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Borrando a Gala Borrando a Gala

Borrando a Gala

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Javier Silvestre

Es paradójico que el mismísimo Ministerio de Igualdad haya usado una fotografía para reivindicar la homosexualidad de García Lorca en la que se ha borrado, precisamente, a una mujer. Gala, la compañera fiel de Dalí, es la que aparece realmente en el regazo del artista del Empordà mirando al horizonte. Y no el poeta granadino. Pero eso qué más da. La Dirección General de Diversidad Sexual y derechos LGTBi publicaba un mensaje con una foto robada de internet donde se veía a Lorca sobre el pecho de Dalí que decía: “Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”. Un bonito mensaje emborronado por una instantánea falsa pero de la que se puede sacar todo un aprendizaje histórico, humano y literario.

A Lorca no lo fusilaron sólo por “ser homosexual”, sino que lo asesinaron por “socialista y masón” y además porque “se le atribuyen prácticas de homosexualismo”. Así consta en el informe de la Jefatura Superior de Policía de Granada que se redactó en 1965 sobre el ajusticiamiento del poeta un 18 de agosto del 36. Hay que recordar que durante la dictadura de Primo de Rivera la homosexualidad era un delito tipificado en el Código Penal. Con la llegada de la convulsa II República, ser homosexual dejó de ser ilegal (excepto en el Ejército) auqnue para muchos, ser gay o lesbiana seguía siendo una “aberración” que se relacionaba con la sodomía o la pedofilia. O que se consideraba directamente una enfermedad.

No es secreto que Lorca se encandilaba una y otra vez de hombres jóvenes a los que deslumbraba con su poesía. Es el caso de Rafael Rodríguez Rapún, que entró en la vida del poeta en 1933 y de quien se enamoró perdidamente pese a ser heterosexual. Las andanzas mujeriegas del secretario de la compañía de teatro ambulante que dirigía el poeta andaluz le llevaron a escribir una carta donde Lorca se confesaba: “La normalidad no es ni lo tuyo de conocer sólo a la mujer, ni lo mío. Lo normal es el amor sin límites. Pero se necesitaría una verdadera revolución. Una nueva moral, una moral de la libertad entera.”

Era una carta privada pero que evidencia cómo pensaba Lorca. Cómo actuaba Lorca. Cómo amaba Lorca. Es más, el poeta se enamoró poco después de un jovencísimo estudiante de 19 años llamado Juan Ramirez de Lucas, al que dedicó una serie de poemas llamados Sonetos del amor oscuro que vieron la luz en 2010, tras la muerte del que es considerado oficialmente la última pareja de Lorca. Fue el último de los muchos amores que tuvo Lorca desde su paso por la Residencia de Estudiantes en 1923, donde conoció a Dalí.

La relación entre Lorca y el pintor surrealista era otra cosa. Los dos tenían “un amor erótico y trágico, por el hecho de no poderlo compartir”. Así lo definió el propio Dalí en 1986. El pintor catalán sabía ya desde que se conocieron lo que sentía el poeta andaluz por él. Y jugó con sus sentimientos. Llegó a prometerle un encuentro sexual entre ambos si Lorca se acostaba con una mujer y Dalí podía presenciar la escena. Pero el catalán no cumplió su parte del trato. No hay nada más seductor que una negativa y ahí arrancó un trueque de cartas entre ambos que fueron una mezcla entre arte, amistad, literatura y tensión sexual no resuelta. De todas ellas, se conservan sólo 47.

Una visita a la casa museo de Dalí en Portlligat evidencia hasta qué punto el pintor surrealista era un genio de naturaleza caótica. Él mismo aseguró que la llegada de Gala a su vida, en 1929, “me salvó de la locura y de una muerte temprana”. Y claro, la musa de Dalí no soportaba a Lorca porque sabía del flirteo que se traía con su marido. Es más, se cuenta que Gala recortaba partes de las cartas que el poeta enviaba a Dalí y que llegó a destruir muchas otras. Por su parte, entre los documentos de Lorca se encontró una anotación que decía “Gala no me gusta”.

Seguro que la escena en la que Lorca apoya su cabeza sobre el torso desnudo de Dalí llegó a producirse, al menos en los sueños del poeta. Pero no está de más aprovechar estos bulos fotográficos del siglo XXI para aprender algo nuevo… Aunque sea a costa de ver cómo están borrando a Gala.

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