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Nuria Andrés

La memoria es el ser más odiado por el ser humano. Cuando era pequeña, pasaba horas sufriendo por las personas que vivían en chalets, me daba miedo que sé convirtieran en objetivo de unos ladrones en busca de dinero porque, obviamente, un chalet era mucho más apetecible que un piso de cualquier bloque de edificios. Me pasaba las tardes pensando qué pasaría si de mayor conseguía comprar un chalet y un día decidieran entrar a robar. Luego, cuando crecí me di cuenta que, probablemente, yo nunca tendría un chalet pero, seguro, que los que sí poseían uno tendrían muchas más razones para preocuparse por mí que yo por ellos.

Pues de esta anécdota me acordé cuando vi a todo el mundo echarse las manos a la cabeza después de que el Gobierno aprobara el impuesto a las grandes fortunas. Así estaban una decena de personas, graduadas, varias de ellas con posgrado, varios contratos fraudulentos a sus espaldas y cobrando el salario mínimo, pero inquietos por si un día su preocupación ya no es si pueden pagar el bizum de un regalo de cumpleaños sino el hecho de tener una riqueza de tres millones de euros.

Todo un escándalo eso de que un millonario tenga que pagar un poco más de impuestos. La realidad española no es la de una mayoría de terratenientes que pueden permitirse pagar una Sanidad privada y que saben con certeza que nunca necesitarán de ayudas del estado. Más bien, la realidad de nuestro país es la de un territorio donde los jóvenes huyen para encontrar salarios dignos, ser mileurista ya es un logro y tenemos la suerte de que, si un día, caemos enfermos, ir al médico no nos cuesta una deuda para toda la familia.

Y cuando veo a gente sentir lástima por los millonarios, me acuerdo de los momentos más duros de la pandemia. A todos se nos ha olvidado eso de que a cientos de personas se les negó la asistencia médica por falta de recursos. Y sí, es mucho más divertido preocuparse por si un día te haces millonario, pero, no nos engañemos, es más probable que acabes haciendo uso de una Sanidad que se financia con dinero público antes que el Gobierno te elija para quitarte un poco más de impuestos.

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