Síguenos
Edison Aguilar, creador y director artístico de Brincadeira: Edison Aguilar, creador y director artístico de Brincadeira:
Edison Aguilar, durante una actuación de Brincadeira. Brincadeira

Edison Aguilar, creador y director artístico de Brincadeira: "La percusión es el corazón, un sonido grave que te entra por el estómago y te da alma"

La batucada catalana regresa este sábado al festival Tamborile de Mezquita de Jarque por tercera vez
banner click 244 banner 244

En algo menos de 20 años Brincadeira ha pasado de ser una batucada al uso a una de las compañías musicales y escénicas españolas mas conocidas y respetadas fuera de nuestras fronteras. Funden con naturalidad sonidos brasileños, riffs heavys de guitarra, hiphop o ritmos regetonianos. Y lo mismo actúan en el Nou Camp ante decenas de miles de personas que ponen patas arriba un pueblo de menos de 100. Hace un mes actuaron en Escucha, este sábado van al Festival Tamborile y durante la Vaquilla se dejarán oir en la Peña del Ajo.

-Esta será la tercera ocasión que toquen en el Tamborile de Mezquita de Jarque... ¿les apetece el festi?
-Mucho. Estuvimos en el primer Tamborile y tanto para ellos como para nosotros fue un aprendizaje. Después regresamos  años más tarde y notamos que había mucha más profesionalización por ambas partes. Y ahora volvemos tras la pandemia en lo que es algo así como el renacer. Tamborile, que apuesta por la cultura de calle y de charanga, es algo muy grande.

-¿En qué formato acudirán a Mezquita de Jarque?
-Llevaremos el espectáculo Vertical, que es intinerante, de calle. Lo estrenamos en 2015 y ha viajado por Austria y Croacia. Se base en nuestra experiencia como agrupación radicada en Barcelona, una curiosa ciudad que combina la montaña con el mar. Se inspira en un fotógrafo que, hace años, me decía que Barcelona es una ciudad muy vertical. Y el resultado es un espectáculo muy urbano y actualizado, que funde los ámbitos más tradicionales de Cataluña con los más cosmopolitas.

Camino

-¿Cómo ha sido ese camino que separa la batucada de 2004 de la compañía internacional de percusión que es hoy Brincadeira?
-Desde que puse en marcha el proyecto ha habido muchos cambios, pero siempre hemos mantenido ese matiz de calle que define la batucada. Pero nunca hemos renunciado a abrirnos fronteras, y lo mismo podemos estar en un pueblecito encantador como Mezquita que en un escenario enorme con guitarras eléctricas y baterías heavys. Nuestra filosofía ha sido siempre no tener canciones, sino espectáculos, y hemos intentado aprender de cada compañía con la que hemos actuado.

-¿Cómo ha pasado la pandemia para ustedes?
-Veníamos de hacer 130 actuaciones en 2019 y estábamos agotados. En enero y febrero de 2020 llevábamos 25, y habíamos decidido descansar un poco cuando llegó la pandemia. Afortunadamente teníamos estabilidad económica, y aprovechamos el parón para hacer talleres de percusión online, y crear un espacio para que los niños, que de repente tenían mucho tiempo libre, pudieran trabajar la percusión desde sus casas. En 2021 se nos cayeron varios festivales internacionales pero lo salvamos con la Mercè de Barcelona y alguna cosa en el País Vasco. Y 2022 empezó con dudas, pero todo se ha disparado. Estamos en cifras un poco absurdas de trabajo, más que 2019... la de Tamborile será la número 49 de este año.

-Ha mencionado los talleres de percusión, que desde siempre han acompañado a Brincadeira, ¿no?
-Sí. Este año lo acabamos con 300 alumnos, entre niños y padres. Trabajamos con niños desde los 7 años, en barrios complejos de Barcelona, con menos recursos. Algunos se integran en Brincadeira a partir de los 18 y otros forman sus proyectos, en la música o fuera de ella. Nos gusta unir gente que tiene recursos económicos que les permiten estudiar y formarse, con otros jóvenes que lo tienen más difícil, porque en esa unión todos ganan. Y no se trata de enseñarles solo a tocar, sino a que sean capaces de producir su propia vida.

Inspiración

-Brincadeira significa ‘broma’ en portugués... ¿El ámbito brasileño sigue siendo su máxima inspiración?
-Mis padres son brasileños y he escuchado mucha samba, pero precisamente por eso siempre me ha gustado el heavy, he tenido épocas de música celta, de hiphop, y ahora en la calle suena reaggetón... Me gusta la fusión, la integración de ritmos y saber adaptarme a todas las músicas que se escuchan en la calle. Y sí, brincadeira es un juguete, una broma, algo divertido, una actitud ante la vida... y nosotros nos pegamos el show bricando.

-Hay muchos géneros musicales y cada cuál ama unos y aborrece otros... pero nadie puede resistirse al embrujo de la percusión. ¿Por qué?
-Es lo más primitivo que existe. Un golpe, y otro, y otro... y hemos conectado. Es puro movimiento y el sonido grave de un tambor te entra por el estómago y te da alma. Es nuestro corazón. Luego cada instrumento que entra lo enriquece, pero lo básico, el latido de nuestro corazón, es la percusión.

-¿Es verdad que los brasileños o los africanos nos dan mil vueltas a los occidentales tocando percusión?
-Cada cultura genera sus necesidades. Cualquier cosa vale para tambor, pero un piano cuesta mucho dinero. Por eso occidente está más avanzado en ese sentido. Pero nadie es único, ni es interesante ver quién es mejor en algo. Es cierto que en Brasil mamas la música desde niño, pero mira en Valencia cómo tocan los instrumentos de viento. ¿Y los tambores de Calanda qué me dices? La música es algo cultural, y no hay culturas mejores que otras.

El redactor recomienda