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Lagunas regresa a Jumaya con tres puntos bajo el brazo Lagunas regresa a Jumaya con tres puntos bajo el brazo
El Calamocha vuelve a ganar. J.L.R.

Lagunas regresa a Jumaya con tres puntos bajo el brazo

El Calamocha vuelve a ganar nueve jornadas después
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José Luis Rubio
El Calamocha hizo bueno el dicho de “entrenador nuevo, victoria segura” y rompió la racha de nueve partidos sin ganar que arrastraba hasta la salida de Humberto Arto del banquillo calamochino. Sergio Lagunas regresó al banquillo de Jumaya con tres puntos debajo del brazo que sirven para dar tranquilidad al club del Jiloca. La pírrica victoria calamochina por 1-0 deja al equipo en la zona media de la clasificación.

Arrancó con fuerza el Calamocha, dispuesto s adelantarse en el marcador para no dejar lugar a ña especulación.  Lagunas buscó en el partido de su regreso a Jumaya un dibujo conocido. El nuevo míster se mantuvo fiel a su clásico 4-4-2 con una zaga compuesta por Lorente su archiconocido Oberé, Monge y Álex Navarro en la posición que hasta ahora ocupara De La Fuente, Dela, que vio el partido desde la banda después de que la llegada de Laguna coincidiese con su salida del vestuario.

En el centro del campo recuperó protagonismo Albajara, uno de los jugadores de la etapa anterior del técnico y hombre de su confianza, mientras que en la punta del ataque local volvió a brillas Morales quien, acompañado por Otín puso la pimienta necesaria para amedrentar a toda la zaga visitante.EL Calamocha salió al césped derrochando ambición y construyendo un sin fin de jugadas, sobre todo por la banda derecha por la que ganaba profundidad Marcos, haciéndose acreedor de la confianza de su míster. Sin embargo, la ocasión más clara de los colorados llegó cumplida la media hora de la primera mitad cuando Albajara botó una falta desde la mitad del campo contrario que un compañero peinó obligando al ex calamochino Albero  a una vistosa estirada para evitar que el balón cruzase la línea de gol.

Los del Jiloca sacaron una versión diferente del juego exhibido hasta la fecha, mucho más vertical el incisivo, volcando efectivos en el campo contrario en busca de un gol. Éste llegó en el minuto 33 cuando Morales aprovechó un saque de esquina puesto en juego por Albajara para rematar de cabeza en el segundo palo, inalcanzable para Albero.

Llamó la atención la actitud con la que se plantó en el terreno de juego del conjunto de Lagunas, con la mirada seria y la cabeza gacha, consciente de     que todavía le quedaba mucho trabajo por delante para volver a degustar las mieles de la victoria. 

Falo recurrió a la falta para abortar una incursión de Trullén cerca de la medular. El Almudévar acumuló efectivos en el área de Unai en busca del empate mientras el meta local, muy serio todo el partido, ordenaba a su defensa. El jugador del Almudévar colgó con puntería el balón en la olla pero ningún compañero suyo acertó a rematar con peligro.

El tramo final de la primera mitad sirvió para que el Almudévar pusiera una marcha más para probar la consistencia del sistema calamochino. Pero fue en vano porque la pizarra de Lagunas, plasmada con criterio sobre la pradera de Jumaya, impidió que las llegadas visitantes supusieran una verdadera amenza.

Tras la reanudación la desesperación del Almudévar le hizo mantener el altísimo ritmo con el que había terminado los primeros 45 minutos. El partido entró en una fase de cuerpo a cuerpo provocada por las prisas de unos y las ganas de dejar correr el tiempo de los otros.

Lagunas abrió el tiempo de los cambios dando entrada a refresco en el centro del campo. Con Salcedo y Gomes el medio campo calamochino recobró el poco control que se tuvo de esa zona del terreno de juego en la primera mitad y que el paso de los minutos y las prisas de los zaragozanos se había desdibujado.

La mejor ocasión de la segunda mitad la tuvo en el 66 Monge después de que Otín dejase sentado a su defensor y cruzase un balón cargado de peligro al área pero que el calamochino no pudo aprovechar.

Y si el partido había emocionante, en el último cuarto de hora aún lo fue más con los equipos volcados en busca del gol. Los calamochino trataban de encontrar la tranquilidad que les daría un segundo tanto y el Almudévar se desesperaba en busca del empate.

Eso se trajo en transiciones trepidantes en las que los puntas de los dos equipos trataban de sacar ventaja de su velocidad. Sin embargo, el orden defensivo de las dos formaciones desbarató cada ocasión.

Un de las trepidantes de los últimos compases la protagonizó  el delantero visitante Kombe que se deshizo a base de fuerza y virtuosismo de hasta tres rivales calamochinos que se desesperaban por arrebatarle la pelota de los pies. Kombe llegó a la línea de fondo pero  no encontró a ningún compañero para culminar su hazaña.

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