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María Luisa Sanz Feced, primera cartera de Teruel y protagonista del mes de enero del calendario 'Pioneras': “La gente del barrio de La Fuenfresca me sigue llamando ‘cartera’, me gusta mucho, eso es que se acuerdan de mí” María Luisa Sanz Feced, primera cartera de Teruel y protagonista del mes de enero del calendario 'Pioneras': “La gente del barrio de La Fuenfresca me sigue llamando ‘cartera’, me gusta mucho, eso es que se acuerdan de mí”
Ilustración de Elena Castillo para el mes de enero, en el que aparece María Luisa Sanz Feced subida en su moto de Correos

María Luisa Sanz Feced, primera cartera de Teruel y protagonista del mes de enero del calendario 'Pioneras': “La gente del barrio de La Fuenfresca me sigue llamando ‘cartera’, me gusta mucho, eso es que se acuerdan de mí”

"Cuando empecé había mucha correspondencia, repartíamos revistas, certificados y también el DIARIO DE TERUEL", rememora
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Cruz Aguilar
María Luisa Sanz Feced nació en Teruel en 1961 ya con sangre de cartera en las venas, puesto que tanto su padre como sus abuelos lo eran. Por eso, en cuanto pudo se presentó a una oposición que aprobó y, tras un año destinada a Madrid, en diciembre de 1989 se convirtió en la primera mujer cartera en moto en la ciudad de Teruel. Aparece en el mes de enero del calendario Pioneras, que cada año edita la Diputación de Teruel con el fin de que doce mujeres sirvan de ejemplo para romper esos techos de cristal que todavía ponen freno al potencial y las oportunidades de las mujeres.

-¿Quien le inspiró para ser cartera?

-Mi padre era cartero, mi abuelo subalterno, mi abuelo por parte de madre, también, así que lo he llevado en la sangre. Cuando era pequeña iba al colegio Juan Espinal, actual Pierres Vedel y, cuando salía, iba a la puerta de Correos que está al lado para esperar a mi padre, así que lo he visto muy de cerca siempre.

-¿Fue la primera cartera de Teruel?

-Estuve trabajando en Correos de auxiliar, pero cuando aprobé me destinaron a Madrid y vine a Teruel en diciembre de 1989, entonces sí estaba yo sola de cartera funcionaria, la única en moto y mujer.

-¿Por qué no había mujeres?

-Pues no lo sé, pero siempre había visto carteros, sí había mujeres pero de ejecutivas, en la oficina arriba. En Madrid sí había y en esa oposición aprobamos dos chicas de Teruel, una de Celadas y yo, pero ella se quedó en Madrid 2 o 3 años más.

-¿Y se fue a Madrid esos primeros años?

-Sí, tenía a mi hijo pequeño y lo dejé al cuidado de mi madre. Mi marido siempre me apoyó y yo no podía aprobar una oposición y luego no coger el puesto. La gente opinaba, porque había dejado mi casa para trabajar fuera, eran otros tiempos.

-¿Cómo le recibieron los compañeros cuando llegó a Teruel?

-No estaban muy por la labor, me conocían todos porque eran compañeros de mi padre, pero no estaban muy dispuestos a ayudar, no sé si por ser mujer o porque no tenían ganas de ayudar. Y luego, cuando iba con la moto, a la gente le llamaba la atención, porque entonces no llevábamos casco. Antes llevábamos una cartera grande, toda cargada, y colgada en la moto, que además cuando llegué me dieron la peor, la que no quería nadie, fíjate si iba dura que me dio una tendinitis.

-¿Qué zona le tocó?

-Al principio iba por todos barrios, como todo el mundo, pero luego me quedé con la Fuenfresca, que estaba toda en obras y los hombres me decían a veces cosas, unas veces bonitas y otras, pues no. Sí que era una novedad, aunque no me vi muy discriminada, cuando tocaba un timbre preguntaban “¿Cartera?, si aquí siempre ha venido un cartero”. Ahora me siguen llamando cartera, y me gusta mucho, porque eso es que la gente se acuerda de mí.

-¿En esos años había mucha correspondencia?

-Muchísima, mucha particular y también de los bancos. Repartíamos el DIARIO DE TERUEL, impresos, revistas, certificados, reembolsos… Incluso la nómina de los jubilados que habían trabajado en el extranjero, que les mandaban un giro internacional.

-¿El trabajo fue mermando con el tiempo?

-En el caso de cartas particulares, sí, pero había mucha correspondencia de bancos y también tarjetas postales de publicidad para hacer propagandas de sus productos. En mi época la mayor parte de las cartas eran de Ibercaja y la CAI, eran recibos y las mandaban a principios. También nos daban mucha faena los certificados, que tenías que anotar uno por uno y firmarlos, ahora con la tableta que llevan sólo hay que firmarlos. Otra cosa que hacíamos eran los giros y reembolsos, y tenías que cuadrar el dinero.

-¿Manejaban mucho dinero?

-Cuando estuve en Madrid muchísimo, incluso llevábamos vacunas contra reembolso a las farmacias, y entonces no te pagaban por el peligro que entrañaba llevar encima todo ese dinero.

-Usted se jubiló hace tres años. ¿Cómo fue ese trabajo de la última época con el reparto de pedidos por internet?

-Yo eso no lo viví porque me pasé al Ministerio de Defensa hace doce años y antes llevaba un tiempo en recursos humanos.

-¿Qué le pareció que le llamaran para este calendario?

-Pues al principio no quería ir, pero me animó mi marido. Me daba un poco de vergüenza y tampoco soy nadie tan importante, pero contribuyo un poco a la historia de Teruel.

-¿Y qué le parece la ilustración?

-Muy bien, me han puesto muy juvenil y la moto está con la cartera donde yo la llevaba.

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