pequeños inscritos en la actividad organizada por el Zafán FS tienen 5 años y los mayores, 15. P. B.

Uno de los puntos fuertes del campus es la cercanía entre monitores y alumnos, que en su mayoría son vecinos del mismo pueblo o de localidades cercanas. “Eso es lo que lo hace tan especial: todo queda en casa. Aquí se crea un ambiente de familia”, explica Pedro. Esa familiaridad es precisamente lo que permite trabajar no solo aspectos deportivos, sino también valores esenciales como el respeto, la constancia, la amistad o el sentimiento de pertenencia al club y al pueblo.

“Intentamos que los niños sean buenas personas, que se conozcan entre ellos y que hagan amistades que les acompañen toda la vida”, añade.

El ambiente que se respira en el pabellón es distendido, alegre y, al mismo tiempo, profundamente comprometido con la educación en valores. Para muchos niños y niñas, esta experiencia representa su primer contacto con el Zafán F.S., y en muchos casos acaba siendo la puerta de entrada al equipo. “Del campus han salido muchísimos jugadores del club. A mí mismo me pasó. Primero estás entrenado por tus ídolos, y con el tiempo acabas jugando a su lado”, recuerda con una sonrisa.

Desde el club se valora la oportunidad de organizar este evento como algo más que un simple compromiso: es un orgullo. “Es todo un honor ver a tantos niños ilusionados por venir al campus y sentir lo que es el Zafán”, afirma Bello. La implicación del Ayuntamiento también ha sido clave, proporcionando el apoyo logístico y las instalaciones necesarias para el desarrollo de la actividad. “Nos ayudan en todo lo que necesitamos, son un respaldo imprescindible”, reconoce.

Vocación de futuro

Con once ediciones a sus espaldas, el Campus del Zafán F.S. se ha convertido en un referente deportivo y social en La Puebla de Híjar, un espacio donde los más jóvenes crecen como deportistas, pero también como personas, en un entorno seguro, motivador y lleno de ilusión.”Queremos que cuando acabe el campus, los niños se lleven un recuerdo bonito. Que se sientan parte de algo especial, que sepan que el Zafán es capaz de muchas cosas, y todas son buenas”, concluye Pedro Bello, que ya piensa en futuras ediciones con la misma pasión con la que un día él mismo se calzó las zapatillas para vivir su primer campus.

Con el apoyo del Ayuntamiento, la implicación del club y la ilusión renovada de cada generación, el campus se proyecta hacia el futuro como una cantera de ilusiones y un pilar fundamental para seguir construyendo comunidad a través del deporte.

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