

Judith Díaz, violonchelista: “Un concierto en directo es una experiencia que nos transforma a todos, público y músicos”
La catalana forma parte del MSM Quartet, que ha girado por las Cuenca Mineras de la mano de MusethicaJudith Díaz forma parte del cuarteto MSM de música de cámara que durante la tercera semana de junio giró por nueve pueblos de las Cuencas Mineras, en la segunda edición del ciclo organizado por Musethica en esta comarca de Teruel. De regreso ya en Maastricht, donde reside desde hace diez años, Díaz califica de “intensa” e “impactante” una experiencia que espera repetir.
-¿Cómo fue su periplo por las Cuencas Mineras turolenses?
-Muy intenso. Es la primera vez en mi vida, y creo que hablo también por mis tres compañeros del cuarteto, que hago trece conciertos en seis días. Estaba un poco preocupada, porque eso es mucho. Y cuando solo dependes de ti pues sabes cómo te encuentras ese día y lo que puedes hacer. Pero en un cuarteto dependes de ti y de otras tres personas, que también pueden estar cansados, tener dolores o cualquier otro problema. Una de las cosas que he aprendido es que el cuarteto somos capaces de movernos como una sola persona incluso en circunstancias tan especiales.
-En realidad ustedes lo tuvieron un poquito más fácil porque MSM Quartet es un cuarteto experimentado, no entraron en contacto a través de Musethica, y ya se conocen de sobra, ¿no?
-Eso es cierto. Entre nosotros sabemos leernos con más rapidez, y además tenemos por costumbre ser muy abiertos, para que si alguien está cansado o de bajón el resto lo sepa y pueda actuar en consecuencia.
-¿Cuál de los conciertos fue más especial?
-Todos fueron maravillosos por el espacio y el público. Pero me impactó mucho tocar en el CPEE Gloria Fuertes de Andorra. Nosotros hacemos proyectos sociales en Maastricht y hemos tocado ante personas con necesidades especiales, pero uno no se espera un colegio tan bonito como ese, con una comunidad de profesores y alumnos tan excelente, que te abraza cuando llegas, que te hace estar tan a gusto. Y no tiene precio ver el impacto que puede tener tu música. Hay niños que se pasan el día gritando, que pueden llegar a ser violentos incluso, y de repente se quedan tan calmados escuchando, se quedan dormidos, incluso... Yo algo tan fuerte no lo había vivido.
-¿Es su primer gira con Musethica?
-Así es. De momento no se hacen en Holanda y yo fui muy pesada, les envíe muchos mails porque quería participar. Quería pasar por esa experiencia y espero que no sea la última vez.
-¿Por qué? No supone ingresos para ustedes y les ocupa unas fechas en las que sí podrían tocar cobrando por ahí...
-No hemos ganado dinero pero sí otras cosas. Además de llevar la música a sitios donde no es fácil que llegue, tenemos clase de profesores increíbles a los que admiramos. Esa semana estuvimos con Johanna Staemmler, que es violinista en el Armida Quartett. Tenerla con nosotros dándonos clase y con el seguimiento que supone convivir toda la semana es un lujo que no tiene precio.
-¿Entre conciertos y ensayos cuanto tiempo tocaban al día?
-Todo el tiempo. Solo comíamos, dormíamos y hacíamos una pequeña siesta al mediodía porque hacía mucho calor, pero desde las 9 de la mañana ya no hacíamos otra cosa.
-Es usted hija de Nino Díaz y formas parte de la Fundación que lleva su nombre. Uno de sus principales objetivos es precisamente ese de llevar la música a cada rincón de España.
-Correcto. Mi padre siempre ha creído en eso. Gran Canaria y Tenerife son muy culturales y tienen orquestas increíbles, pero en Lanzarote, de donde somos originarios, no es así. Así que mi padre creó la fundación para llevar música clásica de cámara a escenarios de allí y ha atraído a gente muy buena, como José Luis Quintana o Ainhoa Arteta. Al principio costó mucho pero ahora está consolidad y hace muchas cosas, y de hecho he planteado a Musethica la posibilidad de hacer alguna colaboración.
-La música orquestal hace muchas décadas que está fuera del mainstream industrial... ¿la recepción entre el público es buena?
-No es buena sino buenísima. Mucho mejor siempre de lo esperado. Y eso que, como músicos, estamos formados para aceptar siempre cualquier fracaso. Estamos educados para dar lo mejor de nosotros mismos y aceptar que no necesariamente le tiene que gustar a todo el mundo. Pero la acogida en estos espacios es siempre excelente. Lo que sucede es que no puedes apreciar lo que no conoces, por eso es tan importante que en todos los lugares, y no solo en las grandes ciudades, se puedan escuchar conciertos de música en directo. Si queremos que se aprecie lo que hacemos, los músicos tenemos la responsabilidad de llevar esta música a todos los sitios, para que la gente la conozca, la disfrute, se lo cuente a su vecino y esa comunidad vaya creciendo. La gente tiene derecho a que le guste todo tipo de música, por supuesto, pero la música en directo no es un estilo ni depende de los gustos, es una experiencia interesante y de la que siempre sales diferente. Pero no solo para los espectadores, sino para los músicos también. A veces tocas en un formato muy pequeño, ante muy pocas personas, y al final alguien se te acerca y te dice que ha sido el mejor día de todo el mes, o el mejor día de todo el año. Eso para un músico no tiene precio.
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