

Verónica Martínez Amat, escritora valenciana: “No me gustan los héroes perfectos, sino los personajes que viven de forma coherente”
El Casino de Teruel acogerá este viernes (19.30 horas) la presentación de la novela histórica ‘Yo, templario’Fernando Castillo: cartógrafo de la memoria europea
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Verónica Martínez Amat (Petrer, Alicante, 1974) es filóloga inglesa y máster en Investigación Histórica. Ha publicado seis novelas históricas -El paso de los españoles (2011); El Secreto de Loarre, (2013); Mirada de Gato (2015, ampliada en 2019); Evocadora (2017); y El juramento de Tortosa (2020)- tres de género negro -La huida Parda (2015), Después de la huida (2016) y Una huida hacia la nada (2020), y el poemario Cazando vientos. Este viernes (19.30 horas) visitará el Casino de Teruel donde presentará su último libro, Yo, templario, publicado por el sello Istoría del grupo Planeta.
-¿Qué cuenta en su última obra?
-Una historia de lealtades, traición y lucha en el corazón de la Europa Medieval. Un sargento pícaro, sin un apellido que lo respalde, entabla una insólita amistad con un templario rígido y austero, y juntos viven una aventura que se encuadra a finales del siglo XIII, en la que se enfrentarán a aquellos que quieren ver destruida la Orden de los Templarios.
-¿Predomina la divulgación histórica o la ficción propia de la novela?
-Lo que más me interesa desde luego es la parte histórica, e invierto mucho esfuerzo en el proceso de documentación, que en este caso me ha llevado casi dos años. El libro es una novela de ficción, eso es cierto, pero no me limito a escoger una época y ambientar allí la trama, sin más, sino que soy muy rigurosa y mezclo la trama de ficción con el hecho histórico en el que se enmarca y sobre el que quiero hablar y contar cosas.
-Una novela sobre templarios es una ‘rara avis’ hoy en día, tras el aluvión que se produjo entre finales de los 90 y principios de los 2000...
-A mi me gusta escribir sobre aquellos episodios de la historia que han pasado de puntillas por los libros de historia, y en este caso me interesa sobre todo contar los últimos años de la Orden del Temple y su relación con los cátaros. Ese boom de novela sobre templarios tenía más que ver con lo esotérico y lo misterioso que se les atribuía, sobre lo que habría mucho que rascar. Yo me limito a los hechos históricos, a ese momento histórico en el que los templarios se enfrentan a la desaparición de la orden.
-En esas novelas los caballeros cada vez eran más épicos y ya les faltaba poco para salir volando. ¿Su novela les baja los pies a la tierra?
-Así es. En mis novelas los personajes se ajustan a su realidad tanto como es posible. No me gustan los héroes perfectos, sino las personas con sus defectos y sus virtudes, que llevan vidas coherentes con la época en la que viven.
-¿Había algo de cierto en toda esa mística templaria?
-De entrada no se puede saber. La orden fue especial por el poder que consiguió, y de todo el simbolismo que se le atribuye habrá cosas ciertas y cosas que no lo sean. De las Cruzadas a Tierra Santa hay mucha documentación porque todo se registraba. Yo me he centrado en los últimos años de la orden y en su relación con los cátaros, que eran herejes para la Iglesia Católica. Y pese a que la Orden del Temple seguía los dictados del Papa, he encontrado que muchas encomiendas templarias ayudaron a los cátaros a escapar de la Inquisición Francesa, en su camino desde Occitania hacia Cataluña, Maestrazgo, Castellón o Valencia.
-En sus anteriores novelas repasa periodos históricos muy diferentes.
-Cualquier cosa que no sea demasiado conocida en la historia oficial despierta mi interés. Por ejemplo, mi anterior novela El juramento de Tortosa habla de la Orden del Hacha, que fue una orden de armas integrada solo por mujeres, concedida por Ramón Berenguer IV después de que las mujeres de Tortosa evitaran que la ciudad fuera conquistada por los andalusíes. Tiene su parte de leyenda pero también su parte real, y es muy poco conocida. Y otro ejemplo parecido tuvo lugar en Palencia en el siglo XIV. Juan I de Castilla les concedió el derecho a ser nombradas Caballeros de Honor después de que las mujeres -los hombres estaban en la guerra- evitaran que las tropas inglesas del Duque de Lancaster tomaran la ciudad.
-¿Quedan muchas caras B de la historia para seguir investigando?
-Sí. Últimamente se están rescatando episodios de la historia poco conocidos, y eso está muy bien, sobre todo protagonizados por mujeres que estaban más invisibilizadas. Pero aún queda mucho por investigar y narrar.
-Cuando la historia no se conoce o se conoce mal, ¿hay culpa o dolo? ¿Se debe a que no todo queda bien registrado, o a que hay intereses por tergiversar la verdad?
-Hay de todo. Es verdad que, si hablamos del papel de la mujer en siglos pasados, este era prácticamente nulo excepto las cuatro que han trascendido y que todos conocemos. Hechos protagonizados por ellas estaban más ocultos porque siempre se ha dado más protagonismo a los hombres a lo largo de la historia. Creo que fue Santiago Posteguillo quien dijo que la historia la conforman tanto hombres como mujeres, y es bueno que se rescaten los episodios de los colectivos, en este caso el femenino, con menos protagonismo. Que esos episodios se mezclen con la leyenda y acaben un poco desdibujados es inevitable. Cualquier episodio histórico pasa por ese proceso a lo largo de los siglos, yo diría que entra dentro de lo natural.
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