Síguenos
¡Vaya la que tenéis liada! ¡Vaya la que tenéis liada!

¡Vaya la que tenéis liada!

banner click 244 banner 244
Camino Ibarz

¡Vaya la que tenéis liada! Una expresión que he usado en los últimos meses a modo de saludo cuando me he encontrado con alguna persona vinculada a la política, militando en partidos muy diferentes. Porque es que no se libra ninguno y todos están aportando motivos para salir en los papeles. Obtengo como respuesta generalmente una media sonrisa y cara de circunstancias, a veces, una explicación apasionada.

Lejos de mejorar la situación de cara a la cada vez más próxima cita con las urnas, tenemos que asistir a un sainete protagonizado por un anciano animado por 52 diputados. Los partidos políticos son instituciones que pierden prestigio cuando más necesarias son. Los casos de corrupción y los comportamientos poco éticos de los gobernantes no ayudan, tampoco, el espectáculo de ver cómo diputados elegidos por unas listas, luego cambian y pasan a formar parte de otras, a cambio de seguir o conseguir cargos, vulnerando cualquier principio ético y político decente.

No me extraña la desafección por la política y que los partidos pierdan apoyos ciudadanos. Apoyos que intentarán volver a conquistar las maquinarias electorales que llevan semanas muy activas desplegando estrategias de marketing para conseguir el poder. Me están poniendo muy difícil lo de ir a votar con ilusión y convencimiento dentro de 62 días. Me intento animar pensando en que soy una afortunada que puede reflexionar para tomar la mejor decisión mientras estoy cultivando el huerto. Pero tampoco sirve de consuelo pues el contacto directo de mis manos con la tierra me trae a la cabeza el poco sentido común y el egoísmo que impera en la gestión del medio natural, en los desmanes que estamos haciendo y dejando hacer y que comprometen el futuro de algunos territorios. Proyectos que van a estropear montañas majestuosas y sierras maravillosamente vírgenes, para siempre. Creo que tenemos un problema con los partidos, a veces dudo de que sean instrumentos capaces de captar y representar los intereses y angustias de una mayoría social dibujando horizontes certeros de convivencia e ilusión.

El redactor recomienda