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Los de Pitu Lerga alargan el sufrimiento una semana más (0-0) Los de Pitu Lerga alargan el sufrimiento una semana más (0-0)
Los mineros buscan sus opciones a balón parado. Juan Hernández

Los de Pitu Lerga alargan el sufrimiento una semana más (0-0)

Los utrillenses consuman un empate que no termina de sacarlos de la zona de descenso
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Suma y sigue en pos de la permanencia para un CD Utrillas que en feudo de la AD Almudévar consiguió mantener su portería a cero y anotarse un punto más en su casillero. Y es que a estas alturas de campeonato todo lo que sea sumar es bueno y así lo entendió el equipo de Pitu Lerga, que jugó un partido perfecto en lo defensivo y sólo le faltó aprovechar alguno de sus pocos acercamientos para sacarle todo el provecho a su buen encuentro. Con ésta los mineros acumulan ya seis jornadas sin conocer la derrota y aunque sólo han ganado un partido en tres de esas jornadas no han encajado ningún gol.

De salida ambos conjuntos entraron al partido bastante bien, con muy buena actitud para disputar los balones divididos y un gran ritmo físico a la hora de recuperar la pelota. Así, el primer acercamiento no tardaría en verse y sería local apenas transcurridos un par de minutos, cuando Ros colgó un buen centro al área y testarazo del killer local Marcos se fue fuera cerca de la portería utrillense. Una jugada que no significaba ningún tipo de dominio por parte de los oscenses, pues los primeros compases del duelo estuvieron marcados por una aguerrida igualdad sin apenas consecuencias en las áreas. Hasta que en el minuto 10 el Utrillas conseguía estirarse por primera vez con peligro y tras un buen centro lateral sólo le faltó una buena finalización de Aritz para golpear primero, pues fue una ocasión muy clara. Aunque la cosa pudo ser peor ya que en el siguiente ataque de los locales Marcos recogía un buen balón directo a la espalda de la zaga turolense y en el mano a mano su remate cruzado lo sacaba Marcos Lainez con una intervención de mucho mérito. Y poco después, antes de cumplirse el cuarto de hora, el Almudévar dispuso de la mejor del primer periodo en un contragolpe muy bien montado por Cirac por el costado que se hilvanó después de manera colectiva para terminar con el remate de Marcos en el segundo palo y algo forzado directamente al lateral del poste de Marcos Lainez.

Ante tal panorama, con el rival crecido en lo anímico y teniendo posesiones tan cortas, el once de Pitu Lerga apostó por mantener el orden táctico y dedicarse en cuerpo y alma a lo defensivo, consiguiendo de esta manera rebajar poco a poco el ímpetu de un Almudévar que hasta el tiempo de descanso jugaría muchos minutos en la parcela minera pero sin verticalidad. Los discípulos de Carlos Gállego lo buscaron de distintas maneras y hasta tres cuartos de campo manejaron el balón con fluidez, pero a partir de ahí se toparon con el muro utrillense y baste decir que ya no tendrían ninguna tan clara, pues la única opción de peligro real llegó a la media hora con una falta en la frontal bastante centrada pero que el especialista Ainoza estrelló en la barrera.
Impecable en defensa en la primera al Utrillas sólo le había faltado cazar algún contragolpe y llegar a área contraria, pero en el reinicio lo lograría en apenas un minuto, ganando una peligrosa falta indirecta en la frontal que Adrián Hernández estrelló en la espalda de uno de los once jugadores locales dentro del área. En todo caso sería una acción aislada ya que de nuevo la igualdad y la poca calidad de las posesiones de unos y otros marcaría el juego durante muchos minutos y el siguiente acercamiento reseñable no se vería hasta la hora de juego, en una jugada embarullada en área visitante que reclamó la expectación de toda la grada pero que finalmente quedaría en nada y no tendría consecuencias.

Así, sin nadie capaz de llevar el control ni de acercarse a portería con buenas ideas, con la posesión repartida y nunca demasiado larga, el choque entró en el tramo final emocionante pero con claros visos de que no hubiera goles. El Utrillas había jugado un partido muy cómodo en lo defensivo y un Almudévar sin filo en sus intentonas hacía tiempo que había optado por la seguridad, jugando con mucha precaución y cierto miedo a cometer un error garrafal.

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