Me dejaba asombrado Pablo Pombo, el analista político que participa en el programa En boca de todos (Cuatro), cuando me contaba el otro día que uno de los colaboradores del programa había venido con una corbata verde. Un hecho baladí en un principio, pero que cobró una sorprendente importancia al explicarme el significado de ese color en ciertos círculos de nuestra sociedad. Y es que el verde no es sólo un color. Es un acrónimo que significa Viva El Rey De España (V.E.R.D.E.). Así que llevar una prenda de este color en según qué momentos y en según qué circunstancias se asocia a declararse abiertamente monárquico.
Eso sí, no supo decirme si hay un verde para Felipe VI y otro para Juan Carlos I. O si hay un verde para Sofía u otro para Letizia… En el regreso del emérito a España he buscado el verde en todas las imágenes que nos llegaban de Sanxenxo y no había ni rastro. Se imponía el rojo y el rosa, colores sin acrónimos conocidos (al menos, por el momento). Colores llamativos mientras el emérito hacía su paseíllo ante los 200 medios acreditados, estrechando más de 30 manos, acercándose a los curiosos congregados allí para agradecer el cariño y haciendo lo que mejor sabe hacer Juan Carlos: repartir mientras en Zarzuela se subían por las paredes.
No es una visita cómoda para Felipe VI. Menos aún para doña Sofía, que ponía un océano de por medio (aunque el lunes se verá con su marido en Madrid para la foto oficial). ¿El motivo? Que afea la imagen de la Corona en un momento en el que hay voces dentro del Gobierno que apuestan abiertamente por preguntar si ha llegado el momento de plantear a los ciudadanos si queremos seguir siendo una Monarquía. Les recomiendo que escuchen el podcast de Spotify XRey, donde se narra de forma detallada el reinado de Juan Carlos I, con sus luces y sus sombras.
Entenderán al hacerlo que el principal fin de los Borbones, el que les graban a fuego desde la cuna, es preservar la Monarquía por encima de todas las cosas. Lo hizo el padre del emérito, Juan de Borbón, y lo está haciendo ahora Felipe VI, que ha extirpado de la institución todo lo que podía oler a podrido (incluido su propio padre). Desde Zarzuela sabe que no pueden impedir que Juan Carlos vuelva a España, pero tienen claro no debía hacerlo ni ahora, ni de esta manera. Si bien es cierto que el emérito no tiene causas judiciales en nuestro país (unas por haber prescrito, otras por su inviolabilidad, otras por haberlas regularizado fuera de plazo…), la imagen que ofrece de la Corona es la opuesta a lo que que quieren transmitir desde Zarzuela.
Dicen que Juan Carlos está descontrolado; que los años han hecho que pesen más sus caprichos que su obsesión borbónica por preservar la imagen de la Corona. Una imagen que ha ido perdiendo el brillo ganado durante la transición tras hacerse públicos los sonrojantes episodios ya por todos conocidos y que han hecho del campechano una incómoda piedra en el zapato de la institución.
Mañana, Juan Carlos se verá cara a cara con su hijo tras dos años sin dirigirse la palabra. Estará Sofía para la foto. A Letizia no se le espera. Y pese a que se ha dicho que el emérito viajará por la tarde de regreso a su residencia oficial en Abu Dabi, otros aseguran que alargará su estancia en España visitando a un amigo en Barcelona el martes.
Nadie lo sabe, ni siquiera la Casa Real. Y eso preocupa mucho en palacio, donde Juan Carlos ha generado numerosos quebraderos de cabeza en privado y ahora también en público. Nadie puede negar que el emérito le está echando un pulso a su hijo y a toda la institución. Antepone nuevamente sus intereses personales a los de la Corona. Regresa dándose un baño mediático que irrita a Felipe VI (que ha optado por un perfil bajo para capear el temporal y preservar que Leonor pueda llegar al trono). Por eso los colores son tan importantes en la foto de mañana. ¿Se pondrá el emérito una corbata verde como símbolo de sumisión a su hijo, el rey? ¿Lucirá Felipe VI una corbata verde en un gesto de autoridad frente a su padre, el emérito? Esto promete.
