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¿Sabemos amar? ¿Sabemos amar?
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Camino Ibarz

A juzgar por los datos, no. Escuché la semana pasada en la SER, al hilo de la noticia sobre Claudia, la última mujer de 17 años asesinada por su pareja, que hay 836 menores de edad protegidas de alguna manera por la policía, incluidas en sistemas de seguimiento y vigilancia, viviendo en alerta cada día porque alguien que dice quererlas las acosa o amenaza. Es un 26% más chicas que en febrero del año pasado. Los datos del Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén), que el Ministerio del Interior puso en funcionamiento en 2007, demuestran que el problema de la violencia machista, para algunos inexistente, se acrecienta. De hecho, ha aumentado un 40% el número de chicos que no ven el problema y 1 de cada 5 adolescentes varones creen que es un invento feminista. Y así, de bruces con la cruda realidad, 8 mujeres asesinadas ya en lo que va de año.

Hoy es el día de los enamorados, horterada consumista y pseudo romántica que me horroriza, que ensalza un amor de pega y que creo ayuda a desvirtuar el amor. Es un horror contemplar el goteo de asesinatos y me angustia porque algo estamos haciendo mal como sociedad. Recuerdo a Manuela Carmena defender en el Congreso del Amor celebrado en noviembre en Teruel, que hacía falta enseñar a amar a los niños y niñas. Habría que seguir su consejo, y a la luz de los datos, reivindico que hablemos del amor, que lo expresemos, e incluso lo hagamos, ligado a conceptos como respeto, generosidad, complicidad, libertad, admiración, alegría, querencia.

La RAE ofrece hasta 14 definiciones: sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser; sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y cr ear (aunque en ambas eliminaría yo lo de la “propia insuficiencia” y lo de que “nos completa” pues parte de la premisa de que un ser está incompleto y eso me chirría). Otras son: Voluntad, consentimiento; objeto de cariño especial para alguien. En ningún caso, se encuentra la acepción: posesión o la maté porque era mía.

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